lunes, 12 de septiembre de 2011

Cadáver Lírico [Por Alberto Aguilar Cárdenas]

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Cadáver Lírico


Por Alberto Aguilar Cárdenas




Quisiera referirme, en esta oportunidad, al libro de poesía de Niki Kuscevic que fue editado el 2008. Y es el mismo título que me da las coordenadas para empezar. La lírica es un cadáver, está muerta. Una sentencia dura y extrema por lo demás, pero, aunque nos pese (a algunos más que a otros), muy verdadera.


Sin embargo, para empezar a discutir este problema y antes de lamentarlo tratemos de revisar qué entiende Kuscevic por Lírica.


Podemos entenderlo de dos maneras. La lírica, como ese lado del género poético que sirve de adorno a las palabras, que nos sirve para vestir una idea o un sentimiento. Eso que justamente Rimbaud y los surrealistas abominaban. La palabra poética como función decorativa de otra cosa.


Pues es a esta lírica a la que Kuscevic, con ese giro rimbaudiano, le da carácter de defunción. En el sentido de que la poesía en Magallanes no puede seguir siendo sólo un cántico de las cosas hechas, una loa al pasado, un eterno homenaje a los pioneros, sino que debe decir la verdad de lo acontecido en nuestro presente. Destronar a la palabra como aditamento para hacerla originaria de sí misma, que fluya bárbara y pura.


Pero también hay otra manera de entender esta defunción. Es posible que Kuscevic entienda que la lírica es la clave del gesto poético proveniente del mito o el espíritu colectivo, y que este gesto ya no es capaz de articularse en nuestro espacio cotidiano. Las luces de neón, los proyectos artísticos, mecánicos y funcionales, la vida moderna que de a poco se instala en nuestra región, con sus vicios y su carácter de alejamiento, con su técnica y sus conceptos, con sus falsas y ficticias representaciones que ocultan y apartan el espíritu de algo que efectivamente se puede haber vivido poéticamente.


Estos mecanismos de la modernidad no sólo tapan y nos alejan del mito y el espíritu colectivo, sino que obstruyen cualquier intento de repoblar el espacio público. Es por lo mismo que el constante cántico al pasado o a un futuro ilusorio paradisíaco puede resultar una evasión respecto a la verdadera tarea educativa de volver a llenar nuestra vida de un imaginario que advenga de experiencias reales y creativas.


Hay entonces un carácter de luto en la poesía de Kuscevic, pero también de trasgresión. No de gusto parte su libro con un epígrafe de Bataille. Como ya no hay una emoción o una idea que deba ser vestida, que deba ser adornada, pues entonces nos queda decir y presentar la realidad con la crudeza de la palabra desnuda. Sus largos fragmentos poéticos se convierten en narraciones, y narraciones que pierden el sentido o lo bifurcan, o lo repiten como un gesto de shock o agonía. O, a la manera de Juan Luis Martínez o los poetas beat norteamericanos, como una forma de jugar con las posibilidades de transfiguración del lenguaje, como si en un acto de desarme pudiéramos desarticular el sentido del pensamiento que ha salido del funcionamiento de las máquinas y los artefactos, de los discursos y representaciones de las mass media que pueblan nuestro mundo para poder experimentar las cosas mismas en un nivel de experiencia distinto y extraño a la estructura técnica de lo cotidiano.



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Alberto Aguilar Cárdenas (Punta Arenas, 1971), escritor y Licenciado en Artes, con mención en Teoría del Arte, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Pertenece a la Agrupación Cultural Interdisciplinaria “Kajef” de Punta Arenas. Publicó "Escrituras" (Poemas), con el grupo literario “La Orden” (Imprenta Centenario) en 1993, y la novela “Diario de un descenso”, Editorial Atelí, en 2001. En el marco de la jornada “Cultura y Arte”, realizada en la ciudad de Puerto Natales con motivo de los 99 años de su fundación, expuso “Reflexiones sobre las estéticas de sí en Michael Foucault”, en mayo de 2010. Ha desarrollado los Seminarios de Estética y Teoría del Arte denominados “Los principios del Arte” (mayo, 2011) y “Dadá: historia de una subversión” (septiembre, 2011). La presente reseña sobre “Cadáver Lírico” fue publicada en el diario “El Pingüino”, de Punta Arenas, el domingo 31 de julio, 2011.



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