domingo, 6 de diciembre de 2009

¿Qué ocurre con los poetas chilenos de la Generación del 20?

12/06/2009 09:43:00 a. m.

¿Qué ocurre con los poetas chilenos de la Generación del 20?
Escribe Carlos Amador Marchant

En más de una ocasión Jorge Teillier manifestó que al paso del tiempo han sido muchos los poetas significativos que quedan silenciados mientras otros así no catalogados van ocupando sistemáticamente esos espacios.
El rescate de éstos, sin embargo, llega en su momento, o mejor dicho, la mano de la verdad siempre asoma en la vida de los humanos.
De la Generación del 20 fueron varios los poetas y prosistas chilenos que quedaron aislados en el tiempo y sus nombres, más ahora que la tecnología ha permitido el afloramiento de cientos y cientos de artistas de la palabra, a veces parecen estar recluidos en celdas impenetrables por donde el interés de los lectores escasamente llega.
Es posible que también haya influido en esto la vida agitada de los comienzos del siglo 20, la mundana, el desorden existencial entre ellos y la unificación al sufrimiento y la soledad. Por otro lado, si bien es cierto ya había fallecido prematuramente otro de los inmortales como Carlos Pezoa Véliz (1879-1908), y el apego y desapego a las normas estilísticas muchas veces juegan mala pasada. Lo concreto es que este grupo hasta nuestros días es más conocido como “El grupo de Neruda” o bien como lo denominara el poeta Pablo de Rokha: “La banda negra”, haciendo alusión punzante a este parnaso que se reunía en cafetines y bares.
“Poesía hecha de sentimientos, no de razonamientos”, expresa en una crónica Teillier. Estos fueron los poetas que se formaron en las primeras Fiestas de la Primavera, siempre unidos a la Universidad de Chile y su Federación de Estudiantes y al mismo tiempo en aquellas revistas de época como Juventud y Claridad.
De acuerdo a estadísticas casi la mayoría de ellos tuvo corta vida y sus obras no lograron consolidarse, pero unido a esto la desilusión circundante y la vida trágica gatillaron fuerte.
Se trató de una generación complicada. Baste para esto citar a dos poetas: Alberto Valdivia (El Cadáver Valdivia) y Joaquín Cifuentes Sepúlveda (El Ratón Agudo).
Pero hubo más en esta lista: Alberto Rojas Jiménez, Romeo Murga, Víctor Barberis, Rubén Azocar, Raimundo Echevarría Larrazábal, Juan Egaña, Armando Ulloa, Oscar Sepúlveda, Alejandro Galaz, entre varios otros; lista interesante para comenzar a estudiar y reactualizarla.
Tenemos ante nosotros a un grupo de hombres, de creadores que entraron en el olvido, salvo algunos estudios tímidos que empiezan a aparecer en improvisadas publicaciones o en diarios de varios años atrás. Pero todo queda ahí, en el intento, y todavía no se comienza a ejecutar un trabajo serio sobre estos poetas.
Joaquín Cifuentes Sepúlveda estuvo en esta tierra sólo 29 años y lo vivió todo, hasta la cárcel, que al decir de muchos de sus pares correspondió a un encarcelamiento injusto. Poeta nacido en la región del Maule fue tal vez uno de los más cercanos a Pablo Neruda, incluso al libro “Crepusculario” del Nobel de Literatura, se le dictaminan muchos acercamientos al estilo de “El Ratón Agudo”.
Vida allegada al sufrimiento y al desamparo, Cifuentes Sepúlveda terminó sus días en Argentina. El recientemente fallecido Premio Nacional de Literatura 2002, Volodia Teitelboim (fallecido el 2008), en su libro “Neruda” editado por Sudamericana en el 2003 (Página 117) retrata a este poeta en una forma más cruel que con deseos de rescatarlo del aislamiento: “Es un maestro de la cantina, un rey de la blasfemia, el que imparte a sus discípulos, como un apóstol del vino, las llamadas enseñanzas de la hombría criolla. El hombre ha nacido para tomar, para fornicar, para desafiar lo establecido. Tenía algo de anarquista primitivo. No dibujaba claramente la frontera que lo separaba del hampa. Era el predicador de una terrible y envolvente hermandad. Manejaba el lenguaje flamígero. Era el bardo del verbo insultante. El sucesor de todos los mal hablados de la historia, un fuera de la ley manejador de cuchillos y de frases como relámpagos, un semianalfabeto que tenía la sabiduría que viene de abajo cuando ésta se traduce en negación individualista, salvaje y sin destino”.
Pero Neruda hace, sin embargo, de su amigo una defensa férrea en los momentos en que está recluido: “Joaquín Cifuentes Sepúlveda….su sólo nombre es un verso”. Más aun, en su obra póstuma rescatada por el verdadero amor de Cifuentes (en Argentina) “El Adolescente Sensual” prologado por Jorge González Bastías, en el poema denominado “Ausencia de Joaquín”, el Nobel de Literatura dice: “Desde ahora, como una partida verificada lejos,/en funerales estaciones de humo o solitarios malecones,/desde ahora lo veo precipitándose en su muerte,/y detrás de él siento cerrarse los días del tiempo.”…
Andrés Sabella, por su parte, dice de Cifuentes Sepúlveda: “Hombre armonioso, tuvo el don de cambiar de lugar a las estrellas y reemplazarlas por rubíes calientes; hombre con vocación de fuego, su poesía creció lo mismo que una garra de azufre contra las cosas. Era, entre nosotros, el esposo de la soledad y nadie podía disputárselo……”
El poeta nació en San Clemente, en Talca en 1900 y a temprana edad emigró a Santiago. Curiosamente desde el año 1920 al 22 publicó cuatro de los cinco libros que se le conocen: “Letanías del dolor”, “Esta es mi sangre”, “Noches” y “La Torre”.
En su corta vida el poeta viajó por distintos lugares de Chile hasta desembocar, luego de salir de prisión, en el vecino país de Argentina, lugar donde conoció a su amada quien le publicó junto a otros amigos el libro póstumo “El Adolescente Sensual”.
Se concuerda en que, al paso de los años, comienzan a redescubrir a este poeta de mirada callada y temeraria. Sus versos, tal vez bañados de un romanticismo lejano, lo retratan en su sensibilidad. Está vivo, y en sus andanzas no sólo nos dejó el legado de las tragedias, depresiones y del amor verdadero, sino también la posesión de ser y caminar como poeta.
80 años después de la muerte de Cifuentes Sepúlveda, que es más de una vida generacional en Chile, y aunque los libros de él no se encuentran en librería alguna, lo único que hemos buscado es estrechar la mano de este creador del Maule, y por qué no decirlo, caminar y auscultar las huellas por donde anduvo entregando su voz, las amargas noches y la esperanza de reencontrarse con la vida, después de la muerte.


http://carlosamadormarchant.blogspot.com/

jueves, 3 de diciembre de 2009

Análisis de la novela Carne de Perro de Germán Marín

12/03/2009 08:17:00 a. m.



Análisis de la novela “Carne de Perro” de Germán Marín

Autoras: Carolina Opazo y Violeta Valencia.

El escritor chileno Germán Marín nace en Chile en el año 1934. Es uno de los escritores más controvertidos de su época, pues pese a pertenecer a una familia acomodada de origen militar, une su obra a los pensamientos políticos de la Unidad Popular. Con aires de periodista y filósofo intenta dar una versión irónica y crítica de la realidad socio-política circundante. Acción que en el año 1973, tras el golpe militar, fue sancionada con el exilio. De este modo sus novelas tuvieron que callar la voz del esperpento de la historia nacional. A modo de ejemplo podemos mencionar escritos como: Fuegos Artificiales, Chile o Muerte, Una Historia Fantástica y Calculadora, Carne de Perro, entre otros.

Precisamente, Carne de Perro es un buen ejemplo de la novela social, ya que desde el testimonio del revolucionario Ronald, su protagonista, obtenemos una panorámica de Chile durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva y luego el de Salvador Allende. De esta manera, la prosa se articula en torno a dos crímenes: la masacre de Puerto Montt y el asesinato de Pérez Zujovic; causa y efecto, hilo conductor que nos lleva desde la objetividad política hasta la subjetividad de los afectados.

En efecto, una vez más se ven enfrentadas la derecha y la izquierda constituidas como un todo, pero materializadas en sus partes. Dicho de otro modo, ambas se presentan como partidos políticos de acción intelectual, mas también se constituyen de atracos ilegales rondados de muerte para despejar el camino de las decisiones. En el primer grupo se encuentran los rostros adinerados y en el segundo el pueblo, quienes se enfrentan por el ideal de mejora nacional, que en un caso es el poder y en el otro la dignidad.

En este contexto, surge el VOP, Vanguardia Organizada del Pueblo, organización de origen izquierdista e ideales revolucionarios, que:

“rechazaban el papel que el marxismo-leninismo asignaba a la clase obrera como vanguardia de la lucha social, muy por el contrario, tenían volcada su fe en aquellos desesperados que, al margen de cualquier compromiso, creían en la rebelión a través de la violencia” (Marín, 1995)

Es por ello que los personajes: Ronald, Arturo y el viejo, nacen como productos de los “maleficios” del gobierno de la época, donde el caos de la deshumanización identitaria los hace transgredir sus ideales de justicia con tal de conseguir materializar la utopía política o más bien su anarquismo que ni siquiera integra al comunismo. He ahí que éstos, “los sumergidos, no obedecían a nadie y apostaban sus vidas en cada acto”; puesto que “El que quiere ser revolucionario no tiene que esperar a que llegue la revolución”.

De esta manera, dichos personajes en conjunto con otros individuos del VOP cuentan que llevaron a cabo varias acciones armadas en el gobierno de Eduardo Frei que favorecían y se cohesionaban con la Izquierda. Mas luego del asalto a la sucursal del Banco Nacional del Trabajador, fueron acusados de asesinos al servicio de la Derecha y, en consecuencia, se les fue retirado el apoyo de la institución.

En esa instancia, solos y cavilantes de la traición, la revolución se transformaba en el “producto de un terrible engaño, nacido de la aspiración de cambiar el mundo”; pero advertían que ya no había vuelta atrás. Porque la historia no podía esperar más por justicia y el próximo político a pagar su crimen era Edmundo Pérez Zujovic, a quien se le acusaba de la matanza en Puerto Montt. Pecado más que de carne de espíritu, en efecto, castigado por priorizar el imperio de la ley y no el derecho de los ocho o diez individuos muertos.

Por consiguiente, en la descripción de la urbe se materializa la efervescencia ideal del frente popular y en el calificativo de hombres grises (Opazo, 2009) se vivifican los protagonistas de esta historia, características propias de la novela social y que su protagonista nos las presenta a continuación:

En primer lugar, Ronald Rivero, presenta la pugna dos fuerzas en su interior: su yo nostálgico del pasado y su otro alienado del presente (Opazo, 2009). Así pues en el estado nostálgico vive el placentero recuerdo de su mujer, Natacha, y en el alienado el de la hija de Zujovic, María Angélica. Sensaciones que son descritas envueltas en el ambiente y se presentan de la siguiente manera:

Natacha, en la ciudad de Arica en un periodo de descanso, donde la suavidad prima en la relación y cuyo efecto sexual amoroso se funde con el espacio cuando el protagonista

“al hundirse llevado por el éxtasis, sentía la invencía del paraíso junto con el rebullir del mar que se agitaba a la par de la respiración. Desbocado al fin el pensamiento de en una multitud de ideas parásitas, éste se mezclaba con el estallido de las olas al derrumbarse estrepitosamente, llenas de unos pedazos de espejos que brillaban al sol sobre la playa” (Marín, 1995).

En consecuencia, la concepción de un hijo. Por otro lado, María Angélica, en la localidad de Valparaíso en pleno invierno, justo en el momento del asesinato de Zujovic, cuando:

“el súbito horror blanqueaba su rostro… era barrido por las lágrimas. La falda de lanilla, perdida toda compostura en la mujer, mostraba después de las ligas, adornada con el encaje casi de agua, unos muslos abochornaos y abundantes, aplastados en la parte delantera del asiento…fascinado por esas piernas casi juntas en su desnudez…era una sensación inexplicable como orgasmo…Las gotas caían perezosamente a través de ese vidrio trizado por las balas” (Marín, 1995).

En efecto, la condenación a vivir perseguido o a morir.

En segundo lugar, Ronald afectivamente se sabe y siente culpable, por eso, manifiesta melancolía y elegía en su tono (Opazo, 1999). Así lo demuestra en un diálogo con su esposa, cuando éste intenta que ella se salve, “qué será de ti pregunto ella…Nada bueno como entenderás, estoy condenado en este asunto a ser carne de barata.”, puesto que tarde toma conciencia en su vida se ha marcado una antes y un después luego del asesinato de Zujovic, donde la muerte ya era su destino y ya era demasiado tarde para arrepentirse.

En tercero lugar, Ronald se retrae en una geografía urbana (Opazo, 1999). Como antes se ha hecho alusión en todo momento el personaje se funde con los lugares, tanto en su estado emocional “tragado por la noche de invierno” o en su estado físico “en el techo de Zinc”; porque precisamente en este último caso se presentan los escenarios de los sucesos, que en su mayoría son en Santiago y en lugares específicos, la avenida Vicuña Mackena, el Estadio Nacional, la población Anibal Pinto, entre otras.

En cuarto lugar, Ronald utiliza un lenguaje con adagios populares y criollos‘huevon’, ‘encañonar’, ‘rati’, ‘cagamos’, entre otras. En suma, por medio del testimonio agónico de Ronald Rivero (Opazo, 1999). Expresiones que representan su origen marginal y a modo de ejemplo mencionamos:

Es por esta razón que el personaje es un hombre gris tal y como lo menciona Opazo (2009), en este sentido las características envuelven el hilo de la novela social que más que crítica social pasa a ser una representación de la vida de individuos marginados por la misma sociedad producto de sus ideales libertarios y revolucionarios.

En este contexto el personaje como un caos se transforma en lo que Julia Kristeva llama “el texto como sujeto y el sujeto como textualidad en el proceso de reconstrucción de la subjetividad” (Rojas, 2008), es decir que el personaje representa la crisis social que la propia sociedad no es capaz de ver, así por medio de la historia la ficción cobra verosimilitud y la revolución de los personajes se convierte en el reflejo de esta historia que se intenta cambiar a través de la revolución por medio de la ideología. En palabras del propio Marín:

“lo más grave era que mucha gente de la clase obrera, llevada por el seguidísimo partidario, decían amen a todo eso cejándose representar. Tenía una fe de borrego en sus dirigentes, una tropilla de oportunistas que, tarde o temprano, se venderían al mejor postor” (Marín, 1995).

Así se representa la sociedad decadente y denigrada que no lucha y que no permite la revolución y por eso la repudia, sin embargo, estas personas se vuelven necesarias aunque sean vistos como despojos de la sociedad, pues mantienen una visión diferente, que no se sumergirse en la vida cotidiana y alzan la mirada sobre la clase social para lograr una perspectiva distinta, así se justifica la revolución como un futuro cambio.

Sin embargo, este cambio es siempre impredecible e insuperable, pues la brecha de las clases sociales siempre está latente a pesar de la lucha y la revolución, por lo tanto, el futuro si bien puede implicar una mejoría producto de la revolución esta no es siempre lleve a un cambio.

“de esta manera volvía a imponerse en Chile la ley del más fuerte existente desde la caída del hombre en la historia, en que unos pueden matar a otros”(Marín, 1995).

Ahora bien, el personaje, la historia y las emociones que allí se explicitan crean una atmósfera de sensaciones sociales que anudan en la crisis social e ahí su valor documental. La nostalgia que se crea en torno a la vida hacen de los hechos pasados una construcción del presente que arroja a la realidad una bofetada que se desprende de la mirada del autor y crea un espacio transitorio que despierta las psiquis a favor de la transformación de la sociedad, que mire desde el presente al futuro.

Finalmente, el estado marginal de la novela no es más que un síntoma de la decadencia social cuya intimidad y verdad se vuelve un susurro del revolucionario que es capaz de perfeccionar la mirada que se comprende como una concreción de ideología y una mejora entorno a la vida. Por que “sólo mediante la voluntad de encarar el pasado con todas sus crueldades podemos aspirar a pensar con más claridad en el presente” (Opazo, 2009).



Bibliografía:

1.- Marín Germán, 1995. El Palacio de la Risa; Carne de Perro.

2.- Opazo Cristián, 2009. Anatomía de los Hombres Grises: Reescrituras de la novela social en el Chile de Postdictadura.

3.- Rojas Daniel, 2008. Realidades Dialogantes; Arturo la estrella más brillante de Reinaldo Arenas y la desautomatización de la realidad a través del lenguaje poético.


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Corporación Cultural Andrés Sabella rinde homenaje a Sady Zañartu

12/02/2009 04:47:00 p. m.


Pinchar en la imagen para agrandar

o descargar la invtiación en pdf desde este link.

Invitación en formato pdf

Este jueves 3 de diciembre a las 19:00 hrs, en el museo Andrés Sabella (Latorre 2535) la Corporación Cultural Andrés Sabella y la Ilustre Municipalidad de Antofagasta, rendirán un merecido homenaje a Sady Zañartu Bustos, Premio Nacional de Literatura 1974. Favor de difundir.


Antofagasta diciembre de 2009

En la puerta del horno

12/02/2009 12:28:00 p. m.

En la puerta del horno

Rolando Gabrielli

En la puerta del horno
se quema el pan
de la poesìa
El verbo se amasa
al alba y a fuego lento
se cocina el poema.
Rolando Gabrielli

RolandoGabrielli©2009

El poeta, narrador, ensayista, traductor mexicano (70 años) Josè Emilio Pacheco, figura relevante de la poètica latinoamericana, fue galardonado hoy con el Premio Cervantes. Mientras leìa ayer sus declaraciones en la prensa mexicana sobre su candidatura con relaciòn a su condiciòn de favorito, me di cuenta que podìa ser el ganador. Por cabala no quise reproducir sus palabras, dichas al diario Universal: "Para nada, me veo muy lejano. Tuve un problema con el Premio Reina Sofía, de ser finalista, cosa que por ejemplo en Estados Unidos es algo honroso. En cambio para nosotros es un título de deshonor, es una derrota el ser finalista y no ganar". Pacheco había recibido hace unos dìas el premio Reina Sofìa, que tambièn otorga España, y fue homenajeado recientemente en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, por su trayectoria. La Feria se està llevando a cabo en estos dìas en Guadalajara y tiene como paìs invitado a Estados Unidos. Es la principal Feria del Libro del habla hispana y Mèxico, con sus 107 millones de habitantes, el màs grande centro editorial de Amèrica latina.

A mediados del 66, leì por primera vez a Pacheco, un poeta singular, su libro El Reposo del Fuego, - dedicado a Mario Vargas Llosa-que guardo en mi ambulatoria biblioteca. Algunos lo describen como un poeta pesimista y vital, que alguna vez dijo que "Todo el mundo està en llamas: lo visible/arde y el ojo en llamas se interroga/Arde el fuego del odio/Arde la usura/Arden el nacimiento y la caìda./Arde el dolor/El llanto, el sufrimiento,/arden tambièn. la pesadumbre es llama/y una hoguera la angustia/en la que arden/todas las cosas.

El fuego, digo, tambièn las purifica.

Josè Emilio Pacheco ha dicho que escribe sobre lo que ve y lo que veo no es para sentirse optimista. Ahora hay un nuevo matiz que no existìa antes, una crueldad nueva. Pacheco sabe que vive en un paraìso dantesco, donde queman a los niños y a los decapitados les sacan los ojos. Quizàs no es tan nuevo, poeta, en Guatemala secuestran para vender òrganos y quizàs existe una tradiciòn, ahora màs organizada y masiva. Por eso su frase Pacheco es acertada: "Escribir poesìa es una forma de resistencia contra la barbarie". Las recientes cifras de las Naciones Unidas sobre Mèxico son desoladoras, un 50 por ciento de pobres y alrededor de un 18 por ciento en la miseria. Estadìsticas del espanto para un paìs con grandes riquezas y una gran tradiciòn cultural propia. Unos 20 millones de seres ( in) humanos, viven con menos de un dòlar, por eso es difìcil no saltar el muro de la muerte.

Ahora, poeta, la barbarie està dentro de los paìses màs civilizados. Quizás la rueda no ha echado casi a andar. En algunas èpocas se acerca al precipicio, se frena, atasca, tambièn lo hace con normalidad o hacia ningùn lugar.

Uno de los miembros del jurado del Premio Cervantes y vecino de casa en el DF, Mèxico, el poeta argentino Juan Gelman, definiò a Pacheco, como una figura intelectual que no se repite mucho en Amèrica latina, porque a sus dotes de poeta une las de narrador, crìtico y periodista, todo eso sostenido por una cultura enorme y afinada.

Pacheco habìa dicho previamente que Gelman es el mejor poeta de Mèxico.


DOS

Parra, el ventrìlocuo del habla popular

Rolando Gabrielli





Si yo fuera Nicanor Parra estarìa preparando un Artefacto en la vìspera de recibir el Premio Cervantes, porque no creo que el jurado de ese prestigioso lauro, el principal del idioma español, vuelva dejar pasar esta preciosa oportunidad de reconocer al ùltimo renovador de la poesìa hispanohablante, que ya frisa los 95, como dirìa el famoso autor del Quijote de La Mancha. Serìa una Mancha indeleble si se siguiera ninguneando, postergando, ignorando a un autor que dio vueltas de carnero a la poesìa. La verguenza es que Parra no es un autor muy conocido en España, a pesar que su obra es reconocida universalmente hace dècadas. Si bien, mi memoria es arbitraria, perezosa, olvidadiza, no tengo recuerdos frescos, hablo de años, sobre algùn artìculo escrito en la prensa española, importante relacionado con la obra del Antipoeta y profesor de Mecànica Racional, el chileno Nicanor Parra, conocido por muchos como el hermano mayor de Violeta Parra.

De Parra posiblemente se ha dicho casi todo, que su poesìa està contra todo e inclusive sì mismo, que bajò la poesìa del Olimpo, que es un demoledor del statu quo, del establecimiento, de la pequeña moral burguesa y uno de los mejores poetas de Occidente. Yo dirìa que es el nuevo ventrilocuo del habla popular y que sus retratos son lo que vemos a diario en el mundo que habitamos,- no los clàsicos y maniqueos perdedores y ganadores- sino el vasto, rico, sorprendente muestrario del mundo social real. Parra es un clàsico de la desolaciòn sin anestesia, suele poner el dedo en la yaga como un testimonio de vida y frente al huracàn que provocan sus palabras, nos recomienda no tragarse todo el anzuelo. Cada pez con su propio oxìgeno y a ver que hacemos todos juntos en la gran pecera de la poesìa. Parra es el artista de la cuerda floja. Irònico y humorista, còmico, satìrico y mordaz.

Parra, autor de Poemas y Antipoemas, Versos de Salòn, Obra Gruesa, La Cueca larga y otros poemas, Canciones Rusas, Artefactos, Hojas de Parra, entre otros libros, tuvo que recorrer un camino largo, arduo, laborioso, àspero y rebelde. Se instalò, desde que vislumbrò su papel en la poèsìa chilena, en las antìpodas de Neruda- vaca sagrada segùn Parra- y disparò como un francotirador sin contemplaciòn. Parra es uno de los dos poetas històricos que marcaron la poesìa chilena, latinoamericana y del habla hispana en el siglo XX, dos voces mayores con Gonzalo Rojas, junto a Neruda, la Mistral, Huidobro y Pablo de Rokha. Gonzalo Rojas es Premio Cervantes y ambos seràn homenajeados en vivo el 2010 durante el V Congreso Internacional de la Lengua Española que se realizarà en Valparaìso. Desde luego, los grandes homenajeados seràn los dos Premios Nobeles chilenos, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, con la ediciòn de dos millones de ejemplares de su obra en ediciones populares.

Desde estas pàginas hemos comentado en varias ocasiones la obra de Parra, la trascendencia de la intrascendencia de su poesìa que èl aparenta significar, y como ha dicho Harold Bloom, merece hace mucho el Premio Nobel porque su obra "es muy original, poderosa y emocionante" En un prefacio hace cinco años, Bloom dijo: "A sus noventa años, Nicanor Parra lleva casi setenta siendo un poeta original y vital". Parra, se ha dicho, le ha quitado solemnidad a la poesìa. De alguna manera, digo, le ha hecho aterrizar de narices.

La carrera por el Cervantes, a pocas horas de escribir este texto, es muy disputada por otros escritores, como el poeta mexicano Josè Emilio Pacheco, el narrador argentino Ricardo Piglia, la novelista chilena Isabel Allende, la mexicana Elena Poniatowska, entre otros. Pero sigue la mora con el nicaraguense Ernesto Cardenal y el español, Josè Leopoldo Marìa Panero, quienes no figuran en el listado.

El Artefacto que yo escribirìa si fuera Parra es este:
Les aplaudo con las manos de Lepanto
este Cervantes no es Manco,
pero el mundo es un espanto.
En 1962, hace 47 años, el mundo parecìa ser otro, pero seguìa siendo mundo y Parra escribiò este poema intitulado: Tres

Poesìas:
Ya no me queda nada por decir
Todo lo que tenìa que decir
Ha sido dicho no sè cuantas veces.

2
He preguntado no sè cuantas veces
Pero nadie contesta mis preguntas
Es absolutamente necesario
Que el abismo responda de una vez
Porque ya va quedando poco tiempo.

3
Sòlo una cosa clara:
Que la carne se llena de gusanos.

http://rolandogabrielli.blogspot.com/



lunes, 30 de noviembre de 2009

Nunca es tarde para empezar a perder

11/30/2009 06:12:00 p. m.


El fumador y otros relatos. Marcelo Lillo. Mondadori. 132 págs. / Gente que baila sola
Mondadori. 216 págs.



Nunca es tarde para empezar a perder

Por Ezequiel Acuña
Página 12. Domingo, 22 de noviembre de 2009


Con mito a las espaldas y una Colt cargada esperando por las dudas, el chileno Marcelo Lillo irrumpió en la narrativa latinoamericana a los 50 años, primero con El fumador y otros relatos y ahora con Gente que baila sola, dos volúmenes de cuentos desparejos, pero aun así perturbadores, tras los pasos de Raymond Carver.

A los cincuenta años, sin trabajo, con varios premios literarios ganados, pero nada de reconocimiento, Marcelo Lillo irrumpió en la literatura chilena con la publicación de El fumador y otros relatos, un excelente volumen de cuentos de una prosa directa y brutal que lo emparentó al instante con el legado de Raymond Carver. Por su parte, Lillo no tardó en alimentar el mito para reducir la distancia con el escritor norteamericano, y en cada entrevista se encargó de escribir su historia personal con el mismo aire de pequeña catástrofe y el mismo escepticismo que caracterizan a sus cuentos. Como uno de sus propios personajes, en 2002, Lillo renunció a su trabajo de profesor, compró una pistola Colt e hizo un trato con su esposa: vendería todo, juntaría todos los ahorros, se dedicaría a escribir y si en cuatro años no le iba bien como escritor los dos se pegarían un tiro. El contrato para la publicación del libro le llegó algunos pocos meses antes del cumplimiento del plazo. Ahora, Lillo va por su segundo libro de cuentos, Gente que baila sola, y prepara una novela que será publicada el año próximo, pero la amenaza del revólver debajo del colchón parece ser casi una declaración estilística.

En El fumador y otros relatos, Lillo demostró calzarse bien el traje de un psicópata con una lapicera, dispuesto a ensayar crueldades psicológicas una y otra vez, en todas las variantes de lo cotidiano, lo cercano, lo familiar, clavando historias para herir la sensibilidad. Es difícil trabarse en la lectura, es difícil no sentirse afectado por las desgracias humanas contadas con aire de normalidad que Lillo pone en escena en cuentos como Diente de león, que concentra la misma crudeza que Diles a las mujeres que salimos de Carver. Los relatos de El fumador son monótonos y sorpresivos al mismo tiempo, una cualidad incómoda, como si detrás del aire de normalidad que detentan las historias se pudiera sospechar por un augurio maligno un revés de la fatalidad. En su primer libro, Lillo tuvo la destreza para producir psicosis a partir de la monotonía y, casi sin muchas vueltas de tuerca, hacer que los cuentos se sientan sobre el cuerpo. Como si no quisiera recurrir en ningún momento a los efectos especiales, prácticamente todos los cuentos de El fumador son despojados y excelentes en el recorte de sus límites.

Otra historia es la de Gente que baila sola. Todo parece indicar que el escritor chileno, residente de la pequeña ciudad de Niebla, intentó duplicar una fórmula, y el resultado no fue tan contundente. Los primeros cuentos del nuevo libro de Lillo apuntan hondo, son quizá los más parecidos a la literatura de Carver y se manejan con la lógica de la bomba: el relato del momento preciso en que todo estalla, el breve resplandor. Pero a medida que se avanza no sólo los temas comienzan a repetirse sino también la forma de tratarlos, y los cuentos parecen perder la mesura con la que Lillo supo brillar.

En Gente que baila sola todos los cuentos se refieren a la familia y la soledad, pero sobre todo a familias imperfectas. O bien el cuento trata de un abandono (una madre, un padre, un hijo que se va), o de alguien que agoniza y muere, o de una pareja de un hombre y una mujer que se separan. En todo caso se asemeja bastante a un ejercicio de estilo en donde Lillo buscó trabajar una cantidad limitada de temas y elementos (el matrimonio que no tuvo hijos, la enfermedad, el personaje escritor, la perfidia), dándolos vuelta de un lado para el otro y organizándolos en sus múltiples variantes. Sólo dos cuentos escapan al eje temático: el destacado Noche de reyezuelos, que se puede pensar como el resultado del ejercicio de estilo, brillante y pulido, pero donde la temática ha cambiado; y Los pobres no pueden esperar, que nada tiene que ver con nada y merece ser olvidado. Lo cierto es que si en una primera parte la estrategia de Lillo funciona bien, el hecho de que el ritmo se vuelva tedioso a medida que se acercan los cuentos finales no se debe sólo a la repetición sino sobre todo a la pérdida de esa precisión que caracteriza los relatos de El fumador; al contrario, la intención de producir un efecto resulta demasiado deliberada y obvia, y en comparación con esos primeros cuentos de Lillo que pegaban sin pedir permiso, muchos de Gente que baila sola parecen, como mínimo, desprolijos.

La publicación conjunta, en nuestro país, de los dos libros de cuentos, El fumador y otros relatos y Gente que baila sola, parece ser una presentación por lo menos compleja para caracterizar al escritor chileno. Con muchos aciertos y demasiados errores, la escritura de Lillo promete tanto como genera resquemores. Si Carver reescribió su libro ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? durante quince años, tal vez Gente que baila sola, que fue escrito en tres meses, deba seguir el mismo camino. Por lo pronto, todavía es posible deleitarse –y sufrir– con El fumador y otros relatos, y esperar que para la publicación de su novela Marcelo Lillo encuentre a su Gordon Lish y se salve de las garras de la Colt.



domingo, 29 de noviembre de 2009

Nueva nortinidad (4a parte y final) por Alvaro López Bustamante

11/29/2009 01:47:00 p. m.

De un tiempo a esta parte, ha ocurrido un cambio profundo en los aspectos sociales (y económicos) de la zona norte. Esto se ha ido reflejando, poco a poco, en su literatura. A esta literatura, influida por cambios relativamente recientes, algunos hemos dado en llamarle "nueva nortinidad", para diferenciarla del tipo de literatura que se supone caracterizaría a nuestra zona. Con esto me refiero a poesías e historias de pampa, de salitreras, y todo el universo asociado a ellas.No hablamos, entonces, de la eliminación de la literatura calichera, sino del surgimiento de nuevas generaciones, cuyo lenguaje y forma de vida están más cercanos a la condición de zona fronteriza y geográficamente extrema, situada en el patio trasero de la llamada globalización, que a nuestro imponente pasado de explotación en las casi extintas oficinas salitreras.Esta nueva aproximación a la literatura, de la que me siento parte, no es antojadiza, ni menos un arrebato caprichoso, sino que más bien es la constatación de que numerosas escritoras y escritores -cada cual siguiendo sus propios procesos independientes- han arribado a cierta estética común y a la consideración de temáticas semejantes, que son las que ya he mencionado en los anteriores artículos. Es posible que, "sin querer queriendo", haya nacido una especie de "colectivo imaginario", como lo llama un amigo, pues estas escritoras y escritores, además de rescatar el concepto de solidaridad entre pares, concuerdan - esto se ve leyendo las distintas obras - en una redefinición del concepto de "nortinidad" en lo literario.Es razonable pensar que este proceso seguirá un largo tiempo: podemos distinguir escritores de valía en esta línea, lo que asegura representantes dignos del proceso. Ellos - esperemos - le cambiarán la cara a la literatura nortina.

Fuente: http://escritoresprovincianos.blogspot.com/