martes, 22 de septiembre de 2009

ROMEO MURGA, El canto ensombrecido por el mito

9/22/2009 03:54:00 p. m.

ROMEO MURGA,
El canto ensombrecido por el mito


Por
Arturo Volantines


Si consideramos el mito como una deformación de la realidad y no como fundacional respecto a un pueblo, a una obra que puede encarnar el ser de una nación, se ha facilitado la creación de un mito con José Luis Romeo Murga.
Pero, como los homenajes vienen del ámbito de la literatura, es necesario señalar que se confunde el personaje con el valor real de su poesía. Señala, en el texto, “Romeo Murga, Obra reunida”(Ediciones de la Dirección de Bibliotecas y Archivos y Museos, Santiago de Chile, 2003), su prologuista y recopilador, Santiago Aránguiz Pinto: “…el caso de uno de los numerosos escritores chilenos a los que se los conoce más por su imagen o representación que por su obra y su legado literario.”.
El personaje, Romeo Murga está muy ayudado por su muerte prematura; por su relación con Pablo Neruda; por la apología que hizo Jorge Teillier, que al tratar a Romeo Murga abonó a su propio mito; por que Copiapó —lugar de su nacimiento— tiene hambre de poetas en el siglo pasado, ya que tuvo casi ausencia total de éstos, cuando en el siglo XIX fue vértebra de la primera Generación Literaria chilena. También, anduvo por los ‘70 un poeta sureño, afincado en Copiapó, ondeando la bandera desteñida del mito del poeta tuberculoso.
En la obra de Romeo Murga no está el vigor de su ciudad natal. En cambio, sí, en otros, como: Guillermo Matta, Jotabeche; Rosario Orrego, con sus notables textos a Copiapó y a Chañarcillo; el “Pope” Julio, Valentín Magallanes, Ramón Escuti Orrego y Pedro León Gallo. Sus poemas poco dicen de Copiapó; hay que hacer un esfuerzo para atisbar que existe alguna relación. En los poemas a su infancia y adolescencia habla de un “lugar” que no tiene un acento en Copiapó o en Atacama. Más, parece un paisaje de la región de Valparaíso. El estudioso, Gustavo Boldrini publicó un texto llamado: “Romeo Murga, poeta quillotano”(El Observador de Quillota, 17 de marzo de 1978) . Igual sucede con Salvador Reyes, que es claramente escritor antofagastino y que terminó odiando a Copiapó.
Obviamente, Romeo Murga fue un poeta que tenía una tremenda potencialidad; pero la poesía que alcanzó a dejar expresada es atisbo de un “exacerbado romanticismo”, —dice, Jorge Teillier—, que ya iba en la trasnochada cuando despuntaba el creacionismo y otras vanguardias. Era conservador; escribió contra Marinetti y la vanguardia; admiraba a Anatole France. Cuando sus compañeros de universidad cumplían funciones diligénciales y políticas, él era un poeta neutro y no se comprometía con la vida pública.
Se ha llegado a la arrogancia de compararlo con Neruda. Tempranamente, Neruda fue poeta universal. No se perfila en su obra alguna visión estética o un camino propio; sólo es un legado parecido al de la poeta vicuñense, María Isabel Peralta, con la cual comparten muchísimas semejanzas existenciales.
Romeo Murga no tuvo tiempo; tal vez, pero tampoco hay un compromiso con el lugar que lo vio nacer. En el prólogo del texto “El Canto en la sombra”, publicado por su hermana, Berta Murga(Editorial Tegualda, Santiago de Chile, 1946), dice, el prologuista Norberto Pinilla, que su “verbo tiene sentido oscuro, opaco.”. Indudablemente hablamos de una poesía romántica, de poeta intimista, preocupado de su propio dolor; adolescente sin pretensión estética.
En el poema más difundido llamado “La lejana” se nota una ruta evidente, con imágenes leves y rima descansada; habla testimonialmente con poética azucarada y espontánea. Es entendible, porque se trata de un muchacho influido por la atmósfera santiaguina; cargado de vida y promesa; un Martín Rivas del siglo siguiente.
Me parece más importante, pero que confirma lo anterior, el texto llamado “Clara ternura”, que apareció en las “Colecciones Hacia” nº 3(29 de julio de 1955, Antofagasta), publicado póstumamente por Andrés Sabella. Se trata de un capítulo de un texto que escribía Romeo Murga llamado “Alma”. Son poemas en prosa, de corte romántico; para su amada que conoció, como él mismo dice, en el pueblo de su niñez. Allí podríamos escudriñar un lugar donde se posa su poesía, pero si bien es cierto que podríamos aceptar que se trata de Copiapó, en ningún lugar queda expresado.
Escribió algunos meses antes de morir: “En la noche estrellada pienso en nuestro cariño./ Te recuerdo en mis brazos como una cosa mía./ Veo tu imagen blanca, reconozco a tus pasos/ que viene lentamente desde la lejanía.”.
En “Clara ternura” también se ve una potente influencia de la poesía francesa de la época; es de suponer que sus estudios del francés le permitían leer en ese idioma y saborear el romanticismo de comienzo de ese siglo que agonizaba en Europa. Dice, Santiago Aránguiz, el prologuista: “Es, en definitiva, poesía hecha de sentimientos y no de experiencia, como afirma Jorge Teillier en su ensayo “Romeo Murga, poeta, adolescente”, publicado en la revista Atenea nº 395, de enero-febrero de 1962”. Teillier da muchos manotazos al analizar la obra de Murga, y no comparto para nada su opinión respecto a la poca importancia de “Clara ternura”.
Pero, también puedo presumir y desear, sobre todo, que esta poesía tenga un hilillo con Jotabeche y Salvador Reyes. Esta poesía tiene el mayor mérito de confirmar a Jotabeche como el primer poeta de Copiapó; digo, al salirme del garlito que la poesía sólo se escribe en versos impuestos de un idioma impuesto. Esta prosa dulzona tiene algo del “pajarete” atacameño.
Es justo homenajear en Atacama a Romeo Murga. Pero, lo que no me parece justo es que se deje en el olvido a poetas mucho más importantes. Aún peor, que a Romeo Murga no se le lea ni se le estudie; que se hable del poeta atravesado por tantas circunstancias externas a la obra. Confunde ese hablar demasiado de las circunstancias de su muerte, de su relación con otros poetas y como pozo de adolescentes que quieren ser poetas. No se habla de la obra de Romeo Murga. Se debe realizar un simposio para contextualizar su obra, entre otras obras de autores atacameños.
Me parece que no se valora el arte; se valora el evento, sine qua non de los tiempos que corren. Se sepulta la poesía del poeta, para realizar honras fúnebres al tótem.




lunes, 21 de septiembre de 2009

JOSÉ ÁNGEL CUEVAS, POETA PRESENTE Y ESENCIAL DE CHILE

9/21/2009 06:05:00 a. m.



JOSÉ ÁNGEL CUEVAS, POETA PRESENTE Y ESENCIAL DE CHILE


por José G. Martínez Fernández.



EL MERCURIO del último domingo, 13 de septiembre, trae una extensa entrevista a uno de los poetas que más ha mantenido el principio identidad creativa-independencia política.


Él es José Ángel Cuevas, amigo del gran poeta ariqueño Rodolfo Khan, amigo mío y de muchos que nos hemos decepcionado del juego político de los que ayer abrazaban una causa y hoy la traicionan.


Cuevas es un poeta noble, entendida aquí la nobleza como símbolo de respeto por su hacer y pensar con honestidad, sin transar y sin alejarse, aunque sea levemente de los principios sociales que en los sesenta-setenta abrazó.


No sorprende, por ello, que señale en la entrevista que valoriza a aquellos que se quedaron en Chile en la época oscura de la patria y que ahora sufren la indiferencia de un sistema que ellos, con sus batallas épicas-utópicas, ayudaron a construir.


La decepción como elemento vital de una Nación que no ha sido reconstruida en afán de justicia es lo que denuncia José Ángel Cuevas.


Pero no sólo el importante poeta que es él ha estado en esa batalla. Habemos varios desilusionados.


Muchos no conocen a este aeda y por ello nosotros damos una pequeña muestra de su talento con la publicación de uno de sus poemas.





OTRO AMOR



¿Para qué quiero otro amor?
¿Para ir carreteando por la Gran Avenida sin un peso
y hablarle del Tiempo de la UP
revolverme en estos 15 años
sacando mugre del
Tarro?

Emborracharme y gritar en Tugurios
empapelados con banderas chilenas
polietileno
poliuretano.

Pasar por la Alameda a las 3 de la mañana
cuando todos se hayan ido las muchedumbres
cubiertas de smog
Y duerman.

¿Para qué quiero otro amor?
¿para llevarla a comer pescado frito
y sentarnos a mirar los pájaros
sin un peso para hotel
un peso para bailar abrazados hasta que amanezca?



Es evidente lo que el bardo nos ha querido decir.



Un reciente libro, de más de cuatrocientas páginas, que le editó una importante Universidad, sirve de punto mayor para conocer la gran esfera lírica de José Ángel Cuevas.





domingo, 20 de septiembre de 2009

Estrenamos el número XV de Revista Cinosargo, agosto del 2009

9/20/2009 09:07:00 a. m.



Estrenamos el número XV de Revista Cinosargo.

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sábado, 19 de septiembre de 2009

Poco me importa, de Andrés Florit: una poética de reacción

9/19/2009 05:58:00 p. m.


Poco me importa, de Andrés Florit: una poética de reacción


La deriva por la ciudad es uno de los fundamentos claros de la modernidad poética. Desde el central artículo de Baudelaire, El pintor de la vida moderna, de 1863, ese exilio liviano del flaneur, que pasa despreocupado sobre esa ciudad que se transforma incesantemente, se constituye como una de las situaciones privilegiadas del artista: ver el mundo, ser el centro del mundo y permanecer oculto al mundo, tales son algunos de los menores placeres de esos espíritus independientes, apasionados, imparciales, que la lengua sólo puede definir torpemente.
Sin duda, esa figura del flaneur, algo indolente y con cierta conformación nerviosa que reinvierte toda su energía en el vicio de la contemplación y la posterior representación de aquella fantasmagoría extraída de la naturaleza -esa figura no corresponde en absoluto a la para hoy simpática imagen del escritor que denuncia la injusticia o el carismático iluminado que hace de sí mismo el ombligo de su concepción del mundo. Por lo mismo, hacerse acompañar de un desasido verso de Pessoa y habitar conscientemente un lugar de reacción ante la “revolución” posmoderna, son un par de los corajes detrás de Poco me importa (Santiago: autoedición, 2009), de Andrés Florit (Santiago, 1982), en que el autor irrumpe desde ya con provocaciones de peso ante las exigencias con respecto a la situación de la obra literaria. Ante el deber con respecto a un futuro que parece imponer a coros el mundo, el autor impone otro deber tanto más importante, y por lo demás legítimamente propio del poeta: el desasimiento necesario y consciente –presente- del artista moderno.
Un índice de esto puede verse en “Tendido sobre la hierba”:

Tendido sobre la hierba
escucho a unos pájaros
y poco me importa
saber sus nombres.

El desasimiento –poco me importa- impone a Florit una definida y provocadora reacción ante una poesía omnisapiente cuya altura sobre el mundo permita redimir a éste o a sí misma. El consciente hedonismo sencillo que este poema eleva como enseña dicta, quizás, el programa de la escritura de Florit: el no saber como gesto consciente, sin nada de inocencia, como punto de partida para la posibilidad del lenguaje poético.
Y esto porque la palabra, y el mismo nombrar las cosas y los seres se van poniendo en entredicho en una vivencia poética sin el espectáculo estruendoso del demiurgo. En éste último, este gesto es inicial y constitutivo; en la modernidad poética, conservada en el gesto reactivo de Florit, el nombrar es prácticamente una necesidad pesada y confusa para la expresión de esa muerte acumulada en nosotros. El divorcio con el logocentrismo es, entonces, decidido desde la crisis del sujeto poético (Lo que digo / no soy yo, en “Quién es éste...”), que tampoco encuentra sosiego en el callar (cfr. “A la vieja usanza”) y a quien la ciudad le pesa como una necesidad en la que es necesaria la transformación poética. Y más aun si hablamos de una en particular: aquella de las 3 de la tarde, ya sin prisa, en que constituye un pecado corregir la ortografía de los muros -esto es, un espacio libre de eventos cuya representación o explicación se hace imposible. Tan sólo funcionará para ello la liviana ambición del croquis, la representación aproximada y conscientemente subjetiva del plasmador de imágenes.
Esa preferencia por la contemplación conjuga otro perfil para la decidida reacción desde la modernidad de cara a la crisis del lenguaje y del sujeto. La presencia de las cosas (y hasta la huella de la presencia de las cosas) aplasta su denominación: la pregunta heideggeriana se diluye ante la absoluta realidad de lo que se mueve, se desplaza, se va y no deja de indicarse a sí mismo como pasado, un pasado que logra coexistir y ser presente bajo el sello de la inquietud. No resulta casual ni inocente, en este sentido, la indicación a The Californians Tale, de Twain.
Una poética con este recurrente vínculo a lo pasado, esta reacción: sería absurda y fuera de lugar si no encontrara una palabra justa, y ahí radica la virtud final de Poco me importa. La creencia en la labor poética como una búsqueda de una expresión más precisa de la realidad, que sepa que tiene una vocación demiúrgica crítica, condenada a la sordera en una época sorda –ésa es la alimentación ética preponderante en la poética de Florit: Tartamudear es un comienzo. En este sentido, aunque corresponda recalcar la poca solidez de la obra como totalidad –existen notorias diferencias estilísticas entre los textos, y se echa de menos un programa que logre unificar el conjunto de poemas-, queda clara una intención de situar a la creación literaria en la medida justa de su poder o su impotencia. El poema final del libro es luminoso en este sentido: la obra literaria se inicia en la escucha más que en la ejecución de melodías.
En un medio literario en que la inquietud política se convierte en central –por lo que salta a ser “tema de turno”, necesario escalón para aprendices de burócrata-, y en donde se ha legitimado por parte de un par de poetas de la generación de los 80 invocar palabras con mayúsculas que tan sólo un militar o un funcionario de los militares habría tenido la cara dura de decir u ocupar burlescamente –para resumirlo en un concepto, en el fascismo de parodia de la estrategia literaria concertacionista, instalado a medias y a punta de insolencias de sus agentes cubiertos y descubiertos, uno definitivamente termina por respirar de alivio ante el increíble hecho de que se siga haciendo poesía con una real preocupación al cuidado literario. Esta última inquietud, que constituye la necesaria ética del trabajo literario, no es –como tal vez quisieran los últimos profetas de la avanzada literaria- un escombro escondido y algo mohoso, como una primera edición de Enrique Lihn o una anécdota (otra más) de Teillier pasado de copas, sino que revive por propia necesidad, como parte fundamental de la actividad literaria y condición para su supervivencia más allá de la “transición” y la sofisticada manipulación instrumental de la actividad poética por parte de moros y cristianos.


Carlos Henrickson

http://henricksonbajofuego.blogspot.com/


miércoles, 16 de septiembre de 2009

La fae(nación) del mundo

9/16/2009 10:55:00 a. m.

Arturo Volantines
especial para G80

La fae(nación) del mundo

Prólogo de Terruño, El ser y destino del regionalismo de Juvenal Urízar Alfaro

La globalidad ha provocado cambios profundos en todos los ámbitos. La cultura y la creación estética han visto caer sus cánones y paradigmas. Por ejemplo, las Generaciones y los Géneros Literarios ya no se articulan como en el siglo recién pasado.

En el ámbito político, los integrismos —que surgen después de la Revolución Rusa— dan paso a recreaciones y a otras formas epocales más fluidas y cambiantes que todavía combustionan, para que, seguramente, aparezca una nueva síntesis.

En el ámbito de los Estados surgidos en América Latina, estos mismos Estados han buscado la conversión de éstos en naciones; se han esforzado en concluir este proceso, aniquilando de paso a millones de indígenas e inmigrados, especialmente de África; pero sólo han triunfado a medias.

La fusión y la hibridad están latiendo aún.

Cuando estos Estados se preparaban para dar el último zarpazo a los distintos pueblos sobrevivientes, los Estados-Naciones de Europeo se funden en una mega alianza, fundamentalmente económica, y dejan desconcertados a sus pares de América Latina. El Estado de Chile, se ve en la obligación de reconocer su multiculturalidad. En cierta forma, el Estado de Chile y también los de América Latina son sobrepasados por esta nueva realidad, y van detrás de estas megas alianzas. Surgen, entonces, espacios para que algunas minorías como los Mapuches empiecen a respirar más fuerte y se den cuenta que les resulta más beneficioso volver a relacionales particulares de mercadeo y auto abastecimiento con efectivas soluciones identitarias: de recuperación del ethós y sobrevivencia, donde resalta el patrimonio. También, por la misma paradoja, a sectores ecologistas les interesan las manifestaciones distintivas en un mundo que se vuelve monocolor; tras la búsqueda matonesca del Imperio por asegurar un sistema de pagos de patentes y factorías, que se vuelve aparentemente más rentable y presentable que la usura del don Dinero.

Resulta entonces que los pueblos primigenios tienen una gran alternativa de sortear el estruje endemoniado de la globalidad al perspectivar una forma creativa, ya que así resurge la autoestima, la autogestión y la felicidad de un arte nuevo en libertad.

En el Estado de Chile, los pueblos que viven en su territorio han tenido tenaz resistencia y sublevación para no amoldarse y ser dominados, en un Estado construido desde el Estado. Se ha querido hacer una nación desde el mesianismo hibrido de América Latina y, especialmente, desde el mesianismo portaliano de construir una copia feliz de un país unitario. Sin embargo, los pueblos primigenios y las distintas variantes de inmigrantes, especialmente europeos y argentinos han realizado un sinnúmero de rebeliones desde las guerras heroicas hasta las fiestas religiosas.

Los pueblos Mapuches en el sur y los pueblos Atacameños, Coyas y Aymara en el norte han negado incorporarse a cuestas de olvidar su ethós. A partir de la república han resultado insistentes la revoluciones del 30, 40, 50 del siglo XIX en el norte, donde los hijos de la vieja provincia de Coquimbo y sus descendientes de Atacama realizaron fervorosas gestas civiles, especialmente en 1851 y 1859.

El centralismo ha tratado de hacer bailar la cueca al nortino cuando éste no puede zapatear a la Madretierra. El centralismo también se alimenta de las riquezas naturales y de la explotación de la clase trabajadora y sólo deja como patrimonio, por ejemplo: el cementerio y la inundación en Chañarcillo, o un mudo hoyo en el mineral de El Indio, o ese largo festival de pueblos abandonados y cementerios llamados “salitreras”.

Cuando el diputado de la república, Ángel Custodio Gallo y su familia quisieron ser sobornados por el Gobierno de Montt, al querer éste pagarle a precio de oro sus acciones del ferrocarril de Valparaíso a Santiago, para justificar entregarle la fortuna del Estado a la oligarquía santiaguina, estos atacameños prefirieron el escarnio y la “Revolución Constituyente”.

Pero, también, el Norte sigue recibiendo ciertos funcionarios designados a dedo y sin motivación por el terruño desde otras zonas del Estado para que sean los “yanaconas” modernos. Sería suficiente que los impuestos que producen nuestras riquezas quedaran en la zona, para que se desarrollara un crecimiento sustentable.

No es posible articular este sentimiento de nortinidad sin poner énfasis en nuestra heroica existencia: sin considerar las grandes hazañas contra el Inca, sin la gran conquista del desierto, sin los cientos de muertos y víctimas de las guerras civiles, sin la persistencia de bailarle y cantarle a la Madrecita, sin los aportes de los intelectuales como Jotabeche, Pedro León Gallo, Gabriela Mistral, entre otros; ni menos, sin el arte frondoso de nuestros antepasados indígenas en la cerámica y petroglifos, en los cultivos e, inclusivo, en las formas primarias de la tecnología minería del Norte Florido.

No hay duda que hay un articulado en el ejercicio particular de la vida que se hace en las regiones del norte del Estado de Chile, donde el desierto de Atacama es un gran manto único en el mundo. Basta señalar el testimonio increíble de las momias de más 3000 años del Chinchorro que nos hablan perpetuamente.

De allí que estamos atentos a la tarea de Juvenal Urízar de articular un basamento notable; de primera incursión para armar un constructo o manifiesto que dé cuenta del ser de una región digna de si misma, y que al nombrarse en su insistencia cobra viva “propria” en el mundo.

Este texto ahonda en materias olvidadas y clandestinas, dispersas, poco conocidas, con nuevas materias de un mundo cabalgante. No está a la mano el “Manifiesto Americanista” de Felipe Varela, ni en el pensamiento no publicado de Pedro León Gallo, ni otros estudios regionalistas. Muchos de los estudios disponibles y utilizados por Urízar son de origen europeo; por lo que resultan muy importantes los materiales específicos que trata este texto. Qué es el regionalismo, la causa regionalista, la propuesta de un programa regionalista; además, de artículos que hacen de este texto una obra necesaria para ordenar una política regionalista, un lugar de partida y reflexión; y, sobre todo, un lugar de encuentro de la causa regionalista.

Hoy, Juvenal Urízar preside la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz Godoy de La Serena, iniciativa emparentada con una de las organizaciones civiles más antigua de Chile, la Sociedad de Artesanos de La Serena(1862). Juvenal Urízar, abogado; descendiente de ilustre familia de las gestas regionalistas pone este texto punteado, claro, acotado a materias; urgente, por el agotamiento mundial de los partidos “integristas” y de sus correspondientes desmoronamientos en Chile, donde frota y flota una nueva forma de articular a la sociedad civil.

Este libro busca ser un manual sencillo, remitido a una articulación como texto educativo, para que se pueda leer desde cualquier artículo o sea parcialmente consultado, dependiendo de la materia que se esté tratando o versando.

Terruño es la expresión del amor de Juvenal por la geografía humana y espiritual de la que se siente orgulloso; trasversal al sistema que agoniza, y que busca que otros hijos de estas tierras la hagan suya. Terruño es un manifiesto que parte desde el corazón y de la razón de la Matria; un fervor educado, conciente que en el ser de la región —desde sus hijos hacia los hijos de otros regiones del mundo— podrá surgir la esperanza de concretar el arcoiris, que se ha insinuado muchísimas veces, pero cuando ha llegado a la Moneda queda súbitamente olvidada.

En Chile hay promesas de descentralización, promesas de gobernadores regionales, del traspaso del poder central a la gente. Las promesas autoritarias en Chile se repiten; la historia de Chile es una forma endémica de autoritarismo, que incluso funciona en la democracia; es una costumbre cómoda y centralismo. El ser unitario del país facilita que la oligarquía mantenga el poder incluso dejándolo.

No hay duda que seguirá la profundización del libremercadismo en capturar y estandarizar el mundo, en cobrar facturas por el consumo desde el hotdog hasta un ibook, desde los chips hasta la fae(nación) de las noticias; tras lo cual van a desaparecer cientos de pueblos, lenguas y culturas y muchos otros quedarán atrapados en una nueva forma de esclavitud imperialista.

Pero, hay pueblos que no sólo han resistido a esta mundialización de los mercados sino a la opresión de los Estados centralistas, como son en Chile los pueblos Atacameños y Mapuches. De allí que este texto es una herramienta para que las nuevas generaciones y particularidades, como varas de colihues y cuesco de chañar, resistan al monstruo que pisa fuerte. Este texto es una oportunidad para construir un diálogo; es parte de la gran oportunidad para que sobreviva el crisol de los pueblos que hacen posible la belleza de la vida, de la contención de las atrocidades de esta viejanueva forma de Imperio; y, poder así, implementar en conjunto la salvación del planeta.

Arturo Volantines
Septiembre, 2009,
Altos de La Recova,
La Serena.-



viernes, 11 de septiembre de 2009

Barbaridades in Situ de Sergio Pinto Briones

9/11/2009 10:51:00 a. m.

PORTADA DE BARBARIDADES IN SITU

ÉXODO


INCESTO CAPÍTULO II


SI TU FUERAS LA MISMA


ADAN Y EVA.


T- EQUILIBRO

VIAS


Sergio Pinto Briones (Santiago de Chile, 1977). Reside en Barcelona.

Tiene estudios de Magíster © en Literatura en la Universidad de Chile y Master en Documental Creativo en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Poeta experimental y artista visual, ha participado en diversas exposiciones colectivas y ha colaborado en diversos medios escritos y en el terreno audiovisual ha incursionado en diferentes formatos: poesía digital, videoarte, el documental, el cortometraje.

Barbaridades in Situ en su primer libro de poesía visual publicado en España por la editorial Emboscall y actualmente está trabajando en su libro de poesía discursiva/concreta "El Balcón de la Planta Baja"


Sobre la obra.

Barbaridades in Situ es un reflejo de la barbaridad actual, un espejo minimalista de la experimentación del lenguaje hasta capacidades irónicas insólitas, un equilibrar y desequilibrar, un silencio fuera de toda pirotecnia y barroquismo visual donde los símbolos, los códigos y las palabras son los únicos protagonistas.

En su búsqueda de ir más allá del lenguaje, el libro además adquiere la metamorfosis de convertirse en un Objeto Poema a través de la obra Pozo donde una página del libro se extiende varias veces, asimilando la profundidad de un pozo, la virtud del lenguaje en sí.

Del libro han dicho:

-“Barbaridades in Situ es un libro lleno de ideas, de sorpresas, de brillos” Bartolomé Ferrando

-“Es un excelente libro! Efervescente, inquietante....!” Clemente Padín

-“Barbaridades in Situ es un nítido homenaje a los padres de la poesía, pero por sobretodo, una apuesta por el ahora y por la densidad de discurso” Eduard Escoffet

-“Un libro inteligente. De movimientos sutiles que provocan violentas reflexiones” Alejandra del Río.