lunes, 29 de diciembre de 2008

Anverso Literario: Hacia una interpretación Lihn-guística de las Sirenas.

12/29/2008 03:12:00 p. m.

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Anverso Literario: Hacia una interpretación Lihn-guística de las Sirenas.por Daniel Rojas Pachas


Este texto no persigue abarcar y menos aún agotar la obra de Enrique Lihn, eso sería sumamente soberbio por no decir imposible, ya que este escritor chileno en vida, deambulo con gran talento por todos los géneros y medios, narrativo, drama, audiovisual, cultivo el happening y la crítica de arte, pero fue en la poesía, ámbito privilegiado de su potencial creativo, que con especial elocuencia por cerca de cuarenta años logró edificar, sostener y trasmitir a través de la palabra un universo de sensibilidad y pensamiento inconmensurable, no en vano ha sido calificado por otros poetas y críticos de todas las lenguas como el más metafísico de nuestros líricos o el más lírico de los poetas metafísicos.

Sin duda Lihn es hoy en día, una de las voces poéticas más importantes de Latinoamérica capaz de conjugar su intelectualidad y dotes de gran lector con una enorme y directa franqueza para interpretar la realidad y el conflicto del hombre en toda su magnitud. Entre verso y verso Lihn teje una compleja red que te atrapa pero no te sofoca, te deja respirar y reflexionar sobre tu situación, la del mundo, y en ello transitan temas tan variados como la memoria y la carne, los sueños de infancia y la infranqueable precariedad del ser.

De manera que leyendo su poesía, el lector puede destornillarse de risa y de pronto sumirse en el patetismo mas hondo al ver reflejado con estilo, nuestra cruenta y absurda condición de monos conscientes que usan pantalones

Hecha esta sencilla introducción (que trata con dificultad de hacer honor a Lihn y su obra cuando el verdadero honor esta en leerlo) declaró que la intención de este escrito titulado “Hacia una interpretación Lihn-guística…”, no lleva el encabezado por mera casualidad, lo que se persigue es plantear sin pretensiones científicas o académicas, una posible lectura, entre muchas, en torno a su poesía, y en esta ocasión en específico, atender al poema “Las Sirenas”.

Busco en gran medida entregar mi apreciación como lector, como receptor empírico del yo poético que establece Lihn, dirigiendo la interpretación desde la más abierta percepción e intuitivismo sin perder de vista las estrategias textuales del chileno y su riqueza estética y sentido pragmático, producto de intervenciones mecánicas y estructurales de la teoría y sus métodos clínicos.

Para el análisis dividiré el poema en tres unidades semánticas como muestra la trascripción

Las Sirenas.

/ Hemos llegado sin saberlo a viejos /

/ Las hermosas mujeres de treinta años
se nos van de las manos, nos conceden
el abrazo y el beso y el oleaje
se retracta, alejando esos ramos marinos
de ojos verdes y azules, que espuman otra orilla
de la rompiente a la que ya no llegamos /

/ Vienen en lugar suyo las sirenas
arrastrándose a hacernos compañía
cuando es la bajamar y derriten la cera
de los oídos en un bar nocturno
y desamarran del palo mayor
a Ulises el anciano
que, cansado de haberlos oído solamente
por fin cede al deseo de ahogarse entre ellas./

Autor: Enrique Lihn (Chile 1929-1988)

El poema parte con una actitud empática y conminativa del hablante lírico que se incluye y compromete como parte activa de su enunciado desde un nivel personal, la primera unidad semántica nos habla desde un “nosotros hemos” esa vejez a la que hace alusión la comparte el yo de la poesía con los otros, con todos los que haciéndose parte de su mensaje sufren la sorpresa de ver enrostrada la impotencia y la magnitud ensombrecedora del agotamiento. Las fuerzas ceden ante el discurrir de los años y el reloj no cesa en su cruzada.

Ese pesar aumenta en la siguiente unidad semántica, Las hermosas mujeres de treinta años se nos van de las manos este verso califica y complementa al primero, podríamos hablar entonces de perdida de la virilidad, de manera que el hablante es un hombre que añora y al cual minan su energía la belleza y juventud de fértiles mujeres que quizá antes pudo tener. Sin embargo hay que destacar que en este fragmento no se hace sólo alusión al sexo y continente carnal, delineando una sencilla muerte de la vida sexual y erotismo del hablante, lo mismo se aplica para todos aquellos que se identifican con su llamado inicial.

La reflexión frente a la mujer se vuelve vital pues la figura de la fémina orbita en torno a la mirada, experiencia fundamental en la comunicación, mediante esta, el otro nos es presente como realidad, conciencia y subjetividad que se nos opone, valora, enjuicia o simplemente determina, de forma que al señalar que esos ramos marinos de ojos verdes y azules se alejan hacia otra orilla, se está aludiendo a una condición metafísica de la relación con la alteridad, algo más intimo, afectivo, definitorio para la consciencia del yo, y los límites que hay para vincularse a otra persona en su totalidad, en este caso a una mujer que el “yo” podría definir, desafiar, extasiar y viceversa. De modo que este ser, que ahora se declara viejo, reconoce con asombro y dolor su cada vez más limitado atractivo para la mirada, debido a la apariencia externa de su alicaída carcaza.

Al buscar otra orilla, otra mirada, otro ser, estas mujeres y su presencia elusiva confinan a los viejos hombres a otro extremo, al hermetismo de la otra costa, desde la cual sólo y voyerista, ignorado el hombre no se puede comunicar. Esta perspectiva se complementa simbólicamente con el ámbito marino que nutre a los versos de esta segunda unidad.

El mar representa, por un lado vida, liquido amniótico, oxigeno, pero en la medida que aquí nos referimos a un abandonado, a un naufrago, vemos la contraparte, la nada, la muerte inmensa en esos fondos inciertos y abisales, un horizonte monocorde y vacío que atrapa a los hombres en su vejez solitaria sin mayor posibilidad de comunicación que el solipsismo integro del desfallecer consciente, tal como señala el primer verso, en el cual el hablante declara cada vez, sentirse arrojado con mayor violencia a la nada de su ser y es que por mucho que vaya en nado a contracorriente en este océano del olvido, las fuerzas de antaño ya no están.

Lihn hasta este punto, presenta la crisis del hombre maduro enfrentado a la soledad y al devorador sentimiento de decrepitud e impotencia, el poeta no nos saca del ámbito mundano, la poesía sigue moviéndose en el terreno del día a día, de algo que todos tendremos que experimentar en algún momento. Pero el poema, en crescendo en cuanto a su significación no culmina encerrándose en los bordes de un dilema físico con connotaciones metafísicas, Lihn introduce en la siguiente y última unidad el mito y uno de los temas recurrentes de su poesía el viaje.

Y aunque en la primera parte atestiguamos el fin del viaje existencial que a todos nos espera, aquí el autor hace de manera explicita primar el tópico literario que asociamos a Dante y muchos más, la inteligencia de Lihn como lector introduce el conocido fragmento de la Odisea de Homero en que Ulises para escapar del canto de las sirenas se ata a un mástil y echa cera en su oídos. Este pasaje ha sido tratado de forma intertextual y deformado por otros autores con fines múltiples, desde Kafka hasta Denevi en sus Falsificaciones, Lihn no se queda atrás y se apropia de lo dado culturalmente por el genio griego y asocia a las sirenas con su primer tema mundano, aquí estas mujeres de la fantasía mítica representan la imagen quimérica, la utopía del viejo, podemos decir que se trata de una mujer universal, una imagen ligada a la memoria y el delirio que viene a reemplazar a la mujer física como una necesidad mental de recurrir a un paliativo a un oasis de belleza en el desespero por compañía y comunicación que este naufrago solitario y desfalleciente reclama, sin embargo eso sería muy sencillo y Lihn no se queda en el simulacro de mujer, pues aunque ya nos saco medianamente del campo meramente humano al introducir lo mítico y literario, usa de anclaje hacia sus primeros versos la siguiente construcción: y derriten la cera de los oídos en un bar nocturno

Apropiándose del mito reconstruye este para asentar lo universal y sus criaturas en lo mundanal, de forma que las sirenas con su canto no son sólo un paliativo sensorial y soñado producto de la necesidad del hablante solitario, estamos ante otro tipo de mujer una real, carnal que se entrega física en su plenitud y que libera al yo de la incomunicación, de esa soledad nocturna que se ha vuelto permanente y endémica para el naufrago. La esporádica y generosa compañía se produce en un bar, elementos todos que conjugados permiten extender el campo semántico a fin de que cada lector rellene con su enciclopedia el poema a partir de aquel fragmento breve y subrepticio, la fabula del “yo” termina fuera de la pieza lírica y en la mente de cada receptor, gracias a un verso ancla que es a la vez puente a otra historia inconclusa e igual de perpetua que la soledad del yo envejecido. La del mundo bohemio, de las damas de compañía, los noctámbulos y aquellos que compran amor y una caricia o comparten una charla perdida y aletargada pero fugaz en algún hueco perdido.

Sin embargo el poema no concluye hasta que Lihn retoma por completo la figura de Ulises. De vuelta al mito el poeta trabaja el sentido del intertexto y el héroe de Ática aparece en su voz anciano, igual que su hablante y todos aquellos que fueron conminados al principio. Ulises como estos hallará en las sirenas refugio a su viaje, a su odisea existencial la cual estuvo plagada de mujeres fértiles, Circe, Penélope, Calipso y Nausica, sólo que de pronto cansado y harto, la versión del creador de Gerardo de Pompier nos revela a este arquetipo universal de la aventura y astucia humana, capacitado originalmente para sortear el peligro en las fauces de Escila y Caribidis, descender al inframundo y derrotar a Polifemo desafiando a los dioses, con las características de un mortal común, amilanando y ubicado en la otra orilla, lejos de la mirada de todas estas mujeres hermosas y sabias que cruzaron su recorrido. Incomunicado el poeta nos lleva a pensar que si el prototipo de héroe cae, qué queda para nosotros, viajeros menos ilustres, pero viajeros al fin y al cabo.

Ulises cede en su odisea ante la materialidad o la ilusión de estas perfectas criaturas y el poder de su canto, mismo que un momento, potente, soberbio y febril, Ulises rehusó, pero que ahora deja que lo envuelva, que lo ahogue, colmándolo. Así termina el mito, este nuevamente se une con la realidad primera y descarnada que nos muestra como el rumor del canto de estas fieras marinas nos enseña cuan lejos un Ulises, el yo inicial y todos los que con él se identifican, están con respecto al hombre que fueron; lo que en una ultima instancia hace de las sirenas, no sólo una ilusión quimérica o memoria requerida, o quizá esa mujer esporádica que suple precariamente la necesidad física e inmediata como dama de compañía. Ellas se revelan por sobre todo como emisarias de la muerte, mensajeras del fin, de ese vacío insondable que es la nada marina e incierta. Lihn demuestra así en este poema la magnitud de su lirismo, de su genio poético que transita entre lo mítico universal y lo mundano del día a día, la experiencia mas intima y el terror mas común se une en sus páginas en un sublime maridaje con la condición finita del ser y el plano metafísico de la reflexión y el delirio.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado el 11/12/08 originalmente en:
Cinosargo


domingo, 28 de diciembre de 2008

Algunos libros de Poesía Chilena

12/28/2008 10:16:00 p. m.


Algunos libros de Poesía Chilena y otros relativos a la obra de Poetas nacionales.
Click sobre la portada o el nombre para visualizar al obra en formato pdf.
(Toman su tiempo son pesados - se recomienda descargarlos - click derecho y guardar enlace)



Defensa del Ídolo de Omar Cáceres



A partir de Manhattan de Enrique Lihn


Proyecto de obras completas de Rodrigo Lira.



La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas.



sábado, 27 de diciembre de 2008

Floridor Pérez y Gonzalo Millán: El mago y el adivino.

12/27/2008 01:52:00 a. m.

Durante su visita en Arica a comienzos de este año, el poeta de la generación del 60 Floridor Pérez realizó una serie de interesantes actividades que tenían como finalidad celebrar el día del libro y el derecho de autor en nuestra ciudad.

Además del recital que llevo a cabo junto a los escritores de la nortina localidad tuvo un taller con los pobladores de la Adrián Barrientos, el cual consistía en orientar la escritura de los vecinos en torno a sus vidas, anécdotas y en definitiva la historia de su barrio, el origen y lo que habían atravesado durante aquellos años desde la fundación de la comunidad hasta el presente. La actividad se enmarcaba dentro del proyecto Chile mi barrio que trajo a otros artistas como Florcita Motuda que también compartió con los habitantes de este sector de Arica. Personalmente tuve la oportunidad de participar junto con Floridor y trabajar en mi calidad de profesor de lenguaje ayudando a las personas a diseñar sus historias, fue una grata experiencia sobre todo por el contacto humano que me permitió nutrirme de las vivencias interesantes de este grupo, en realidad una familia amable y cariñosa.

Pero ello no fue todo, tengo que destacar que a nivel literario, lo cual sigue vinculado a mi parte más íntima, la experiencia me dio la gran posibilidad de conocer otra faceta de dos escritores chilenos que he leído desde hace un tiempo con mucho interés. En primer lugar Floridor, que en presencia demostró ser una persona integra y de grandes sentimientos. Hombre afable, muy sencillo y directo con una poesía capaz de estremecerte por la forma en que la recita, pues en ese ejercicio demuestra lo oral de la lírica nacional y su enorme compromiso hacia la verdad que construye con cada una de sus piezas, el otro escritor, también del 60 fue el autor de Zonaglo, Gonzalo Millán fallecido el 2006, este autor cuya poesía en lo personal me deleita bastante, llegó a mi en aquella oportunidad bajo la mirada de su compañero Floridor pero no sólo por los elogiosos comentarios que el poeta de la décima región tenía hacia el más joven de su generación y desaparecido amigo. Floridor realizó como un prestidigitador un ejercicio sencillo que según me contó, se lo plantea como tarea a sus alumnos en la Universidad Adolfo Ibáñez dentro de la cátedra de Creatividad Literaria, yo atento lo tome como un juego y el también. El poeta sacó de su bolso una sencilla hoja de oficio doblada en dos, esta tenia impresa en la única cara que me reveló de antemano, un titular de la cuarta, al entregármela me advirtió que no hiciese trampa y la extendiese pues en la parte que se me ocultaba estaba la magia, por así decirlo.

Lee el titular agregó, lo leí en voz alta, este decía en su epígrafe: El peque creyó que era casita donde podía jugar.

Y en el titular en sí: NIÑO SE ASFIXIO EN REFRIGERADOR.

Era una noticia triste, debo confesar que me dejó un tanto afectado, sobre todo al ver la fecha, 23 de diciembre del 99, vísperas de navidad, pensar en la familia, los padres del niño, era terrible. Floridor compartía la misma sensación, y aprovechó la instancia para hablarme de la especial sensibilidad de los poetas ante todo tipo de temas pero por sobre todo destacó que esa sensibilidad muchas veces es profética, pues el poeta se conecta con el universo en otro nivel, de ahí el nombre vate, adivino, visionario. Lo escuche atento. Floridor por su parte, al ver mi interés en el tema me dijo, compruébalo entonces, extiende la hoja.

La parte oculta tenía un poema de Gonzalo Millán perteneciente a su libro Vida de 1984 el cual transcribo a continuación el poema se titula “Niño”:

Encontrarán siglos después
cuando sólo queden los envases
de una sociedad
que se consumió a sí misma,
sus restos
de pequeño faraón
dentro de un refrigerador descompuesto
enterrado
bajo unas pirámides de basura

Autor: Gonzalo Millán

El resto se explica por si mismo, una mirada de complicidad y una dedicatoria por parte de Floridor con su peculiar firma y su llamado a no olvidar el poder de la poesía.


Autor: Daniel Rojas Pachas.

Publicado originalmente en:
La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas.

viernes, 26 de diciembre de 2008

El sujeto inquietante y la historicidad como red en la novela testimonial carne de perro de Germán Marín

12/26/2008 06:40:00 p. m.

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El sujeto inquietante y la historicidad como red en la novela testimonial carne de perro de Germán Marín


Perpetrado por Violeta Fernández


Puede que a primera vista el nombre del artículo deslumbre o resulte pretencioso a gusto de sonar intelectual y elevar mi ego como redactora, algo de eso hay, pero hablando en serio, el asunto a tratar es más sencillo de lo que parece a priori, ya que el encabezado no hace más que recoger los dos elementos protagónicos que a mi perecer, marcan la tonada caótica, letal y delirante que Marín orquesta en esta novela corta llamada Carne de Perro que hurga de forma obsesiva en las páginas más oscuras y abismales de los años setenta en Chile.


Por un lado tenemos al sujeto irracional que actúa como un huracán de violencia indescifrable, me refiero a todos los miembros del VOP, pero en especial a Heriberto Salazar Bello uno de los tres asesinos de Pérez Zujovic y que terminó como una bomba humana inmolado en el cuartel de investigaciones de Santiago. Bajo esas condiciones que desafían las barreras de la ficción y la realidad, Salazar Bello y los otros miembros de la Vanguardia organizada del pueblo, los hermanos Rivera Calderón no pueden ser ignorados en la historia de Chile, son Erostratos sin motivación aparente, la fama no es su móvil pero el acto de violencia que les otorga la inmortalidad social los lleva a escapar del promedio y sus mezquinas historias personales aún cuando no estén consignados a cabalidad por los textos educativos. Tan sólo en las otras fuentes que nos informan del pasado dejan de ser extras. En la crónica periodística y la novela su existencia nos invita a re-interpretar los hechos desde otro foco, no el de las víctimas, héroes, estatuas y mausoleos, sino a la luz de los nihilistas, de los renegados, de los que se perfilan a juicio de la cordura estricta como agentes del caos.


Creo que esto es importante de consignar sobre todo por la referencia que en el 95 el propia Marín hace sobre esta obra debido a su re-publicación. En ese breve párrafo el autor recalca no haber modificado la versión original del 83 más que en una coma y aprovecha de citar a Foucault y Deleuze. Este último, promotor del esquizo-análisis junto a Guattari y el primero un estudioso de las implicancias del poder y la represión.


Por ello en el trabajo de interpretar el texto y no dejar fuera los epígrafes, comentarios de Marín y las dedicatorias, pues estamos ante una novela testimonial basada en hechos verídicos, es importante fijar la atención en lo que anticipa el creador del Palacio de la Risa e Idola al exponer en la primera página su ánimo por dedicar la obra a los hermanos Robledo, Ted y George. Ambos futbolistas chilenos de origen inglés con ingratos finales. Según señala el novelista, leyendo las crónicas de estos personajes conoció la vocación por el fracaso, pues el sueño de estos astros del balónpie acaba en el caso de uno con una muerte misteriosa en Oman que lo vincula a servicios de inteligencia y al otro atrapado en un patético empleo de auxiliar de colegio. Todos elementos que dan consistencia a Carne de Perro, el tiempo y las vidas, lo inquietante de los destinos y el derrotero que está a la vuelta de la esquina.


De modo que las vidas de Salazar Bello y los otros militantes del VOP, dotadas de un halo de mítico fracaso y misterio resultan ser sombrías e inquietantes fichas en el gran telón que Marín teje usando el hilo histórico, y es ese mismo hilo de su manufactura el que me interesa reseñar, puesto que estamos ante una novela que privilegia el tiempo por encima del espacio, por ello la temporalidad se eleva como aquel segundo factor a tratar. Su irrefrenable poder es tema de la obra, objeto de discusión, recurso estilístico e incluso protagonista, en la medida que estamos ante hechos reales que han sido novelados.


Bajo el escrutinio literario se presenta el tiempo pretérito de un país, continente y mundo si pensamos en la C.I.A y en que los planes de ambas partes políticas comprometidas Comunismo/ Capitalismo (esto si queremos ver la cosa en función de bloques y blanco-negro) o de todas las cabezas e intereses en juego (lo cual es más verosímil) puesto que muchos ponían la atención en este sitio ansiando o temiendo se volviese otro Cuba o Vietnam, aunque como dicen por ahí, cuando Dios y el Diablo meten la mano en la jarra de galletas no sabemos que pactos mudos realizan; el hecho es que las situaciones contingentes y verídicas han sido llevadas a otro tiempo por Marín.


Surge la temporalidad autónoma de la narrativa pero respetando la función que Cronos ejerce sobre todas las cosas, ambientes y personas no sólo de aquellas que están dentro de la obra sino también de las que se encuentran fuera junto al autor y su eventual público, que como parte de ese ejercicio incansable de eternizar y congelar un segundo con la palabra crea un mundo dialogante de fragmentos y memorias para ver si en la relectura y revisión conjunta de lo plasmado en el papel y lo vivido o conocido por otros medios, se encuentra alguna respuesta, nuevas interrogantes o siquiera un segundo de profundo abismamiento ante el encuentro de las irracionalidades y contradicciones que provoca una violencia que se apaga tan fuerte como inesperada estalla.


En fin como no pretendo desarrollar un orden tajante y taxativo o el formato exclusivo que exigen las revistas, primero hablaré del recurso más evidente, la historia como red que atrapa todo en esta crónica negra que tiene como núcleo el asesinato del demócrata cristiano Edmundo Pérez Zujovic mientras salía de su hogar con su hija rumbo al centro de estudios de la joven.


La maraña que Marín teje desde la mente de uno de los asesinos del ex vicepresidente Zujovic, Ronald Rivera Calderón (personaje verídico) nos arrincona a todos como testigos pero también como productos de los hechos de sangre. Cuarenta años después, es cosa de navegar por la web, ver las noticias o simplemente vivir en Chile y buscar o pensar en los nombres de los personajes del narrador y ver las impresiones disímiles que hay en torno a cada uno y lo que representan en esta sociedad, el mártir revolucionario o terrorista, el ministro víctima de la insensatez o represivo tirano amparado por la ley, los partidos y coaliciones, los que los suceden y sobreviven disputando el poder, todos son lugares comunes que alimentan los matices de un debate que va creciendo y se tiñe de odio, resentimiento, fanatismo y por allí también con algo de tolerancia y entendimiento y discursos políticamente correctos en busca de la tan preciada reconciliación. El color del tamiz es enorme e inidentificable, se presenta con todas las gamas que se puedan imaginar en este país que aún vive celebrando ambiguamente sus guerras civiles, derrotas o levantando por votaciones masivas y televisadas a personajes grandiosos de su historia mientras a otros los tapa en provecho de la opinión pública o para no levantar nuevas crisis y resquemores aún cuando, los discursos y recursos políticos de antaño se mantienen en ejecución.


De manera que sujetos y objetos en este libro y su creador así como receptores directos, los que no pueden escapar a los estragos de esta novela, los chilenos, están atravesados por el devenir como un germen corrosivo. Cada elemento expuesto no puede escapar como dijo Joyce en Retrato del artista adolescente, “a la pesadilla que constituye la historia”, no hay azar en que Marín incluya ese fragmento como otro de los epígrafes. Momentos clave y fechas el 71, el 73, el 69 y todos las circunstancias que se desatarían en esos fatídicos y decisivos años se asoman como una presencia infranqueable, una mirada fantasmal o un terror en potencia, el Estadio Nacional por ejemplo aún no revela su nexo con el terror, al convertirse en centro de detención, pero su paso subrepticio por las páginas comunica eventos que el tiempo cosechará, son una invitación a historias paralelas y abiertas para el lector tan llamativas como los explícitos asesinatos, masacres, protestas y golpes de estado que si se nombran o detallan. Los asaltos a bancos a retenes y armerías no son la excepción así como las armas, recuentos periodísticos que dan cuenta de los atracos y la historia que puede tener una Karl Gustav o Luger, ¿a quién mató?, ¿de quién fue? y ¿cómo murió el anterior dueño?, ¿era un carabinero o un comerciante?, lo mismo ocurre con los autos sustraídos para el atraco, para la emboscada, y los partidos políticos que se suceden, las figuras nacionales, Pinochet, Allende, Clotario Blest y los revolucionarios convertidos por los medios de prensa como el Mercurio en satánicas figuras de izquierda, y por las otras facciones, principalmente en panfletos o proclamas, erigidos como verdaderos patriotas que dieron un cierre o respuesta a irracionales medidas como la de Puerto Montt en Pampa Irigoin, una de las causas que motivó el asesinato del que fuese ministro del interior de Eduardo Frei Montalva.


Las otras causas sólo se infieren son parte de la cruzada extrema del VOP o la mano negra de los Panameños que entrenan a los guerrilleros nacionales como amigos, cuando en la mente de algunos, el viejo Heriberto Salazar Bello por ejemplo más que ver universitarios comprometidos con la lucha de clases reconoce agentes encubiertos de los servicios de inteligencia norteamericanos llamados a encender la mecha que acabaría con el gobierno de Allende y su revolución con sabor a chicha y empanada.


Todos los detalles entonces son para Marín caminos rizomáticos a muchas otras tramas, y tan complejo hilado no se le va de las manos al autor, el adrede deja esas puntadas sueltas, pues cada una de ellas es un recorrido alternativo como cada ser en la historia, como cada objeto en cada lugar de este universo, todo comunica, todo tiene su momento y papel. Por eso se puede afirmar que Marín en sus páginas procede con la misma actitud ociosa y febril que en la página cuarenta el narrador heterodiegético denuncia con respecto a la prensa nacional al referirse al destino de la otra voz del texto, el protagonista Ronald Rivera Calderón y la suerte que correrá en el recuerdo su cruzada kamikaze.


Transcribo textual “no le importaba que su muerte fuera un salto al vacío que mañana no recordaría nadie. Ni siquiera el cronista mas ocioso de lo años setenta”


Marín es ese cronista empeñado en recorrer a tranco largo la vida y espacios temporales que vieron deambular a estos seres con una vocación increíble por el fracaso, por utopías que ni ellos mismos entienden en su plenitud pues a ratos se saben criminales y luego figuras mesiánicas llamadas a la revolución, luego insensatos títeres de sus ex camaradas, o quizá trasnochados fanáticos de una lucha que parece haberlos dejado atrás por ser demasiado extremistas. El VOP integrado por los hermanos Rivera Calderón y Heriberto Salazar Bello se dibuja como una facción fundamentalista que defiende a ultranza la revolución armada y la violencia como motivo del cambio. Desconfiados del curso de los eventos y la pasividad de quienes de pronto se aburguesan o lucran con el gobierno de Allende, los hermanos y el viejo Salazar unido a estos más que por ideología por sostener una vía para mantenerse activo y en el delirio de la sangre, guiado por sus propios métodos y convicciones que recuerdan a esos jóvenes nihilistas de Dostoievski, se mantienen en pie de guerra y dan un vuelco a la canción de Jara “Preguntas por Puerto Montt” cerrando el capítulo Zujovic al mezclar la sangre de este con el olor a plomo, aceite quemado y perfume francés, para iniciar un vertiginoso descenso en picada sin paracaídas.


En el arrastran a sus parejas, sus hijos en gestación, a sus camaradas, a sus familias, y al resto del país. Estos tres sujetos inquietantes, contradictorios, afanados, se nos revelan gracias a la pluma de Marín y su trabajo de reconstrucción de un crimen que acaba en un callejón sin salida, tal como lo anticiparan los propios revolucionarios, en el retrato de un domingo frío de la capital, día común y corriente, asumido en su rutina por la mayoría, pero decisivo para estos y los militares que rodean al comando de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) en su hogar fachada. La voz que poética y alucinada nos guía pertenece al ya mentado Ronald Rivera, personaje que la historia recuerda como un provocador violento que ya había sido expulsado, sucesivamente, del Partido Comunista, del Partido Socialista y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Este reposa sobre el tejado de zinc por segundos aletargado, inspirado por los pasajes más recónditos de su devenir personal y del país, y de pronto en el otro extremo de su personalidad, adrenalínico con su Luger en la mano orinando en dirección de los militares mientras invoca a la muerte.


Marín despliega en este título vertiginoso una serie de recursos narrativos, estilos de narración, fluir de la conciencia, flashbacks, pausas, voces cruzadas, diversos géneros, digresiones y metatextos, para crear una atmosfera de suma tensión y asfixia que alcanza su punto más alto en la resolución que toma el único sobreviviente de los tres atacantes de Zujovic, la violencia llega al absurdo y convicción total en el acto de Salazar Bello que para vengar a sus compañeros tras realizar su rutina de cinéfilo incansable se lanza al Cuartel de Investigaciones de General Mackenna convertido en una bomba humana mientras acribilla a algunos oficiales con dos metralletas para terminar la seguidilla de muerte y sin razón con una autoinmolación que deja solo una dentadura colgada de un árbol y un botón de su larga y característica chaqueta que también tiene una historia digna de ser contada. Aunque siempre habrá una oportunidad para ello.


En conclusión, Marín consigue poner en conjunción los medios menos panfletarios y más literarios para contar una historia que en boca de otros puede lucir gastada, pero que él autor de Las cien águilas con originalidad compone para revisitar el álgido momento de una nación vinculando su pasión de coleccionista de recuerdos y su genio poético.


Autora: Violeta Fernández.

Original de: La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas.



jueves, 25 de diciembre de 2008

Háblame de Laura y la tragedia de lo cotidiano

12/25/2008 04:00:00 p. m.

Háblame de Laura y la tragedia de lo cotidiano
por Sol. E. Díaz.



En esta pieza dramática de Wolff, escrita y estrenada a mediados de los 80, el chileno de origen alemán, retoma sus fetiches usuales, esos que tanto amamos los seguidores de su teatro. Háblame de Laura como el grueso de la impronta Wolffiana tiene un interés de catarsis social y moral, revelador de la violencia implosiva, discriminante y claustrofilica del chileno.

Asfixia y demencia conviven en los rasgos más usuales del común transitar, el decorado, la vestimenta, el orden del hogar y la disposición de los objetos.

Wolff comunica desde las primeras líneas poniendo en la mente y ojos del lector-espectador detalles simples pero que uno no debe ignorar a fin de comprender en su totalidad la tragedia, el debate y crisis de los dos seres, patéticas existencias, que pone en escena el texto.

Una jaula vacía, una pecera y un televisor constantemente trasmitiendo no están sólo para aumentar el realismo y verosimilitud del cuarto, son recursos que dialogan con el público enriqueciendo la historia. El lenguaje de acotaciones se torna crucial, no sólo para el montaje sino para quien sea que tenga el texto en sus manos. Alberto y Cata, los dos protagonistas, madre e hijo respectivamente son como esos peces que no por casualidad aparecen tanto al iniciar la obra como al caer el telón. Estas indefensas criaturas encerradas, viven fuera de su medio, fuera de cualquier medio y opacados por la artificialidad del mundo, la banalidad de cuatro paredes ruinosas llenas de sustancias inertes que sólo revelan con mayor gravedad el paso del tiempo y como han sido los propietarios, humanos promedio, sepultados en vida.

Es mucho lo que se puede entender del universo creativo de Egon Wolff tan sólo estudiando su arquitectura del espacio, no por nada hoy se dedica a la pintura.

Otro recurso crucial del ambiente y que vale la pena detallar es la luz muerta del televisor que refleja la sombra de los pececillos en la muralla tras el último diálogo, esta presencia, ruido y luz artificial que contribuye a la modorra de los personajes, acompaña toda la obra. Cada diálogo y monólogo de Alberto y Cata se apoyan en él como si estuviesen ante un tercer personaje o interlocutor. Así mientras nos vamos haciendo cómplices de Cata y Momo, como cariñosamente llama la primera a Alberto, descubrimos el poder del aparato en su relación, es un sedante opiáceo, capaz de acallar la furia, odio y miedo ante el silencio, esa parquedad que terrible en su escrutinio deja espacio para penetrar a los secretos, a lo profundo del alma humana, lo más temido pues en la resolución de su dolor íntimo, está el fin de su rutina, de su tragedia asumida con demencia como un motor, como una tarea a lo Sísifo. Lo único que tiene sentido hasta el fin de los días.

Esta circularidad de las crisis en que esta atrapado el hombre, se puede ver en otras obras de Wolff aunque desde otros ángulos, por ejemplo en la famosa pesadilla de Meyer que deja entrever el miedo experimentado por el empresario como representante de la clase burguesa y su pavor reverencial ante una avalancha invasora de menesterosos en una mecánica de principio subyacente en el fin y así sucesivamente hasta el infinito. También esta Kindergarten con la clownesca relación de los hermanos Sánchez-Uriarte, quizá es con esta última que Háblame de Laura se comunica íntimamente en esa simbiosis del amor. Cata y Alberto demuestran un parasitismo en lo económico al depender la madre de su hijo y en lo emocional, ambos, en sus juegos absurdos, en las tomaduras de pelo que insufribles se hacen el uno al otro para dar sabor a esa vida que en los tres actos de la obra, empieza y termina igual. Él llegando abatido de la lucha diaria que emprende cada mañana en su trabajo como vendedor de calzado, y una vez en el hogar derruido, compartiendo interrumpidamente por las rabietas y la intromisión de la t.v quejas, anécdotas inútiles pero por sobre todo una rutina, la madre que lo acusa de poco ambicioso, él que delira en fantasías autodestructivas y morbosas contra sus compañeros de trabajo y jefe, este último apellidado Lozada, es representante de la clase adinerada, y Alberto anhela humillarlo intelectual y moralmente lo acusa de tirano, sodomita, falso benefactor.

En esta dinámica se despliegan los puntos más altos de la obra a mi parecer. Las ilusiones de violencia contenida de Alberto son geniales tanto por el papel ficticio y mitómano del protagonista al crear a Laura, presencia dispersora de su ira, amante imaginaria con que comparte su humor negro, su gusto por los cementerios así como los planes de violar a la hija de su jefe o de ver a otros violados por animales salvajes, o el contemplar pequeños saurios devorando las corneas de los muertos mientras danzan locuazmente en un cerro de cráneos.

La manera en que Wolff intercala esos discursos a lo Jarry, grotescos y demenciales entre conversaciones cotidianas aumentan la tensión de un día a día que parece en cualquier momento capaz de terminar sobre todo por parte de Alberto con un hecho de sangre autoinfligido o en contra de su madre. Esto recuerda a otra relación enfermiza propuesta por Wolff en Flores de Papel, la intrusión de Merluza en el espacio de Eva se comunica con la manera en que Alberto no sólo encuentra en Cata a alguien que soporta sus digresiones macabras, Cata por su parte recibe apoyo para lidiar con su feminidad en proceso de marchitación, por ello trata a su hijo como un joven enamorado. La interacción sostiene un nivel perverso en lo sexual, que ha llevado a algunos críticos a destacar sus rasgos edípicos, esto no se aleja de lo real pues entre delirios el incesto se insinúa constantemente.

Empujados por el morbo de Momo, Cata revela a su hijo con voluptuosidad su madurez sexual, el cambio que tuvo de niña a mujer y como fue durante un viaje con sus padres abusada, naciendo de dicha relación el protagonista, sin embargo ella se esfuerza en no atacar la memoria del supuesto padre, lo cual es otra muestra de la negación necesaria para sostener su dolor asumido, su crisis mental, su comodidad en esa asfixia que entre juego y juego, construye mentiras como un castillo de naipes en que ambos van sumando murallas atónitos ante el frágil esplendor de su delirio.

La relación entonces pasa de la muerte al sexo, de la complicidad al amor incestuoso pues en aquel apartamento en el que habitan juntos desde la muerte de la esposa de Momo, no sólo atestiguamos sus aventuras y bromas sino los manoseos y flirteos peligrosos amparados por un destino en común en que ellos se reconocen como siameses del dolor, unidos uterinamente producto de esa violación y de su depresiva nostalgia y su voluntariamente irresoluta prisión emocional.

Son seres inacabados complementándose en su frustración, atados por sus recuerdos, por sus planes truncados, por su miedo que los lleva a enrostrarse cuanto daño se han hecho, se hacen y como uno al otro se impiden avanzar, pasando de la bofetada e insulto al ilícito coqueteo y caricia. Son parásitos sociales, morales y psicológicos, en una simbiosis enfermiza en que no sabemos cuanto de lo expuesto como verdad lo es, lo que si queda claro es que lentamente saborean su actuar como una venganza contra sí mismos.

Esos son los pesares y delicias que comunican la relación de Alberto y Cata dos productos de la mente prolija de Egon Wolff. Como detalle hay que destacar que esta pieza dramática, tuvo su montaje original en la Universidad Católica, bajo la dirección de Héctor Noguera quien además realizó el papel de Momo o Alberto quedando el papel de la madre, esa vanidosa boquita de fresa en manos de Gloria Munchmeyer. La obra luego ha tenido numerosas puestas en escena en chile y el mundo.

Háblame de Laura en conclusión es una grandiosa obra que ciertamente no ha tenido la misma recepción que sus hermanas, los Invasores, Niña Madre, Flores de Papel entre otras, que no son sólo clásicos del teatro y la voz Wolffiana sino de la dramaturgia nacional. De cualquier manera este texto sigue siendo por encima de lo que la crítica pueda opinar al dedicarle estudios, una creación clave por su historia y las estrategias que usa para captar un sentir que nos acerca a entender mejor el espíritu nacional, atrapado en una memoria que atrae al fracaso y la melancolía. Sentimientos que se repelen en nuestra mente con un ánimo cambiante y evasivo, falsamente festivo e indiferente pero no por ello menos pasional y cargado de violencia implosiva, el juego de mentirse de dar rodeos a los grandes conflictos, personales y de la sociedad va de la mano con la tentación peligrosa de refugiarse en el miedo mismo, en la excusa y culpabilidad del otro y todos juntos jugamos acorralados en las represiones del día a día

Escrito por: Sol E. Díaz




miércoles, 24 de diciembre de 2008

Hacia una interpretación Lihn-güística de: TV

12/24/2008 02:06:00 p. m.

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En esta oportunidad el poema de Lihn a intervenir se titula T.V y corresponde al libro “A partir de Manhattan”, publicado en Chile en 1979 y por tanto fuertemente influenciado por el viaje que el autor realizara un año antes a Nueva York gracias a la beca Guggenheim que se adjudicó durante el 78 y aunque posteriormente el poeta volvería a Norteamérica, este poemario en la tradición dialogante de su obra en torno al viaje, refleja con nitidez, desde el título, una serie de sentimientos e impresiones disímiles que se conjugan producto de su significativa estancia en la gran manzana: nostalgia, extrañamiento, apabullante duda, proyección ante una desconocida realidad, aislamiento ante lo moderno y soledad producto de la decepción que genera el nuevo sitio, el cual afecta al poeta hasta en sus mínimas diferencias y no menos extrañas similitudes. Esto recuerda un poco a lo vivido por Lorca a principios de siglo. La experiencia del español ante la gran ciudad se ve retratada en su maravillosa obra Poeta en Nueva York.

Al igual que el del 27, Lihn consigue que sus sensaciones, atribuibles al yo empírico se materialicen eternizándose a través del lenguaje poético lo cual crea un discurso definitivo y supremo que da origen por momentos a un hablante testimonial, luego clínico, capaz de diseccionar el mundo con sus juicios aunque sin perder aquellos rasgos míticos y elementos universales que son atribuibles a la autonomía literaria que le granjeara el apelativo de poeta Metafísico.

La mirada que Lihn da con respecto a la gran ciudad es hermosa y a la vez inquietante, calles, metro, catedrales, así como la actitud de los norteamericanos de la gran manzana, todos elementos que se presentan en este libro poniendo al desnudo el paso de los 70 a los 80, el self made man con todas sus contradicciones así como el sueño americano y sus ideales de libertad, que transita en los límites del cosmopolitismo sin fronteras y el absurdo de su implosiva violencia y represión.

Dios escupió y el hombre se hizo
El hombre eyaculó y el esqueleto cartilaginoso
de una mujer llamada Isabel Rawsthorne apareció en una
calle del Soho
charcos de carne membranosa transparentándose en lechos
clínicos.
Isabel Rawsthorne, esqueleto cartilaginoso de las calles del
Soho
Una cara como un vómito
como una plasta que el ordeñador sanguinolento de lo real
pisotea con sus patas de vaca.


Esa sensación ante el mundo es la que quizá lleva al poeta a comulgar con la sensibilidad del pintor Edward Hopper, lo cual se expresa en el poema que toma el nombre del artista.

rígidos encuentros entre maniquíes vivientes
La luz extraterrestre con que empieza un domingo
sin fin o el resplandor de unos rieles crepusculares
eso pintó: un camino sin principio ni fin
una calle de Manhattan entre este mundo y el otro.


Curiosamente Lihn demuestra aquí lo que ocurre a muchos artistas de la palabra frente a la pintura. Se explicita en un sentido Wittgensteiniano la desconfianza ante su pensamiento y lógica atravesada por el poder del lenguaje, no pasa así con el arte pictórico que en su inmensa capacidad de retratar desfigurar o transformar la realidad expresivamente y con recursos de estilo, logra una polisemia igual de incierta que la poesía – los léxicos e ideolectos se disparan ante la confrontación de un mundo sinestésico de formas imágenes y colores, metáforas del universo que sin embargo en un lienzo, se presentan con menor polución a diferencia de la prosa y lírica, que por mucho que procure subvertir el código, el virus lexical y la sintaxis no desaparecen.

Esto último vinculado a otro poema del libro “A partir de Manhattan” llamado Nunca salí del horroroso Chile (fragmento transcrito a continuación) nos permite extender la problemática del encierro que sufre el artista de la palabra.

Nunca salí del habla que el Liceo Alemán
me inflingió en sus dos patios como en un regimiento
mordiendo en ella el polvo de un exilio imposible
Otras lenguas me inspiran un sagrado rencor:
el miedo de perder con la lengua materna
toda la realidad. Nunca salí de nada.


La crisis que expone ante los límites de su lengua materna, su dialecto y la forma en que esto coarta su pensamiento, nos refuerza la idea y asombro del artista literario por la figura del pintor, pues la imagen pura trasparenta y pone en perspectiva su capacidad y recurso comunicativo como poeta – esta afirmación no implica que un arte sea mejor que el otro a mi juicio o el de Lihn, pero el poeta chileno como Beckett y muchos más, sabe que su gran arma y cruz es la lengua por ello continua, continua frente y por ella como el innombrable, personaje del Irlandés y protagonista de la novela que recibe aquel título (L'Innomable) Este sufre con la palabra pues es todo lo que conoce y le permite conocer.

Lihn por su parte también sufre esa palabra, es su pasión en el sentido más extenso de lo que entendemos por pasión, ya que su educación, pensamiento y visión forjada en Chile, en el liceo, en el hogar, lo aísla; aún cuando él, como persona salga de las fronteras físicas e intelectuales del promedio nacional. El chauvinismo, las letras del himno, el discurso tallado en la memoria lo hacen un meteco o extranjero en todo sitio, foráneo siempre atado la cordillera, a su colegio, a las calles de su capital o provincia. Aquel coloquio y cabildo patrio.

Sin embargo hay que aclarar que por mucho que el libro “A partir de Manhattan” de a conocer todas estas vicisitudes, no estamos ante un amargo canto al encierro y la autoconmisceración, es sólo la voz de una mente que se reconoce con plenitud en todas sus facetas, hombre, ciudadano de un país, persona de un continente y finalmente como habitante y ser en el mundo con una visión oponible capaz de afectar al otro, esa alteridad que no está menos encerrada que uno en su sistema o lengua, en este caso el inglés de Shakespeare, Milton, Faulkner, Melville, Whitman, Thoreau o Ezra.

Por ello el poema “Nunca salí del horroroso Chile”, bien entendido, deja en claro un sentimiento de desazón generalizado y muy humano, el cual orbita en torno a un aislamiento interno pero no por ello menos ligado a la realidad material de cada nación y su forma de vida y es en esta disyuntiva, en esta delicada frontera entre las dos realidades que colisionan, intima y externa, que Lihn construye desde el yo empírico una voz poética que se universaliza; pues su mirada de Chileno afecta a la del norteamericano, a la del gringo en Manhattan; y cada uno de estos bajo su noche de cincuenta estrellas comparten con nosotros la condición común de las franjas rojiazuladas, lo cual no nos hace tan irreconciliables pese a que en nuestro caso, dormimos sólo bajo una gran estrella distante.

Considerado ello, vale la pena preguntarse. ¿Dónde empieza uno y termina el otro o dónde lo personalísimo entra a definir lo global? Ello sólo está en la visión más amplia o estrecha de cada hablante y Lihn como gran hablado nos comunica desde su chilenidad y ante todo, gracias a su humanidad, un poema que ejerce la función de grabación o capsula del tiempo. T.V es una certera y crítica mirada, casi podríamos decir profético recorrido por los años 80 (estamos hablando ya casi de 30 años de vigencia) con respecto a ese otro, U.S.A que mira y afecta a muchas naciones y sus habitantes con su política, costumbres e ideología.

Después de este preámbulo, vuelvo a las primeras líneas del artículo pero ya justificado el porque elegí entre tanto gran poema de “A partir de Manhattan” la pieza titulada transcrita a continuación, la cual se titula T.V

Como los primitivos junto al fuego el rebaño se arremansa
atomizado
en la noche de las cincuenta estrellas, junto a la televisión
en colores.
De esa llama sólo se salvan los cuerpos
En cada hogar una familia a medio elaborar clava sus ojos
de vidrio
en el pequeño horno crematorio donde se abrasan los sueños.
La antiséptica caja de Pandora
de la que brotan ofrecidos a la extinción del deseo
meros objetos de consumo
en lugar de signos, marcas de fábrica
Hombres y mujeres reducidos por el showman a su primera
infancia
ancianas investidas de indignidad infantil
juegan en la pantalla que destaca sus expresiones inestables
como la de las cosas en el momento de arder.


Para analizar este poema no procederé como en el caso de Las Sirenas a la descomposición del texto pues la pieza por completo está orientada a una sola idea que se bifurca polisémicamente, esto quiere decir que el autor conjuga una serie de visiones disímiles o posibilidades para el lector, estrictamente tres (puede que hayan más, la poesía siempre deja campo abierto en función de la enciclopedia del lector y siempre el autor dice más o menos de lo que anhela pero estaríamos forzando la obra) por eso sólo señalaré las tres que yo, en mi lectura considero: primero hogar, luego fuego como energía y elemento natural y finalmente consumo que a su vez se refiere al término económico de gastar y por ende consumismo y así mismo al efecto del fuego de reducir los cuerpos. Todo ello desde un solo centro, de manera que Lihn no contrapone dimensiones opuestas del sentido que se van complementando en el cruce sino que desde un solo tallo extiende un racimo de significados que operan connotativamente y de acuerdo al contexto general a la par que van creciendo lo que el eje central del poema propone en un principio.

Es por ello necesario antes de proceder al método de intervención semántica, aclarar como Lihn realiza dicho juego. Para mantener una unidad que luego se disemina, el poeta vincula como ya señale tres campos semánticos o tres familias de significados, a través de la repetición de un único conjunto de palabras fácilmente asimilables bajo la idea general de fuego: Fuego, llama, horno crematorio, abrasan, extinción, reducidos y arder todas estas tienen una fuerte preeminencia en el poema (están marcadas con negrita) y son manifestaciones del fuego uno de los tres significados, quizá el más directo pues el poema explicito presenta efectos y resultados de la influencia de este elemento al destruir los cuerpos o tornarlos cenizas, allí ya aparece una idea de consumo pero qué hay de las otras dos, consumo como estilo o sistema económico de mercado y el otro significado propuesto, quizá el más rebuscado en apariencia: hogar.

Bueno, curiosamente las palabras aludidas al entrar en comunicación solidaria por medio de los versos se complementan entre sí, a veces reforzando de lleno uno de los tres sentidos propuestos para el conjunto por ejemplo fuego, otras la relación da un giro y se centra en otro significado bastante alejado como hogar o en dos al mismo tiempo, hogar junto a fuego, probando que no están realmente tan separados entre sí, en el análisis se verá esto más claramente, lo interesante es considerar que siempre se mantiene la ligazón en función del contexto total. En fin hay que destacar que la polisemia, o multiplicidad de significados, al partir de un solo elemento; nunca se desvía tajantemente de la propuesta global que Lihn hace con este poema.

Partamos con el primer verso “Como los primitivos junto al fuego el rebaño se arremansa atomizado”. Este nos presenta la idea de fuego como energía natural remontándonos al descubrimiento que hicieron nuestros primitivos antepasados y es, bajo esta misma idea, que el fuego como elemento natural toma la connotación de hogar, misma que posteriormente se reforzará en el resto del poema y que parecía tan alejada en principio.

Y por qué hogar, porque la palabra hogar, deviene de hoguera, lugar donde se prendía el fuego, así también el vocablo lar, que significa hogar, era para los romanos el espacio para atizar el fuego, por extensión se llama casa al hogar, por ser el lugar de reunión de la familia en torno a una chimenea o caldero. Y es que el fuego para los primeros hombres fue el mayor medio de asentamiento. Les dio cobijo y protección contra el frió, los apartó de las inclemencias de la oscuridad, la noche y el peligro de las bestias, el fuego fue como un dios que proveía, abrigo y alimentos cocidos. Lihn retoma esa idea en este verso y el que sigue, pues señala que como los primitivos ante el fuego, las familias de hoy se reúnen pero en una situación contradictoria, no como individuos sino como masa, como rebaño, lo cual conlleva una carga peyorativa, pues están cuasi-hipnotizados, dirigidos y peor aún el señala “atomizados”, eso quiere decir como una masa dispersa, ambiguo pero posible, pues es un masa que fragmenta al individuo que aglutina pero no une, sólo son cuerpos yuxtapuestos. Es un apelotonamiento de seres sin identidad reunidos, pero ¿ante qué?, ¿ante el fuego? y ¿dónde están reunidos?, las respuestas llegan pronto al leer el segundo verso. “en la noche de las cincuenta estrellas, junto a la televisión en colores”.

La noche de las cincuenta estrellas se refiere a la noche de Norteamérica, la bandera de estados unidos tiene cincuenta estrellas una por cada estado, así que Lihn se refiere a la noche de todos los estados federales del país del norte. Es una situación endémica, generalizada, esta de los cuerpos sin identidad aglutinados ante el fuego, pero volvamos a ello, ¿a qué fuego? pues no es el fuego natural que en un comienzo nos anticipa Lihn, es ciertamente un elemento congregador ese que alude, ese que lleva a los hombres a reunirse de manera sedentaria. Tal como los antepasados, pero bajo otras condiciones; la energía es ahora artificial, es eléctrica y en específico lo que los aglutina es un producto de esa energía, mecanismo que significa el advenimiento de la modernidad y los medios de masas, se trata de la televisión o T.V a colores.

Lo cual nos lleva a los tres versos siguientes “De esa llama sólo se salvan los cuerpos
En cada hogar una familia a medio elaborar clava sus ojos
de vidrio en el pequeño horno crematorio donde se abrasan los sueños”.


Estos contienen tres palabras nuevamente relacionadas con el fuego, llama, horno crematorio y abrasar, de quemarse en las brasas, lo cual nos remite hacia atrás, a la condición de aquel rebaño, a su cualidad de pulverizados, de atomizados por este medio, lo que a su vez implica el tercer campo semántico: el consumo, pues ya revisamos, el hogar y el fuego como energía natural y su par opositivo, la metáfora que Lihn hace con la T.V como energía artificial.

El consumo se presenta entonces en estos versos en un sentido alegórico, pues bien sabemos que el fuego es una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza capaz de destruir un cuerpo en segundos, de reducirlo pero qué hay de la energía artificial, de la televisión ¿tiene ese poder?, y ¿qué afecta? Según Lihn lo tiene, pues señala que la caja tonta es un horno crematorio el cual produce un osario con las ilusiones por ello afirma tajante que de esa llama que es la televisión ante la cual las familias o el rebaño sucumben, sólo queda intacto el cuerpo, el problema se vuelca entonces a la tradición metafísica del poeta, pues su hablante mira más allá del consumo material, del desgaste del cuerpo, del sedentarismo, se trata de la muerte del pensamiento, de la mente ante el bombardeo de imágenes, el consumo está entonces enfocado al poder convocador y dirigista de la televisión, parte integral de un sistema consumista de mercado, plástico, materialista e incluso imperial.

Lo cual graciosamente podemos llevar de nuevo de la metáfora a lo tangible del fuego pensando en como destruye la materia este elemento y desde allí pensar una nueva metáfora, la de estas mentes y cuerpos que se inmolan, que se sacrifican en el fuego corrosivo de la imagen, del producto, del sistema y de la receta consumista de éxito, no por nada pone esa idea de hipnosis en la descripción que realiza su hablante al decir “con los ojos clavados en el vidrio” y señalar en la frase que antecede “familias, grupos a medio elaborar”, se trata de personas incompletas, seres inconclusos, carentes, adolecen y por ello buscan suplir su necesidad con ayuda de la caja.

Esto involucra en tan sencilla y definitoria idea del poeta toda una gama de problemáticas sociales propias del sistema norteamericano y mundial, familias monoparentales, incapaces de lidiar con la crianza de sus hijos, el divorcio, la violencia y un relativismo moral que supera la conciencia de los usuarios del sistema, los esteriotipos los despedazan, las modas determinan sus conductas y personalidades. Este sistema es alienante, vuelve desconocidos a las personas, interviene la comunicación y fuerza a cada uno a vivir por los productos, por lo aquello que las imágenes venden como felicidad, y al ser educados por ese mismo sistema no disciernen, no deciden más que en función del costo beneficio del mercado. El televisor se vuelve el padre, maestro, amigo, confesor, horca y desahogo de las personas que no meditan más allá de lo que la pantalla les provee; ese gran hermano que te vigila y te lleva de la mano al horno, al holocausto de las almas y las voluntades.

Pero Lihn no queda allí, el siempre debe agregar un elemento mítico, universal, tomado de sus lecturas y su gran conocimiento de las artes y la cultura occidental. “La antiséptica caja de Pandora de la que brotan ofrecidos a la extinción del deseo meros objetos de consumo”

Quizá este verso puede parecer una frase perdida o forzada dentro de un poema que trata algo tan mundanal como la televisión sin embargo no es casualidad que ambas sean cajas, cajas que contienen información que una vez abiertas o encendidas afectan al hombre y no hay vuelta atrás, ambas son cajas con sorpresas y son trampas de fines superiores, en el caso del mito de Epimeteo y Pandora se trata del poder de los olímpicos que querían vengarse de la astucia de los hombres representados por Prometeo, el hermano sabio de Epimeteo casado con Pandora.

En el caso de la T.V se trata de otras fuerzas, los consorcios, las universidades, el estado, los privados que son dueños de los canales, de la programación de eso que paradójicamente se llama parrilla programática, otra alusión al fuego, a las brasas, al consumo.

La idea de Lihn entonces es revisitar intertextualmente a Prometeo que es todo lo contrario a su hermano, el poeta introduce a esta figura mítica como un contraste pues Epimeteo es cobarde, débil, insensato, es el prototipo del usuario televisivo que se deja engatusar por los infomerciales, por la idea de belleza prefabricada, Pandora creada por Hefestos para deslumbrarlo, en cambio Prometeo es aquel que vive en busca del conocimiento, el eterno buscador de interrogantes que se revela a los dioses y los poderes fácticos, es el autodidacta por antonomasia, aquel a los que temen los poderes y los medios y aquel que dejan en la periferia o lo encadenan pues a alguien con ese perfil, no pueden conminarlo con su programación, es inmune a sus mecanismos y por ende peligroso.

En definitiva Lihn pone el mito para ponderar a los tipos de hombres que hay y también por que una vez abierta por curiosidad la caja de Pandora, se escapan todos los males del mundo

En este apartado debo recalcar que Lihn difícilmente es un moralista, por tanto no considera el tema de la T.V, el consumo y la influencia que tiene el medio sobre los hombres en términos de blanco y negro, bueno o malo, sin embargo es un critico duro de una sociedad disgregada como aquella que vio en ese tiempo, los 80 (pensemos que pronto aparecería MTV, el rey del pop, la chica material y el boom del merchandising de Star wars ya era prueba infalible de todo un engranaje de consumo) Muy similar a lo que vivimos hoy como nuestra rutina y con lo mayor naturalidad pues está asumido. De forma que vivimos en un mundo relativista y Estados unidos siempre lo ha sido bajo su modelo de hacerse uno a sí mismo de cero, de ser la tierra de los sueños, las posibilidades y la libertad, pero es en este ultimo valor que reside como contraparte una mayor responsabilidad sobre todo ante la información, los medios y no sólo por quienes fijan la programación sino principalmente, por parte de los usuarios. De lo contrario estamos ante victimas indefensas y desvalidas de aquella caja sucia, contaminada en la medida que libera todo lo imaginable, lo mejor y peor sin concesión para el receptor, por eso la frase de “ella brotan ofrecidos a la extinción del deseo meros objetos de consumo”, por que la televisión siempre venderá, más allá de comunicar, pues para ser viable y solvente necesita patrocinadores, publicidad, apoyo financiero para transmitir.

De ahí nace el siguiente verso, “en lugar de signos, marcas de fábrica” alusivo a la gran cantidad de productos o soluciones milagrosas que vende la T.V los infomerciales, los recetarios de felicidad, la autoayuda, las sectas milenarias, el horóscopo, la farándula el modelo de belleza y adecuación social, el discurso políticamente correcto, los matinales, el amarillismo, las noticias alarmistas que siembran miedo, y paranoia, todos son signos pero no abiertos a interpretación, son marcas que buscan un pensamiento automatizado como el del reduccionismo lingüístico que Orwell plantea en 1984. No quieren espacio para el discernimiento marca y logotipo= éxito/placer, no marca = fracaso/dolor y en esa misma instancia, Lihn pone en la palestra a uno de los personajes mas arquetípicos de la televisión norteamericana y su estándar programático, el showman, que podemos visualizar desde Ed Sullivan a Jhonny Carson y luego Jay Leno o David Letterman con sus versiones criollas como Don Francisco o Morande, que juegan con la estupidez, la ignorancia y necesidad del publico o el concursante.

Sin distinguir edades ridiculizan en un grotesco carnaval a las personas, lo que realza la idea de rebaño ante este pastor que tiene para dirigir las conductas un cuadro luminoso que dice aplauso de manera que el público surumbático se para y grita como monos al ritmo del sonsonete de sus estrategias de director del circo

E ahí el poder de los últimos versos “Hombres y mujeres reducidos por el showman a su primera infancia ancianas investidas de indignidad infantil juegan en la pantalla que destaca sus expresiones inestables como la de las cosas en el momento de arder”.Ya no estamos ante sujetos sino objetos, producidos moldeados en serie, son mentes deformadas que gracias a intereses netamente bursátiles y plásticos son enviadas al horno e inmoladas por un fin superior, el dirigismo mercantil, el poder de los inversionistas y sus acciones.

Lo cual da un sentido mayor a la frase atomizados, pues basta con recordar los 90, algo que Lihn no alcanzaría a ver pero que a grandes rasgos anticipa con su texto. Pensemos en la guerra del golfo, aquel simulacro televisado y que llevó a CNN a consagrarse como una de las cadenas más exitosas en la tarea por exponer la verdad, una verdad que sólo tiene asidero y valor en la medida que está en la pantalla y desde allí es transmitido a las retinas que pueden ahora, ver desde la comodidad de sus asientos como un átomo pulveriza al mundo en segundos.

De manera que lo que Lihn señala sobre la noche de las 50 estrellas es vigente y más aún, podemos replantearlo pensando en nosotros mismos y ya no solo en la T.V sino Internet, al visualizar como toda una generación ve resumida su infancia en un video de you tube que en menos de cinco minutos condensa las imágenes y sonidos de las series y dibujos animados con que creció, la nostalgia y memorabilia circulante es abismal, el espíritu retro y vintage inmenso, y todo se conjuga a través del merchandising y las modas recicladas pues ahora la T.V no vende sólo existencias externas a sí misma sino que ejerce una función podríamos decir metaléptica pues rompe los niveles de realidad y se vende a si misma, vende productos que ya transmitió y se explica y presenta una problemática que se genera en el mismo medio para luego ser noticia, por tanto a nivel mundial vivimos una revolución e invasión mediática, somos parte de ese rebaño aunque nos duela admitirlo, estamos pulverizados, y el problema del lenguaje que Lihn plantea en “Nunca salí del horroroso chile” ya no es una limitante pues esta cultura del consumo tiene los medios para traducir sus productos y medios de venta a los códigos de cada nación, por eso hoy la empanada se produce bajo los mismos mecanismos que una hamburguesa de MacDonalds y Condorito es parte de Microsoft, Lihn mismo esta en you tube como curiosidad, al igual que Lira en cuanto vale el show y la mente y alma humana en ese proceso de mediocrización y manejo que pretende limitar la responsabilidad , juicio y voz, es un bombardeo de napalm diario en una noche de 50 estrellas que ya no son estrellas sino satélites que globalizan a aquellas masas divididas de antaño para llevarlas cantando y de la mano directo a un Auschwitz de las conciencias y voluntades.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado originalmente en La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas.



martes, 23 de diciembre de 2008

Presentación de la Santísima Trinidad de las cuatro esquinas.

12/23/2008 07:40:00 p. m.

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Motivaciones.


La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas es un proyecto literario de cuatro inquietudes (Violeta Fernández, Soledad Echegurú, Daniel Rojas Pachas y Oliver Beltrán) que se han aproximado al mundo poético, narrativo, dramático y ensayístico de Chile por diversas motivaciones y lecturas, pero que coinciden en su interés por la interpretación, el diálogo profundo con los textos (textos en todo su sentido) la creación (también en toda la gama que permite el lenguaje) y la obsesiva defensa y admiración por la autonomía de la palabra.


Ahora, ¿Por qué Chile y su arte literario? Porque de la misma manera que ocurre con las obras a analizar, la vinculación con este país, ya sea por nacimiento o residencia prolongada, nos moviliza con deseo a dar otra mirada a los estudios literarios, una posible y en lo posible divergente lectura, giro y sobre todo interpretación del quehacer escritural que conocemos como nacional (sin ser chauvinistas o cerrados a la gran cultura del mundo y el continente)


En gran medida también concordamos con Bajtin en que somos hijos dialogantes de este tiempo y lugar por tanto tributarios, aunque a veces nos pese, de una variante del español y así mismo de una lógica, y sensibilidad cercana a la de aquel hombre del sur que alude Manuel Rojas (quien paradójicamente no fue chileno de origen) en su obra homónima.


Finalmente la elección de la literatura Chilena tiene términos prácticos pues empezar un proyecto como este, que durará hasta que nos entretenga, nos brinde nuevas interrogantes, represente o no afecte nuestra mente con el exceso de letras y sus heterogéneas e infinitas combinaciones, es un desafío que de remitirse al universo literario en general, sería inabarcable y caótico, por ello, aún cuando nuestras lecturas personales nos tientan a crear una cosmopolita trinidad de cuatro esquinas o una versión cubana, peruana, argentina, francesa, lituana y así… por el momento el cuero y la voz, sólo nos permite por las razones ya esgrimidas, ser una trinidad que transita de norte a sur bordeando el pacífico y la cordillera de los andes con olor a Lillo, sabor a Lihn, gusto a Sabella, color de Stella Díaz, pasos de Wolff y Griffero, mirada de Cárdenas o Anguita, contemplación a lo Teillier, meditación a lo José Victorino, subversión a lo CADA y algo de actitud Bolañesca.


Esperamos nos soporten y más aún, esperamos soportarnos.


La Santísima Trinidad de las Cuatro Esquinas

Fernández Riquelme

Rojas Pachas

Echegurú Díaz

Beltrán Sologuren