Hugo Correa y la literatura fantástica en Chile
Una breve aproximación a los problemas del campo literario fantástico.
Hace
un año encontré en Valdivia, en la librería de viejo “Donceles
Cafetelibros” un libro que cambiaría mis derroteros en la literatura,
especialmente en la Literatura Chilena. Dicho libro me llevaría a
escribir un artículo sobre “La mirada distópica de Hernán Varela en “Los
Altísimos” de Hugo Correa” y posteriormente a centrar mis esfuerzos
para realizar mi tesis de Magíster en su obra.
Gracias
a este descubrimiento, comencé por contactarme con quienes estuvieran
involucrados con la Ciencia Ficción en Chile: si bien, mi búsqueda fue
poco ortodoxa, al utilizar lo que estaba más cercano a alguien que está
del otro lado de la nada, Facebook fue el medio y rindió frutos. Ingresé
al grupo de colaboradores de Cinosargo y tuve la posibilidad de conocer
a su editor Daniel Rojas Pachas, quien me contactó con Pablo Espinoza
Bardi y sus “Necrospectivas”. Más tarde, conocí a Emiliano Navarrete y
su grupo, Chilenia Ucrónicas de La República. Luego apareció en este
indagar Sergio Alejandro Amira y su “Identidad Suspendida”. Poco a poco
fui descubriendo sitios de difusión de la nueva literatura de fantasía
en Chile como: Puerto de Escape, Spira Mirabilis, Chile del Terror,
Fantasía Austral, Erizo, Poliedro y ahora último, a Carlos Lloró y
Kounboum de la serie “Inferno”. Pero esta es otra historia que aún está
en desarrollo y que se la debo a Hugo Correa y a su obra “Los
Altísimos”.
Curiosamente un día, en
el terminal de buses de Puerto Montt encontré otra obra de Correa, “Los
Ojos del Diablo” a un precio irrisorio, 1000 pesos. Me llamó bastante la
atención y comencé a leerla enseguida. Esta novela, ambientada en el
campo chileno, seguramente en la sexta o séptima región, tenía cierta
similitud a un tipo de novela que en Chile gozó de bastante
reconocimiento, pero que hoy, parece algo anticuada en su estética y
temática. Sin embargo, al continuar su lectura descubrí un mundo
perfectamente creado por el autor, en que la figura del diablo es una
especie de personaje omnipresente, que mantiene al lector en una
nebulosa, pues nunca aparece de manera física en el relato, manteniendo
el suspenso opresivo en la lectura y en el desarrollo de las acciones de
la obra.
Es lamentable que Hugo
Correa haya sido uno de esos escritores ignorados por los campos de
poder literario, que encumbrar a otros que no pasarán de ser un boom
momentáneo, amparándose en la contingencia. No obstante, la buena
literatura perdura y se mantiene actual y completamente contemporánea,
pese a estar escrita en otra época. La obra “Los ojos del diablo”, fue
escrita en 1972 y nótese que Ediciones Universitarias de Valparaíso se
atrevió a editar 5.000 ejemplares, una cantidad casi inalcanzable para
sus continuadores hoy en día. Surge la pregunta ¿Qué hace que una
editorial se embarque en semejante edición para una novela y escritor
que no logró pasar a la posteridad masiva de nuestra literatura, cómo es
que suceden estas cosas?
Por otro
lado, “Los Altísimos” es una novela publicada en su primera edición en
1951 y que ocho años más tarde, corregida y ampliada alcanzó la misma
cantidad de ejemplares que “Los ojos del diablo” siendo considerada por
Cedomil Goic una de las mejores novelas escritas en nuestro país, un
país de grandes poetas.
Aventurándome
a una hipótesis, que creo, es compartida por algunos escritores que se
desenvuelven en el mundo de la literatura fantástica nacional, me atrevo
a decir que se debe al desprecio editorial, político-literario y
canónico que existe en nuestro país hacia una literatura de “evasión y
poco seria” como le llaman algunos.
Lamentablemente,
hablar de las pellejerías del hombre, e intentar dar consejos
revestidos de sabiduría, es mejor visto para las editoriales y para el
público en general, que tiene y puede adquirir libros nuevos en Chile;
que imaginar mundos posibles donde en el peor de los casos, resulta ser
el mundo en el que estamos viviendo y del cual muy pocos logran dar
cuenta.
También se sabe que los
contactos políticos, familiares, de poder y editoriales, hacen una gran
diferencia a la hora de salir al mercado. Digo mercado, pues todos
pretenden lucrar con un arte que debiera ser popular, democrático y
accesible a la diversidad de lectores. Es verdad que el impuesto al
libro es de una usura sin contrapeso en el resto de América, pero, a
pesar de eso, hay un afán mercantilista en algunas de las editoriales
independientes (que debieran ir en contra de lo establecido) que ofende
al arte y a los artistas que terminan realizando autoediciones por medio
de editoriales independientes que sólo buscan generar recursos para
autoeditarse o editar a las amistades, jugando con el sueño de la opera
prima. Creo, fehacientemente, que este mercado está enfermo, y que nos
afecta a todos, pero particularmente a quienes pretendemos publicar y a
los que ya han publicado, a quienes ya no están con nosotros, a los
escritores de culto, a los buenos y escasos escritores nacionales.
Para
mí, Hugo Correa se ha convertido en un estandarte que me impulsa a
descubrir este mundo fantástico del que muchos reniegan como si se
tratara de una enfermedad contagiosa, de la cual, es mejor estar a
cierta distancia. No claudicaré en mi empeño hasta que se borren las
sonrisas irónicas de quienes componen el mundo académico conservador que
se solazan al oír a un estudiante de Literatura pretender orientar sus
esfuerzos hacia una literatura de fantasía (terror, gore, ciencia
ficción, alta fantasía, ucronía, distopía, etc., etc.) y dejen de mirar
con extrañeza a quien decida seguir un camino distinto a los estudios
culturales, de género, oralitura, o etnoliteratura que, en este momento,
parecen ser las tendencias investigativas con mayor desarrollo en
nuestro país.
No puedo creer que
escritores tan valiosos como Hugo Correa y novelas tan bien escritas
como “Los Altísimos” o “Los ojos del diablo” no gocen de un espacio
destacado en nuestra literatura. ¿Tendremos que continuar esperando que
desde fuera se reconozca su mérito, que la Dra. Valeria Wagner,
académica de la Universidad de Ginebra, dicte una conferencia en Chile
sobre “Los Altísimos de Hugo Correa y las ciudades del porvenir” o que
más atrás en el tiempo, el propio Ray Bradbury reconociera el talento y
la importancia de este escritor invitándolo a Estados Unidos a realizar
conferencias y a publicar en medios de aquel país. Hugo Correa es
considerado el más importante escritor de Ciencia Ficción en
Latinoamérica y en Chile nos damos el gusto de desconocerlo o mirar de
reojo y con desconfianza a quien opta por rescatar y analizar su obra.
Finalmente,
quisiera señalar que las literaturas fantásticas en Chile tienen mucha
fuerza y que su salud es muy buena. Sólo falta que usted se atreva a
leerla, tanto las narrativas de otro tiempo, como las que hoy en día se
producen y distribuyen alternativamente en nuestro país. Pero por sobre
todo, grábese bien el nombre del escritor que da origen a este artículo y
si encuentra en librerías de viejo alguno de sus libros como “Alguien
mora en el viento”, “El que merodea en la lluvia”, “Nido de furias”,
etc. no dude en adquirirlo, le aseguro que tendrá mucho en qué pensar
durante y después de sus lecturas, no será un tiempo perdido, de ninguna
manera.
Aldo Astete Cuadra
Profesor E.G. B.
Profesor E.G. B.
Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea
http://sinotragico.bolgspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario