viernes, 25 de mayo de 2012

Hugo Correa y la literatura fantástica en Chile [por Aldo Astete]

5/25/2012 03:53:00 p. m.
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Hugo Correa y la literatura fantástica en Chile
Una breve aproximación a los problemas del campo literario fantástico.

Hace un año encontré en Valdivia, en la librería de viejo “Donceles Cafetelibros” un libro que cambiaría mis derroteros en la literatura, especialmente en la Literatura Chilena. Dicho libro me llevaría a escribir un artículo sobre “La mirada distópica de Hernán Varela en “Los Altísimos” de Hugo Correa” y posteriormente a centrar mis esfuerzos para realizar mi tesis de Magíster en su obra.
Gracias a este descubrimiento, comencé por contactarme con quienes estuvieran involucrados con la Ciencia Ficción en Chile: si bien, mi búsqueda fue poco ortodoxa, al utilizar lo que estaba más cercano a alguien que está del otro lado de la nada, Facebook fue el medio y rindió frutos. Ingresé al grupo de colaboradores de Cinosargo y tuve la posibilidad de conocer a su editor Daniel Rojas Pachas, quien me contactó con Pablo Espinoza Bardi y sus “Necrospectivas”. Más tarde, conocí a Emiliano Navarrete y su grupo, Chilenia Ucrónicas de La República. Luego apareció en este indagar Sergio Alejandro Amira y su “Identidad Suspendida”. Poco a poco fui descubriendo sitios de difusión de la nueva literatura de fantasía en Chile como: Puerto de Escape, Spira Mirabilis, Chile del Terror, Fantasía Austral, Erizo, Poliedro y ahora último, a Carlos Lloró y Kounboum de la serie “Inferno”. Pero esta es otra historia que aún está en desarrollo y que se la debo a Hugo Correa y a su obra “Los Altísimos”.
Curiosamente un día, en el terminal de buses de Puerto Montt encontré otra obra de Correa, “Los Ojos del Diablo” a un precio irrisorio, 1000 pesos. Me llamó bastante la atención y comencé a leerla enseguida. Esta novela, ambientada en el campo chileno, seguramente en la sexta o séptima región, tenía cierta similitud a un tipo de novela que en Chile gozó de bastante reconocimiento, pero que hoy, parece algo anticuada en su estética y temática. Sin embargo, al continuar su lectura descubrí un mundo perfectamente creado por el autor, en que la figura del diablo es una especie de personaje omnipresente, que mantiene al lector en una nebulosa, pues nunca aparece de manera física en el relato, manteniendo el suspenso opresivo en la lectura y en el desarrollo de las acciones de la obra.
Es lamentable que Hugo Correa haya sido uno de esos escritores ignorados por los campos de poder literario, que encumbrar a otros que no pasarán de ser un boom momentáneo, amparándose en la contingencia. No obstante, la buena literatura perdura y se mantiene actual y completamente contemporánea, pese a estar escrita en otra época. La obra “Los ojos del diablo”, fue escrita en 1972 y nótese que Ediciones Universitarias de Valparaíso se atrevió a editar 5.000 ejemplares, una cantidad casi inalcanzable para sus continuadores hoy en día. Surge la pregunta ¿Qué hace que una editorial se embarque en semejante edición para una novela y escritor que no logró pasar a la posteridad masiva de nuestra literatura, cómo es que suceden estas cosas?
Por otro lado, “Los Altísimos” es una novela publicada en su primera edición en 1951 y que ocho años más tarde, corregida y ampliada alcanzó la misma cantidad de ejemplares que “Los ojos del diablo” siendo considerada por Cedomil Goic una de las mejores novelas escritas en nuestro país, un país de grandes poetas.
Aventurándome a una hipótesis, que creo, es compartida por algunos escritores que se desenvuelven en el mundo de la literatura fantástica nacional, me atrevo a decir que se debe al desprecio editorial, político-literario y canónico que existe en nuestro país hacia una literatura de “evasión y poco seria” como le llaman algunos.
Lamentablemente, hablar de las pellejerías del hombre, e intentar dar consejos revestidos de sabiduría, es mejor visto para las editoriales y para el público en general, que tiene y puede adquirir libros nuevos en Chile; que imaginar mundos posibles donde en el peor de los casos, resulta ser el mundo en el que estamos viviendo y del cual muy pocos logran dar cuenta.
También se sabe que los contactos políticos, familiares, de poder y editoriales, hacen una gran diferencia a la hora de salir al mercado. Digo mercado, pues todos pretenden lucrar con un arte que debiera ser popular, democrático y accesible a la diversidad de lectores. Es verdad que el impuesto al libro es de una usura sin contrapeso en el resto de América, pero, a pesar de eso, hay un afán mercantilista en algunas de las editoriales independientes (que debieran ir en contra de lo establecido) que ofende al arte y a los artistas que terminan realizando autoediciones por medio de editoriales independientes que sólo buscan generar recursos para autoeditarse o editar a las amistades, jugando con el sueño de la opera prima. Creo, fehacientemente, que este mercado está enfermo, y que nos afecta a todos, pero particularmente a quienes pretendemos publicar y a los que ya han publicado, a quienes ya no están con nosotros, a los escritores de culto, a los buenos y escasos escritores nacionales.
Para mí, Hugo Correa se ha convertido en un estandarte que me impulsa a descubrir este mundo fantástico del que muchos reniegan como si se tratara de una enfermedad contagiosa, de la cual, es mejor estar a cierta distancia. No claudicaré en mi empeño hasta que se borren las sonrisas irónicas de quienes componen el mundo académico conservador que se solazan al oír a un estudiante de Literatura pretender orientar sus esfuerzos hacia una literatura de fantasía (terror, gore, ciencia ficción, alta fantasía, ucronía, distopía, etc., etc.) y dejen de mirar con extrañeza a quien decida seguir un camino distinto a los estudios culturales, de género, oralitura, o etnoliteratura que, en este momento, parecen ser las tendencias investigativas con mayor desarrollo en nuestro país.
No puedo creer que escritores tan valiosos como Hugo Correa y novelas tan bien escritas como “Los Altísimos” o “Los ojos del diablo” no gocen de un espacio destacado en nuestra literatura. ¿Tendremos que continuar esperando que desde fuera se reconozca su mérito, que la Dra. Valeria Wagner, académica de la Universidad de Ginebra, dicte una conferencia en Chile sobre “Los Altísimos de Hugo Correa y las ciudades del porvenir” o que más atrás en el tiempo, el propio Ray Bradbury reconociera el talento y la importancia de este escritor invitándolo a Estados Unidos a realizar conferencias y a publicar en medios de aquel país. Hugo Correa es considerado el más importante escritor de Ciencia Ficción en Latinoamérica y en Chile nos damos el gusto de desconocerlo o mirar de reojo y con desconfianza a quien opta por rescatar y analizar su obra.
Finalmente, quisiera señalar que las literaturas fantásticas en Chile tienen mucha fuerza y que su salud es muy buena. Sólo falta que usted se atreva a leerla, tanto las narrativas de otro tiempo, como las que hoy en día se producen y distribuyen alternativamente en nuestro país. Pero por sobre todo, grábese bien el nombre del escritor que da origen a este artículo y si encuentra en librerías de viejo alguno de sus libros como “Alguien mora en el viento”, “El que merodea en la lluvia”, “Nido de furias”, etc. no dude en adquirirlo, le aseguro que tendrá mucho en qué pensar durante y después de sus lecturas, no será un tiempo perdido, de ninguna manera.

Aldo Astete Cuadra
Profesor E.G. B.
Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea
http://sinotragico.bolgspot.com

domingo, 6 de mayo de 2012

PRÓXIMA APARICIÓN EN ALEMANIA (EDITORIAL ACADÉMICA ESPAÑOLA) DEL LIBRO DE ENSAYOS SOBRE POESÍA DE ANDRÉS MORALES A LA SOMBRA DEL POEMA (2012)‏

5/06/2012 10:30:00 a. m.

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ÍNDICE



I. Clásicos y contemporáneos de la poesía española


Lectura del soneto “De San Lorenzo del Real del Escurial”
como poética de la obra de don Luís de Góngora y Argote                                                                                               

Miguel de Cervantes, poeta en El Quijote                                                                 

Espacio de Juan Ramón Jiménez: organización de una obra                                                                  

Los cien años de Federico García Lorca                                                                   

La poesía creacionista de Juan Larrea                                                                        

Panorama de la literatura catalana contemporánea                                                                                        

   

II. Poesía hispanoamericana de ayer y hoy


 Visión de Hernán Cortés como personaje histórico y protagonista de La Hernandia del Novohispano Francisco Ruiz de León                                         

A sesenta años de la muerte de Vicente Huidobro                                                       

Presencia (y ausencia) de Pablo Neruda en la actual poesía chilena                             

La esperanza oculta en Stella Díaz Varín                                                                   

Para una lectura interpretativa de La poesía chilena
de Juan Luís Martínez                                                                                               

La poesía chilena pre y post golpe militar (1970 – 1989): Una valoración a treinta años plazo                                                                            

Breve visión de la poesía chilena actual                                                                     

El deber ser o no ser                                                                                               
                                                                                                
La poesía de Alejandra Basualto                                                                             

La tradición del poema en prosa en la poesía de Miguel Ángel Zapata                                                                                                                                        

Los ojos de Víctor Lobos                                                                                       



III. Discursos

  
Discurso de recepción del Premio de Poesía “Pablo Neruda” 2001                          

Discurso de incorporación a la Academia Chilena de la Lengua.
El lugar de la poesía en el poeta, el académico y el lector: un
secreto a voces (2008)                                                                                            


  
IV.  Bibliografía General    


Bibliografía General (y mínima)                                  

viernes, 4 de mayo de 2012

La odisea de las palomas [por Gonzalo Robles Fantini]

5/04/2012 06:43:00 a. m.
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La odisea de las palomas

Astrid Fugellie es una destacada poeta chilena, de larga y reconocida trayectoria, que comenzó publicando en su ciudad natal, Punta Arenas. En “La Generación de las Palomas”, editado por primera vez por La Trastienda en octubre de 2005, aborda la historia personal y colectiva de la generación a la cual pertenece, haciendo una revisión muy íntima tanto de su biografía como de los hechos históricos que marcaron a una serie de escritores, poetas, y personas en general que compartieron vivencias muchas veces traumáticas, pero que dejaron huella en la literatura nacional y que, de un modo u otro, determinaron el curso de la historia de Chile y de Astrid en particular, donde no escapan, en palabras de Raúl Zurita, “las grandes representaciones”, como los tópicos de cultura, política, economía y todos los hitos que hoy nos definen como país.

Este libro está estructurado en 21 testimonios, como breves capítulos de pocos poemas cada uno. Cada testimonio es precedido por elegidos versos, que siempre contienen una enumeración poética, y a la vez son presagio del testimonio que antecede, como una suerte de inventario de sentido que se desarrollará en los versos siguientes.

Cada poema, que inicia en una página par, cuenta con un verso introductorio al pié de la página impar, que destaca por la fuerza y carácter sucinto, la mayor de las veces una unidad poética en sí misma, de gran ingenio y originalidad.

La fuerza de los poemas de Fugellie- tal como advierte Raúl Zurita- radican en una poética original y sencilla, sin alteraciones abruptas en el tono del hablante lírico, de gran concisión semántica, con figuras retóricas que, más que apelar a y imágenes llamativas que se sucedan en contraste al interior del poema, funcionan desde una mirada muy subjetiva, un punto de vista particular que orienta las narraciones o descripciones, lo cual establece un sistema de significados coherente tanto al testimonio en particular como a la obra completa, tal como apunta el Premio Nacional de Literatura en el prólogo, esa “cara oculta del mundo que no había sido antes revelada”.

Al leer los primeros poemas de “La Generación de las Palomas” ya se advierte su fuerza poética, y se descubren aciertos que explican esa potencia de versos concisos y sucintos: el hábil uso de la intertextualidad, además de los cuidadosos juegos de palabras, en los cuales dialoga la hablante lírica con discursos propios de la Naturaleza y las tradiciones populares chilenas. Sucede así en “La violentada”, poema en el cual el discurso de Astrid establece un puente con el mito de “La Noche de San Juan”, más específicamente con la leyenda que presagia el riesgo de una epifanía diabólica al pie de la higuera la noche del 23 de junio, justo a medianoche, donde la tradición popular invita a buscar la flor de este árbol. Los elementos señalados, además de la temperatura de esa noche (atribuida la más alta del año) y el sulfato de magnesia (también llamado sal de la higuera), constituyen metáforas sobre la temática del ultraje, en este caso más que sexual de carácter ontológico.

Pero no sólo de elementos naturales y de la mitología popular chilena se nutre la poesía de Fugellie; figuras circenses y urbanas, del Chile burocrático y fiscal, que hoy pierden terreno ante la privatización mercantilista del país, se conjugan para crear imágenes desoladoras y a la vez holísticas, como en el poema “La tierra”, en el cual el discurso se torna más universal, menos vernáculo. La potencia semántica de elementos contrapuestos articulados de forma tan concisa, como los versos “empleados taciturnos repletos/ de bailarinas”, ilustran, independiente de si se pueda catalogar este enunciado en la figura del oxímoron, una visión del mundo bizarra y caótica.

En el excelente prólogo del autor de “Anteparaíso”, se advierte al lector que esta obra muestra “los itinerarios de una travesía que es al mismo tiempo una génesis”. Pues bien, avanzadas las primeras páginas del libro nos enteramos que el Primer Testimonio alude a la génesis, más ontológica que biológica, mientras el segundo aborda el tema de la infancia. Una entrañable nostalgia barniza los poemas de este capítulo, en donde la autora trata tópicos como la irreversibilidad del paso del tiempo, las raíces familiares que construyen un estadio de la niñez inmutable en algunos aspectos, la zona de los recuerdos como un espacio fundacional, sabio y mágico, y una visión personal del hábitat originario de Astrid, Punta Arenas, en “Ciudad natal”.

Sorprende la certera descripción del ambiente psicológico de la capital magallánica, con sus casas “arrimadas/ a otras casas”, “paralelas a la ansiedad del cielo”, en un entorno lluvioso en el cual deambulan perros vagos y prostitutas, y las casas caen con la solidaridad de las trabajadoras sexuales.

Esta travesía también va revelando otros aciertos formales de la obra poética, tales como el buen empleo de la reiteración o figura de la anáfora, la cual da vigor a la idea de encierro y carácter sombrío metafísico del alma humana, ante la irrupción de seres ajenos que remecen las certezas vitales en el poema “El intruso”, que constituye el Tercer Testimonio. Se trata de un ultraje irrevocable, de una cripta que cierra para siempre toda posibilidad de resurrección emocional.

El viaje continúa y no puede omitir esta Generación los hechos luctuosos y traumáticos que debieron enfrentar por el quiebre de la institucionalidad democrática, y toda la avalancha de muerte y destrucción que trajo consigo. Pero no es, en ningún caso, un macro discurso homogeneizador de este proceso histórico, sino un testimonio íntimo, privado y subjetivo, que sin embargo logra ser, en virtud del acierto expresivo de las emociones en esta obra poética, perfectamente representativo de toda la generación y de la Historia con mayúscula. Tal como afirmara Jorge Luis Borges, “en una muerte están todas las muertes del mundo, en un día están todos los días de la humanidad”.

De este modo, el Cuarto Testimonio habla del sentimiento fúnebre que acompaña desde el origen, de cómo hombres y mujeres signados por estas trágicas circunstancias políticas “murieron a la vida”. La dolida ironía invierte estos elementos en el poema “Las hermanas”, donde “plantar una cruz en la tierra era/ un acto de amor”. La memoria y el testimonio del dolor y sacrificio son rescatados, así como la resistencia y el temple ante tales adversas fuerzas de carácter siniestro, pues es también obra del amor “aceptar que nos renieguen,/ nos castiguen, nos inculpen, nos celdillen a ambas”, invirtiendo al final la dirección espacial a la que apunta al inicio del poema, al consignar un aborto ontológico, pues en vez de nacer y crecer como plantas, las hermanas amanecen “como dos gemelas nocturnas/ aspadas al suelo”.

Continuando la temática, el Quinto Testimonio también rinde honores a las víctimas de este dolor eterno, pues “la muerte jamás muere”, aquella herida de origen político y de traumática perpetuación en el alma humana. La estremecedora paradoja del sufrimiento gozoso, de la muerte que parece ser “un verdadero chocolate”, es expresada en el poema “El cadáver”, un sentido tributo a un ser querido trágicamente fallecido, pero cuyo encanto en la memoria produce la alquimia emocional en la poeta, esa cohabitación de tristeza y dulzura.

Resulta, asimismo, de una belleza escalofriante el poema “Tortura”, pues la poética es estéticamente muy bella y bien lograda, mas el contenido es fielmente representativo de la desgarradora experiencia opresora, donde los cuerpos son colgados al cielo raso por los brazos y los hombres son apretados hasta convertirse en hongos abiertos, en medio de la impunidad que imperaba en las casa de tortura, verdaderos “templos/ oscuros”.

El periplo existencial de “La Generación de las Palomas” vuelve a recalar en la urbe de origen. El Sexto Testimonio incluye una prosa poética con singulares significaciones sobre la austral Punta Arenas. Más que una paradoja, “Juan y la ciudad” revela una ambivalencia vital, aquella de pertenecer a la ciudad natal y, pese a abandonar su residencia (como el estadio de la trayectoria del héroe en el cual emprende rumbo fuera de su comarca originaria o “lo que ocurre después de la aldea”), siempre continúa habitándola, en una unidad espacial subjetiva atada a las raíces emocionales atávicas.

Esta ubicuidad sentimental emparenta a Astrid con el poeta griego Constantino Cavafis en su célebre poema “La ciudad”. Pero si bien este hablante lírico le confiesa a un interlocutor que jamás podrá salir de la ciudad natal, a pesar de viajar geográficamente, con un sino trágico similar al que experimentara Enrique Lihn quien clamaba nunca salió del horroroso Santiago, en Fugellie los lazos con la tierra que la vio nacer están unidos con el “pegamento definitivo” del primer amor.

Destacan las sugerentes y gráficas imágenes poéticas de este texto, donde a la hablante lírica “a pocos pasos de la muerte, la memoria se revitaliza y el corazón de Juan y el fruto del calafate y el dedo del subastado patagón, reaparecen como media naranja desde el mar para luego, como una naranjaentera, ponerse en la montaña”. Además de la idea de la unidad geográfica en virtud del primer amor, las imágenes hacen clara referencia a la expoliación de los onas, y al posterior destino de residencia de la poeta en los valles centrales chilenos.

Esta obra testimonial sigue su trayecto, una ruta emocional en la cual se aprecian distintos estadios subjetivos, pero representativos de toda una generación. Es importante señalar que cada testimonio funciona sobre la base de una mitología particular y a la cual Astrid desmitifica con la precisión poética de versos sentidos y estéticamente bellos. Jorge Teillier afirmó que “…la poesía (es) creación del mito, de un espacio y tiempo que trascienden lo cotidiano, utilizando lo cotidiano”. Por cierto, la poesía de “La Generación…” crea diversos mitos a partir de lo cotidiano, y es justamente una de sus mayores virtudes estéticas, pero a la vez desmitifica nociones conceptuales de extendida asimilación por grandes grupos humanos, en el sentido más racional del término.

La virtud a la cual se alude es el empleo de imágenes que construyen una mitología poética a partir de elementos cotidianos, muchas veces pedestres, pero que trascienden en su expresión estética. Es esta habilidad una constante en la poesía de Astrid Fugellie.

De esta forma, la poeta desmitifica conceptualmente, y con la inclusión de elementos más emotivos e íntimos que técnicos, el sistema económico neoliberal y su correlato discursivo de la globalización en el Testimonio Post In Humano. Los poemas “La cueca de los sistemas”, “Globalización” y “De la democracia y sus sistemas de autorregulación” abordan esta temática que, sin duda, marcó a esta generación, testigo en carne propia de la muerte de las utopías y el advenimiento, o imposición, del frío y cínico escenario económico y social que hoy impera.

Otros tópicos continúan esta letanía, este desplazarse por las emociones fundamentales que marcan hitos en la biografía. En Del Testimonio Abatido, es la nostalgia del amor extraviado en la incomunicación del lenguaje, “por ese sueño imposible de las palabras”, dejando en evidencia sus limitaciones. En el Séptimo Testimonio, en tanto, podría decirse que es una elegía a “los inmortales del fracaso”. Seres marginales, incorrectos, esperpénticos, miserables de alma, bizarros, de los cuales la autora no se excluye, y componen el grueso de la sociedad, o al menos de la Generación de las Palomas, verdaderas “masas poderosas” y anónimas. Evidentemente, esta condición es producto del daño que les ha sido infligido.

En efecto, estas heridas marcan una condicionante en toda la obra. En estos cantos que nos dicen “que somos hijos de la muerte”, en palabras de Zurita, los tópicos fúnebres y los fantasmas abundan, en un nivel epistémico del discurso, donde tampoco está ausente la muerte de la poesía, como en el poema “Luna”, dedicado al mexicano Octavio Paz, o bien el refugio a la angustia en la palabra, tal como sucede en “De Matilde y Rigoberto”.

Son versos que también insisten en la desazón de la pérdida, de la partida del ser amado, su muerte, la evasión a la cual se acude instintivamente en estos casos, sea en el olvido que jamás se consigue, sea en las siempre estériles explicaciones posteriores de la pérdida.

Y es en esta cohabitación cotidiana de la muerte que se manifiestan sentimientos aún presentes hacia quienes ya nos han dejado, aquellos que nos hirieron en el amor y cuyos fantasmas nos acompañan en los recuerdos más sutiles y comunes; o bien a esos sufridos en vida, como el poeta Jorge Teillier, sin descanso ni mientras respiraba ni tras fallecer por esta permanente agresión y tendencia a enrostrar sus pecados por parte de la sociedad, sin permitirle siquiera reposo al dolor. Tal como dice el poeta Zurita, su sólo recuerdo es una crítica al mundo. Mas como telón de fondo, un aire mortal que todo lo envuelve y contra lo cual, como sabemos, nadie puede vencer.

Pero en la conciencia de la fugacidad de la vida, y la inexorable arremetida de la muerte, hay remansos tranquilos ante este riesgo por el cual se cuentan los días. Es el sentimiento de ensoñación hacia “El inquebrantable”, en el Testimonio Once, donde el encanto es la reciedumbre. O bien aparece la opción de enfrentar estos riesgos, como la hablante lírica que se interna en el sótano lúgubre, cuya puerta nunca más abre, en “La aventura”, y también el deseo de desentrañar aquel misterio del sentido más profundo de la muerte de seres queridos, como sucede en “La pausa”.

En Del Testimonio Alegre, Astrid nos regala unos maravillosos versos dedicados al querido antipoeta Nicanor Parra, quien “ríe y llora de las farsas del circo”, y cuyo poema es precedido `por un verso a “bufones brillantes de tan rara alegría”.

Y en la misma senda Astrid prosigue, ahora con un Testimonial sobre precisamente el oficio de los poetas, a través de la exposición de testimonios personales creados a partir de las emociones que le inspiraron la vida y obra de dos grandes vates nacionales: Pablo Neruda y Enrique Lihn. En el caso del Premio Nobel, la vida como ensayo, un borrador literario de la existencia que, finalmente, termina sin pena ni gloria. En el caso del autor de “La pieza oscura”, una actitud vital desafiante y valiente, visceral hasta los delirios, un relámpago arrojado que, pese al talento, es enjaulado y le conduce al absurdo.  Ambos testimonios culminan en el sentido de la nada, y el segundo caso también es una crítica al mundo.

El tópico mortuorio se intensifica en el Testimonio Doce, donde se presenta un sentimiento trágico de la vida, cual sino fatal que está en lo más primigenio de la dinastía misma de la hablante lírica, pues incluso previo al parto las mujeres están muertas y traen al mundo a hijas muertas, y la noción de deceso omnipresente se perpetúa a través de las generaciones.

Hay un poema de réquiem la madre, mas no de lamento de su partida, sino de convivencia en la profundización del dolor. Y estas muertes sucesivas son provocadas por el miedo, el descontento y la frustración, “miedo a ser obligadas a nacer vivas en medio de esta casa de adobe y tierra”. Entonces, la muerte es más que un destino, es la actitud vital de rechazo al mundo.

En las postrimerías de este viaje, en el Testimonio Trece, aparece la figura del padre. Podría definirse el poema “El creador” como una elegía, canto a la tristeza y lamento. Hay alusiones a una vida luctuosa y sacrificada, así como acerca de lo nocivo de la modernidad deshumanizadora: “Hay computadoras pastando/ en los enfermos”. Ahora, si bien hay una alusión explícita al tema divino en el verso que precede al poema “Romance del Dios muerto”, (la brillante ironía “Y Dios exclamó: -¡Necesito un psiquiatra!”), también puede ser leído como un lamento a la memoria del padre. Destaca el empleo de neologismos inventados por la autora (“cruzluto”, “Elvaciado”).

El fin de la travesía se acerca y, entonces, el Testimonio Catorce narra la muerte del linaje, de parientes que abandonaron la vida, sobre la cual Astrid sostiene que es un completo desengaño, y tanto la inocencia como la lozanía son ilusiones que la tumba revela en su irrealidad.

El penúltimo testimonio es un grito de rabia en contra de la sociedad y de la vida, con una desazón por las estrechas condiciones que brindó el mundo a una generación que terminó diezmada, tras un tortuoso vía crucis a lo largo de su existencia. “Esta es la profecía/ del ninguneado”, dice el poema introductorio, y anuncia las circunstancias de la “muerte de los / derechos”. Hay una frustración por la precariedad de la existencia, un sentimiento profundo de incomprensión e indignación al injusto rechazo social y al menosprecio, con el tema fúnebre siempre presente: “Los muertos son nuestros amigos”.

Asimismo, se crítica certeramente la falsedad social, el exitismo y los discursos de los medios de comunicación social, incluyendo la televisión, al hombre caído en “los dramas mediáticos”. La fustigación es a la sociedad entera, pues “el Sistema obliga a vender esa mixturagrasa”. En medio de esta desolación, se expresa una herida por el Dios ausente, en la cual se rinde tributo al poeta César Vallejo, quien, como se recuerde, nació un día en que Dios estaba enfermo.

En estos últimos trancos del viaje una desesperación inunda a la hablante lírica: ver su mundo destruido y, a la vez, ser una madre que observa a “sus muertos llenándose de vida”. En el poema “Alargando” Astrid reflexiona sobre el sentido de la existencia, cuando la vida no es más que cargar incansablemente la propia cruz, en el absurdo de habitar “en condiciones de perros anochecidos”, sin una respuesta a los misterios trascendentes, como el sentido vital y la existencia de Dios, y pese a todo con la constante humana de que “prolongamos nuestro suicidio”.

Es esta finitud inexorable de la existencia, la cual no es un paraíso y ni siquiera un lugar digno, la que se cuestiona la poeta, en la tozudez humana de “alargar” la vida, sabiendo que “la muerte está en pleno parto”. No es casualidad entonces que el poema esté dedicado a Samuel Beckett, el dramaturgo irlandés que nos manifestara lo absurda de esta espera, de esta esperanza en definitiva, en la obra justamente llamada “Esperando a Godot”.

El testimonio final, el Diez y Seis, viene introducido por una sorpresiva revelación. Tal como puede suponerse, en efecto, el último de los capítulos de la travesía habla de la muerte de esta Generación de las Palomas, y del término de la narración, del fin de la palabra enunciadora. Mas en un poemario donde la muerte cohabita con cada etapa de la vida y durante el relato de su trayecto, sorpresivamente la noción del deceso de la generación y de la poesía adquiere un sentido distinto.”Aún no acabas de narrarte paloma/ vieja:/ Éste es el encabezamiento/ Este es el milagro”.

Justamente el milagro consiste en entender la vida como una farsa, “un enredo del que nadie vivo escapa”. La hablante lírica ríe ante el anuncio inminente de la muerte, porque entiende muy bien que la vida es una existencia de muerte, un luto vital, donde todas esas frustraciones y dolores impidieron la existencia plena,  digna de llamarse con propiedad “vida”. Es similar entonces a la concepción existencialista de la vida que pregonara a mediados del siglo XX Albert Camus, con su consecuente correlato de los muertos en vida.

Además, Astrid anuncia negarse a escribir su epitafio, tal como la hablante lírica le anuncia a la paloma vieja que aún no acaba de narrarse. El poder creador de la palabra continúa.

Asimismo, la muerte es entendida como la ausencia de aquel mundanal y caótico ruido existencial que oscurece la vida. Pero justamente, en esta vida sacrificada y bulliciosa, no hay lugar para hablar del silencio, entendido como descanso en paz. El último verso aclara el trauma e incomprensión de esta larga y violenta travesía: “¡Ay paloma!- dime- ¿Quién te hirió?”.
 
Gonzalo Robles Fantini


Biografía

Gonzalo Robles Fantini nació en Santiago de Chile el 18 de febrero de 1975. Estudió Periodismo en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. En el año 2003 participó en el Taller de Narrativa de Poli Délano, impartido en la Sociedad de Escritores de Chile.  Sus gustos literarios son la narrativa y poesía, principalmente chilenos, pero también las crónicas del Nuevo Periodismo y la teoría literaria. Otros de sus intereses son el cine y la crítica cinematográfica

lunes, 23 de abril de 2012

Entrevista a Sergio Alejandro Amira [por Aldo Astete Cuadra]

4/23/2012 12:11:00 a. m.


Entrevista realizada por Aldo Astete Cuadra a Sergio Alejandro Amira vía internet, facebook, desde las 21:00 hrs hasta las  24:00 hrs del día domingo 25 de marzo de 2012.


Identidad suspendida fue presentada por Mago Editores como la primera novela de ciencia ficción publicada en Chile, has debido aclarar esto muchas veces, pero ¿podría tratarse Identidad suspendida del primer intento de algo más, distinto a la ci-fi?
Primero que todo habría que hacer la distinción entre “ci-fi” como dices tú y “cf”.

¿Cuál es la diferencia?
Ci-fi es la versión en español de “sci-fi”, término acuñado por Forrest J. Ackerman que intentó crear un término similar a “high-fi”. Según Isaac Asimov dicho término es muy usado por gente que no lee ciencia ficción y particularmente por gente que trabaja en el cine y la tele. La definición de Asimov para sci-fi es: “material de desecho que los ignorantes confunden a veces con sf”.

OK. ¿Podríamos decir entonces que Identidad suspendida es el primer intento de algo más, distinto a la ciencia ficción?
Primer intento por parte mía al menos, sí. Libros relacionados a la ciencia ficción, pero a la vez muy distintos, se han publicado desde hace bastante tiempo. Autores como William S. Burroughs o Kurt Vonnegut, por ejemplo, caen dentro de ese interregno.

¿Crees que Identidad suspendida es algo más que ciencia ficción entonces?
Es ciencia ficción como es novela negra como es pseudobiografía como es diario de viajes como es etc.

¿Inaugura a tu juicio una corriente nueva en la fantasía nacional?
No. Más bien actualiza algo que ya se propuso en La antología del verdadero cuento en Chile de Serrano.

En la novela se deja entrever un gran conocimiento de la cultura pop, filosofía, esoterismo y otras cosas, ¿de dónde proviene todo esto?
Es algo que está ahí, es el medio en que nos desenvolvemos. Yo no creo tener más conocimientos en ninguna de las áreas que mencionas que cualquier otro de mis coetáneos. La diferencia, en caso de existir, tal vez radique en que me propuse no dejar nada fuera a la hora de redactar mi libro. No tuve problemas en citar a los Transformers o los Cazafantasmas a riesgo de parecer menos “serio”, por ejemplo. Creo que hay escritores que dejan muchas de las cosas que les gustan fuera a la hora de escribir para no parecer ñoños, frikis, o lo que sea que no les asegure una cátedra en una universidad o una columna en algún suplemento cultureque. Si hay algo que me pudre, eso es la pedantería académica.

Entonces es conocimiento al alcance de todo el cyberspace llevado a la literatura de manera coherente hilada y entrtenida, sin censuras de ningún tipo.
Es la voluntad de querer escribir algo de la forma en que percibimos la realidad hoy en día, fracturada, simultánea, yuxtapuesta, abriendo ventanas, siguiendo al conejo blanco de link en link...
Muchas veces los títulos son guías para el público lector que permiten formarse un panorama de lo que están por leer. ¿Qué esconde el título de Identidad suspendida, qué podrías adelantar a quienes aún no la han leído?
La identidad es uno de los temas más complicados de abordar porque es algo que está en permanente construcción. La identidad fluye, una identidad en suspensión, no es identidad finalmente. Es quedar en pausa, congelado en el espaciotiempo. Si yo suspendo una identidad, la pongo en pausa, la estoy despojando de la capacidad mutagénica que la define y condenando al individuo a una muerte en vida. No logrará adaptarse al medio ambiente social y perecerá.

¿La imposibilidad de poseer una identidad como tal?
No, una suspensión no significa una no-identidad sino lo que te dije, una identidad desprovista de su capacidad evolutiva. Es como si un suprematista blanco se casara con una persona afroamericana sin dejar de ser un racista, eso no es posible, algo tiene que haber cambiado a nivel identitario en el sujeto.

¿Cuánto hay de Vicente en Sergio Alejandro Amira o viceversa?
Hay mucho más en Vicente de mí que en cualquiera de los otros personajes del libro sin lugar a dudas. Por más descabelladas que sean algunas de las cosas que allí se relatan, la gran mayoría se basa en hechos reales que obviamente me ocurrieron a mí. No me enfrenté a agentes de la CIA en Ámsterdam, claro, pero sí recorrí sus calles sintiéndome un alienígena bajo sospecha.

Jormungand se muestra como un padre para Vicente. ¿Quién crees tú incide más en la conformación de la personalidad del protagonista; el padre biológico, el padrastro o Jormungand?
No puedo responder eso sin revelar parte de la trama.

Uno de los personajes históricos que aparecen en el relato es el General Pinochet, ¿cuál es el componente principal por el que decides incluir este acontecimiento específico en Identidad suspendida?
Recuerdo haberlo visto en la tele cuando era chico y desde entonces que me pregunté cómo fueron a fallar cuando tenían todas las posibilidades de haberlo matado. Realmente me parecía más lógico pensar en una intervención divina o metahumana que la ineptitud de los frentistas y la buena suerte del dictador. Esa es la base de toda conspiranoia, cuando no se entiende cómo diablos es que una cosa es así o asá y tienen entonces que estar metida la CIA, los Iluminati o los reptiloides.

Queda la sensación y creo, se produce la necesidad de que este choque entre los doce agentes y los metahumanos que acompañan al FPMR, continúe. Está muy bien narrada, sin embargo, la impresión es que pudo extenderse algo más que dos páginas. ¿tienes la misma sensación? Y ¿cómo podríamos saber más de ellos?
Leyendo la versión completa de Identidad suspendida disponible en kindle

Esta es una novela ágil, con gran sentido del humor y que profundiza en ciertas cuestiones importantes acerca de la identidad y la modernidad. Crees tú que Identidad suspendida necesita de un lector ideal que conozca ciertos aspectos propios del género y además deba tener un gusto por lo diverso?
Creo que los lectores ideales de este libro son gente joven o gente de espíritu o mentalidad joven.

¿Pero tiene de todos modos un público objetivo que no esté determinado por la edad?
O sea, el público por un lado si está determinado por edad ya que por ejemplo un niño de un año no sabe leer y uno de diez no posee las herramientas necesarias para procesar lo que está leyendo. Dejando de lado el tema de la edad biológica, yo creo que el lector ideal de Identidad suspendida debe ser en principio alguien que no cambie el canal en menos de un segundo si haciendo zapping se encuentra con una película gore por ejemplo, porque en este libro puedes estar contemplando un cuadro en el Louvre y al otro momento estar torturando a una inocente chiquilla en la tina del baño.

En Identidad suspendida hay guiños a otras obras y autores: Neruda, Unamuno, Blade runner, X-Men, etc. ¿Son recursos u homenajes?
Si yo describo el paisaje hablo de árboles, rocas, montañas, vacas pastando. Si describo el paisaje cultural hablo de autores, libros, películas. No es homenaje, es simple descripción de lo que me rodea. Y ahí viene el tema del filtro del que hablábamos más arriba. Yo como autor tal vez podría editar fuera de mi descripción un animal muerto o una bosta de vaca porque me afea el paisaje. En Identidad suspendida me propuse no esconder la caca ni ocultar nada por más bonito o feo que sea.

Las reflexiones de corte filosófico son importantísimas en el desarrollo de Identidad suspendida. ¿Cuál es el filósofo que mejor se adapta a estos tiempos y a su estética e ideología? ¿Cuál es tu predilecto?
Shopenhauer. Borges y Nietzsche beben de él. Es el gigante sobre cuyos hombros se pararon los gigantes

¿Virilio?
De él sólo leí algo que nos pasó Francisco Brugnoli en clases. Después de Shopenhauer, mi más grande referente es Steven Shaviro.

Has mencionado filósofos ¿Podrías mencionarnos algunas influencias literarias o artísticas que marcan tu quehacer escritural?
Prácticamente todas las vanguardias: Dadá, Surrealismo, Futurismo, Cubismo, Pop Art, etc.

Sé que te identificas con Juan Emar, ¿por qué?
Porque era un pintor que escribía "weas raras". 
Los saltos temporales son importantes en I.S. es imposible realizar una lectura plana, ¿cómo se adquiere esta habilidad para no perder el rumbo narrativo?
Quería plasmar la sensación que todo ocurre en el presente ya que, como sabemos, ni el pasado ni el futuro existen. El nódulo akhásico es el Mcguffin o el novum si usamos la definición de Darko Suvin, que permite hacer esto. Supongo que tú como lector aceptas de buena gana que Vicente narre experiencias pasadas o presentes, ajenas o propias, una vez que se ha establecido esto del nódulo y ahí es dónde Identidad suspendida se emparenta de lleno con la cf, ya que ese novum es vital para la trama como lo es la matrix en The Matrix.

Gabriel, el GAP, es un personaje que genera simpatías o un profundo rechazo, no tiene sentimientos fuera de su narcisismo, ¿cómo consigues crear a este coprotagonista tan complejo y preciso para Identidad suspendida
Gabriel es un personaje que representa la violencia y el terror no importa del lado que venga, por eso se dice por un lado que formó parte de los organismos represores de la dictadura, y por otro que la combatió. No queda claro al final que es y esa es la idea, Gabriel es la representación misma del WTF? Del “¿Qué mierda fue lo que pasó aquí?” y el “cómo fue que llegamos a esto? a aviones bombardeando la moneda?, a  nuestro presidente democráticamente elegido con una kalashnikov en la mano en las puertas del palacio de gobierno”.

Define en una sola palabra a los siguientes personajes:
Jormungand.
Uroboros.

Cowie.
Ciempiés.

Dharma.
Ley.

Vicente.
Flujo.

El viejo Toro Bill.
Iluminación.

Gabriel.
Fuerza.

Hacia el final de Identidad suspendida el ambiente y las situaciones se rarifican, siembran dudas y confusiones. ¿En qué pensabas cuando ideaste este final magnífico y complejo?

Gracias por lo de magnífico, me hace sentir como Mr. T en The A-Team. Volviendo a tu pregunta, me propuse escribir un libro que era un juego de revelar y desmentir para luego reafirmar los desmentidos y desmentirlos una vez más. Esta operación no podía desembocar en otra cosa que no fuese un vaciamiento de sentido homologable efectivamente a ir al baño, sentarse, y cagar, algo que todos hacemos pero de lo que jamás hablamos, de ahí la imagen del retrete de Schrödinger. Es como esa figura de un tipo cagando que los catalanes ponen en el pesebre, el "caganer" que entre otras cosas representa la igualdad de todas las personas que, ricas o pobres, cultas o ignorantes, cagan hediondo por igual.

Buena metáfora.
Si mal no recuerdo, hacia el final del libro Vicente se  define a él y Gabriel como “la mierda que se niega a irse luego que tiras la cadena”. Esa mierda que está ahí para recordarte que eres humano y que perteneces a un orden natural ya que las heces fertilizan la tierra.

Si pudieras retroceder en el tiempo hasta el momento en que terminaste al manuscrito de Identidad suspendida, ¿qué no volverías a hacer, de qué te arrepientes?
Me hubiese gustado haber publicado una versión más completa y revisada, pero de ser así todavía no la hubiese publicado y no estaríamos teniendo esta interesante charla por lo que no me arrepiento de nada.

Realizando un balance de estos casi cinco años desde que se editó Identidad suspendida, ¿cuáles son las decepciones y las alegrías?
Alegrías, que de vez en cuando aparezca alguien como tú con quien hablar sobre el libro. Si uno publica algo es porque quiere llegar a los lectores, y ojalá tener un feedback porque si no, pues para qué público. Decepciones, no poder todavía publicar la versión definitiva en papel.

¿Cómo te relacionas con la escena literaria chilena, con quién o quiénes hay más feeling.
Respeto, valoro y le tengo mucho aprecio a todos los autores incluidos en Octocéfalo: Ángela González, Jorge Baradit, Gabriel Mérida, Sebastián Garrido, Alberto Rojas, JL Flores y el delirante I.C. Tirapegui. En términos escriturales, con quien tengo más cercanía es con Karlés Llord, y la tuve también con nuestro amigo en común: Sergio Meier. También con el núcleo duro del Grupo Poliedro: Armando Rosselot, Luis Saavedra y Daniel Guajardo. No puedo dejar de mencionar a Omar Vega, que además de autor de ficción es un ensayista brillante, y a Teobaldo Mercado, el autor de culto de los autores de culto, un tipo admirable.

¿Crees en la vida después de la vida o de la muerte, esto en relación con el final de Identidad suspendida y cómo es o sería este lugar?
No creo en la vida después de la muerte, no creo en resurrecciones ni nada por el estilo. Creo que tras morir regresamos al mismo lugar del cual provenimos: la nada. La vida no es más que una interrupción de la nada.

¿De la nada vienes y en nada te convertirás?
Justamente. Al respecto me gusta esta cita de Homero (Simpson): “¿Qué es la mente? ¿Algo real? ¿Qué es lo real? Nada realmente”.

Sin duda la novela refleja en gran medida la neurosis y paranoia de nuestros tiempos, ¿Cómo crees que es el presente y el futuro de nuestra humanidad? ¿llegaremos a vivir en una sociedad similar a la que presenta Identidad suspendida?
Ya vivimos en ella.

¿Sabes de algún intento por llevarla al cómic, cine, música o algún otro tipo de expresión artística?
Cómic, Carlos Reyes me ha dicho en un par de oportunidades que le gustaría adaptarla a ese formato. Música, el dúo magallánico LLUVIA ACIDA compuso un tema basado en el libro. Cine, Cristóbal Pohlhammer tenía ganas de hacer algo, pero no pasamos más allá del srotyboard para un teaser.

¿Por qué crees que tantas posibilidades de enriquecer el mundo de Identidad suspendida queda trunco?, ¿qué hace falta para que estos proyectos y ofrecimientos se concreten?
Faltan las lucas, supongo.

¿Y los fondart y los dos por ciento y la empresa privada?, no sé; ¿debe haber más no?
Seguro que sí, pero yo en primer lugar soy escritor y trato de invertir el tiempo que tengo en escribir y no en gestionar. Por eso es que acumulo tantas novelas inéditas. Hacer otra cosa que no sea escribir y reunir material para la escritura me parece una pérdida de tiempo.

¿Volveremos a ver a Identidad Suspendida con una nueva edición y quizás en una versión extendida con ilustraciones y todo?
Es una de mis metas y creo será posible dentro de unos diez años más. En estos temas si no tienes paciencia, estás cagado. Mejor dedicarse a cosas más inmediatas como armar escándalos faranduleros en la tele. Solo eso al parecer reditúa casi de inmediato, empujas a tu novia a la salida de una disco y a los dos días estás en la tele hablando de eso a cambio de cuatro millones de pesos.

¿Qué podemos esperar de Sergio Alejandro Amira al corto, mediano y largo plazo?
Pueden esperar escribirle y que les responda, y sin son chicas guapas, pueden esperar algo más. No, ahora en serio... Tengo algo así como un tercio de Identidad suspendida II escrito, pero no he podido continuar debido a otras novelas que debo concluir antes. Tengo cuatro novelas en proceso escritural right now y una quinta en revisión.

¿Con temáticas diversas o vas en busca de algún genero en especial?
No me interesan los géneros, escribo lo que me viene en gana, aunque mi gran tema es la identidad sin lugar a dudas. Hasta en el cuento de Octocéfalo que supuestamente es “infantil” puedes ver que el tema de la identidad es fundamental para la trama.

 https://www.facebook.com/pages/Identidadsuspendida/224892827523562

martes, 17 de abril de 2012

Lanzamiento del libro Noche de brujas de Thomas Harris (Sábado 21 abril)‏

4/17/2012 09:25:00 p. m.
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Ediciones Corriente Alterna los invita al lanzamiento del libro NOCHE DE BRUJAS Y OTROS HECHOS DE SANGRE del poeta chileno Thomas Harris

que se realizará este Sábado 21 de Abril a las 19:00 hrs. en el UVA RestoArt, ubicado en Av. Irarrázaval 3467, Ñuñoa. 

La presentación del libro estará a cargo de Ignacio Morales V. 

Están todos invitados a esta celebración, los esperamos con un buen cóctel y vino, auspicio de la Viña Casa de Vélez que nos apoya desde siempre. 





sábado, 7 de abril de 2012

MOEBIUS: Un dibujo hermoso hasta el último aliento [por Leo Lobos]

4/07/2012 04:48:00 p. m.
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MOEBIUS
Un dibujo hermoso hasta el último aliento

Por Leo Lobos

"Quiero ser capaz de hacer un dibujo hermoso, elegante y seguro, hasta dejar mi último aliento" Moebius 

Jean Giraud ilustrador francés, que se dio a conocer con el seudónimo Gir y el western El Teniente Blueberry en 1964, para luego revolucionar la ciencia ficción de los años 70 con el seudónimo de Moebius y obras como El garaje hermético (1976-1979) o el Incal (1980). Tal fue su fama que los medios de comunicación franceses llegaron a clasificarlo como un igual de los llamados nuevos filósofos. Jean Giraud falleció el sabádo 10 de marzo, a los 73 años. Uno de los artistas de cómic (francés, europeo, mundial y cósmico) más relevantes e influyentes del medio cultural de la bande dessinée. Conocí a Moebius, como artista y en persona, a mediados de los 80 y en Santiago de Chile en 1992 respectivamente, cuando vino en visita a nuestros país convidado por Jodorowsky, una persona encantadora, brillante, generosa y con la humildad propia de los grandes creadores. Se ha hablado de dos Moebius, lo cual se refiere a la capacidad de cambio del artista, impulsada por su búsqueda constante de experimentación. Neil Gaiman lo describe así: "Dibujaba diferentes historias en diferentes estilos, y lo único que parecían tener en común es que eran hermosas". Una tarde, de aquellos días del año 1992 en Santiago, en el Museo de Arte Contemporáneo, él fue muy amable al ofrecer llevar para mí un sobre con algunos textos inéditos que enviaba a Jodorowsky. La mano de Moebius crea lo que toca.
¿QUÉ HIZO MOEBIUS?
Su gran aporte fue replantear la estética de la ciencia ficción. Un punto de quiebre fundamental lo fue su trabajo con Alejandro Jodorowsky. El Incal es la pieza que resume su estilo y desde ahí es posible identificar hasta dónde llega su influencia. En la saga del detective privado de clase John Difool se preconfiguran ya filmes como El Quinto Elemento de Luc Besson, Blade Runner de Ridley Scott o el misterioso Akira de Katsuhiro Otomo, Duna de David Lynch, Tron dirigida por Steven Lisberger, los paisajes de Moebius nos remiten también a la opera espacial Star Wars de George Lucas. Moebius redefinió la estética y la narrativa de la historieta en publicaciones como Metal Hurlant y su versión norteamericana, Heavy Metal, pero también se pueden notar sus tentáculos en proyectos editoriales como Vertigo. El cyberpunk y la fantasía posmoderna le deben mucho a Moebius. Y a su vez, el viaje metafísico que es La saga de los Incales proviene de Las Enseñanzas de Don Juan, en tándem artístico, equilibrio único e irrepetible con Jodorowsky. El viaje iniciático, el misticismo, la influencia de la magia, el hermetismo. Moebius explica lo que significa para él producir cómics: “por la noche me digo, ¿qué podría hacer para sentirme bien, para ser feliz?; ¿Mirar televisión?; ¿Ir al cine?; ¿Leer un libro?;¿O hacer una historieta?. Prefiero crear una historieta, porque es como tener mi televisión personal, la televisión ideal donde proyecto mi propia película o escribo mi propio libro, que leo poco a poco”. El campo de experimentación que ha sido el cómic europeo fue el lugar perfecto para estas historias de búsqueda espiritual, asumiendo esa personalidad única. En este largo serial también redefinió otro subgénero, el western, y fue el camino lineal antes de tomar el más intrincado y barroco. En los 60 Moebius montó un caballo y de ahí saltó a un pájaro predicador. Era momento de hacer a un lado los humos de la marihuana y descender del “vehículo”. De ese nuevo momento de rompimiento nace su experimentación final: su MetaMoebius, en el que el autor entra a sus propias páginas y emprende el mismo viaje que sus personajes han tenido que vivir/sufrir. ¿Para encontrar a quién? Para encontrase a sí mismo, por supuesto.
Leo Lobos (Santiago de Chile, 1966) poeta, ensayista, traductor y artista visual. Corresponsal en Chile de Archipiélago. Laureado UNESCO-Aschberg de Literatura realiza una residencia creativa en el Centre de Art de Marnay Art Center CAMAC, Francia.