Presentación de Introducción para
Inquietos (Cinosargo 2012), La Sebastiana, Valparaíso, 21 de julio 2012
Comenzaré haciendo
intertexto en mi exposición de hoy, sobre el libro: Tomas
Tranströmer, Introducción para Inquietos de Omar Pérez Santiago refiriéndome
a las palabras del propio Nobel, en su libro; Tolkningar (Interpretaciones)
que dice: de una manera teórica, señala él, la traducción de la poesía
puede ser considerada un absurdo, en sí, pero en la práctica debemos
creer en su traducción!
En este volumen: Tolkningar, él hace una
selección de poemas de poetas norteamericanos tales como James Wright, Robert
Bly, W.S. Merwin, y de los húngaros : János Pilinszky, Sándor Weöres,
entre otros.
El libro de Pérez Santiago que hoy
nos convoca, aquí en la casa de Neruda, es justamente un libro que alude y se
refiere a interpretaciones de poesía, a poetas, a personajes de la poesía
que han sido figuras ilustres en el culto de esta expresión alegórica en el
idioma sueco, comenzando, este volumen, por Tomas Tranströmer, nuestro conocido
y reciente Nobel.
Pérez Santiago tiene la virtud de atrapar
momentos; de ser, en la mayoría de los casos, testigo cronista de
historias urdidas en estas páginas que dan cuenta de episodios que nos dejan
abierta una mirilla, por donde nosotros, los lectores curiosos, podamos
fisgonear algunas intimidades de esta pléyade de creadores-;- como
por ejemplo - la animadversión de muchos de sus contemporáneos , en la década
del 60, que criticaron su poética, porque no aludía el entramado
idelogizante de la época Le exigían compromiso y sencillez de lenguaje.
Contingencia y arenga. En pocas palabras: intransigencia y prédica poética.
Afortunadamente, eso no ocurrió, gracias a su perseverancia lírica en el
rumbo que se había trazado
El siguió su propio camino, vinculado a la
música y a su plectro íntimo, donde surge un lenguaje, a veces, con tintes
expresionistas, otras veces con una euritmia surreal, que lo distanció de
esa generación de la soflama y que determinó que tuviera, durante muchos años,
un escaso reconocimiento en su país natal, pero, que sin embargo lo hizo crecer
notoriamente en el exterior, sobre todo en el mundo anglo parlante, donde
poetas connotados como Robert Bly, Robin Robertson o Robert Fulton,
tradujeron profusamente su obra, dejando en claro, que para
Tranströmer el camino sería muy largo para ser un profeta en su propia tierra,
hasta que las clarividencias se enfriaran.
Los poemas elegidos por Pérez Santiago, en
esta selección tienen un acento o aroma boscoso, a naturaleza diáfana
que, de una u otra forma, lo emparientan con nuestro sur; y el
responsable de este libro, lo enfatiza deliberadamente, como por ejemplo cuando
traduce jätteeken, o gran pino, por araucaria. Sin embargo, el poeta Nobel, es
un hombre que se deja vincular a través de las imágenes que capta su ojo o
percibe su oído nórdico, porque el bosque surge ocurrente y redundado
como un espejismo, ya sea en su relación poética contextual como en el paisaje
poético insinuado.
Pero, Tranströmer no es un asteroide
desorbitado en este cosmos poético y justamente la tarea que se propone el
autor de Introducción para Inquietos, es ponernos en evidencia la
relación que existe entre el ganador del Nobel con las voces primigenias, es
decir, nos induce a la poesía sueca, a través de sus alturas.
Y el libro continúa con Eric
Johan Stagnelius, un poeta de fines del 1700 quien es segregado por los
círculos de poder literario de la época en una vida que será breve y azarosa,
en su cuerpo deforme.
Karin Boye, una de las grandes modernistas
del siglo XX, una suicida en sus años de la madurez primaria, también es
convocada por nuestro autor, con su poesía cristalina, donde el psicoanálisis,
el jazz y la mirada cosmopolita, se entretejen: Aquí, nos sobreviene una
muy buena traducción de su poema: Visst Gör det Ont ---Sí, duele.
No podía faltar a esta incitación colectiva,
Gunnar Ekelöf, como bien rotula Pérez Santiago, el más grande de los
modernistas suecos, que desvaría y alucina. para entrelazar su poética; venida
de la cesión de un ángel y no de una musa, como acota, Introducción para
inquietos.
Posteriormente, dos excelentes poetas,
Hjamar Gullberg y Eric Lindegren el primero relacionado con Chile, por
las traducciones formidables que hiciera de Gabriela Mistral y el
otro, por la poesía existencialista de los años 40, como epígono de los años de
guerra y cueldad.
Después, otros cuatro nombres,
vinculados a la que nosotros concebiríamos como Generación del 50, Lars Forsell,
uno de los más cercanos, quizás, con ojo heterodoxo, en poética y
registro, con Tranströmer y quien introdujo a Ezra Pound al mundo nórdico.
Lasse Söderberg, poeta conciso y también amigo de Tranströmer, uno de los
más conspicuos traductores del español; Göran Palm, de la poesía coloquial,
satírica y política y posiblemente, uno de sus críticos más connotados y,
finalmente, en este grupo, Dag Hammarskjöld, el ex Secretario General de la
ONU, que murió trágicamente en un accidente de aviación el año 61 y que logró
la rehabilitación social de Ezra Pound, logrando derribar, con su influencia,
la severidad puritana y punitiva de los Estados Unidos.
Las últimas páginas de este libro, echan una
mirada a la poesía danesa; sobre todo a partir de Michael Strunge, que integró
la llamada Pandilla de Malmö, nombre acuñado por el mismo, Omar Pérez
Santiago, sentado aquí a mi lado.
Finalmente, el remate de este volumen, está
dedicado a la relación que hemos tenido los escritores latinoamericanos, con Tranströmer,
una anécdota vivida por el autor con Octavio Paz y, como colofón, la historia
interminable de Parra tras el inalcanzable Premio Nobel.
Muchas gracias.
Sergio Badilla Castillo
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