martes, 27 de enero de 2009

Novedades de Enero en La Santísima Trinidad de las Cuatro esquinas

1/27/2009 10:53:00 a. m.

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Estamos terminado un nuevo mes, de la Santísima Trinidad de las cuatro esquinas y presentamos al público los presentes artículos y novedades


Violeta Fernández Riquelme

El dentista de Bolaño y la irónica intertextualidad del viaje sin retorno (leer)


Daniel Rojas Pachas

Hacia una interpretación Lihn-guística de: La Vejez de Narciso (leer)

Los Gemidos de Yanquilandia por Pablo de Rokha (leer)

Hacia una interpretación Lihn-guística de: Pena de Extrañamiento (leer)


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Estrenamos nuestro primer número de la Revista La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas (leer)


Lea la Santísima Trinidad de las cuatro esquinas






lunes, 26 de enero de 2009

Hacia una Interpretación Lihn-güística de: La Vejez de Narciso

1/26/2009 02:31:00 p. m.

lihnnarciso.jpg


Me miro en el espejo y no veo mi rostro.
He desaparecido: el espejo es mi rostro.
Me he desaparecido;
Porque de tanto verme en este espejo roto
he perdido el sentido de mi rostro
o, de tanto contarlo, se me ha vuelto infinito
o la nada que en él, como en todas las cosas,
se ocultaba, lo oculta,
la nada que está en todo como el sol en la noche
y soy mi propia ausencia frente a un espejo roto.


Poemas de este tiempo y de otro. Ediciones Renovación 1955 Santiago.

En este poema Enrique Lihn edifica un hablante que dialoga con su interioridad, el carácter enunciativo es de un yo que en principio se oculta, no presenta rasgos de personalidad más allá de las pistas que el título da, al aludir a la figura de Narciso, eterno efebo enamorado de sí mismo, de su reflejo en las aguas cristalinas, sin embargo de forma sutil y gradual la voz poética va despojándose de su pudor y desnuda de manera escalonada una confesión por medio de verbos pronominales y pronombres reflexivos, deícticos que remiten al mismo hablante, capaz de ser caracterizado por hallarse sumido en un proceso autoreflexivo de erosión y tachamiento de su identidad, víctima de una actividad vouyerista dirigida hacia su propia persona, este proceder cobra matices simbólicos y metafóricos pues el hablante contrario a sus deseos, se topa con un resultado desfavorable ante cada intento de autocontemplación. Al mirarse se ve empujado al fracaso o la contradicción, producto de la degradación que su ser experimenta. Esto se percibe desde los primeros versos: Me miro esperando algo y no lo veo. No estoy y en mi lugar sólo encuentro un objeto inerte, aquello que debía reflejarme, la cosa me he reemplazado. (Podemos entender esto de manera literal) Sin embargo no hay que tomarlo tan a la ligera. Es factible pensar que el hablante auto contemplativo, sumido en este juego de mirarse, se decepciona como dice el título, a causa de la vejez, debido a la inminencia de la muerte y aquel vacío insondable producto del paso del tiempo, en otras palabras, el hablante esta en ciernes de ser suplantado por la nada, esto se refuerza con lo que expresan los versos finales:

o la nada que en él, como en todas las cosas,
se ocultaba, lo oculta,


De manera que la nada oculta, presente en todo como condición inherente a la existencia en su completitud, ha comenzado a actuar sobre el hablante, ha estrechado sus brazos sobre su persona, por tanto la espera para él ha terminado, el lapso ineludible está por cumplirse

la nada que está en todo como el sol en la noche

Por ello, como fin de todo, la condición latente de extinción debe ser asumida con desesperación pues está al acecho del rostro del hablante, de su identidad, de su ser, y es en ese reconocimiento consciente, al tomar la nada el cariz de verdad absoluta; que el lector puede gracias a la percepción desplegada por la voz, indagar en su propia situación desde su particular punto de vista. Pragmáticamente el conflicto presentado por el poema se torna universal, y mientras que para el yo poético la situación comienza a concretizarse, el receptor confronta la verdad como interrogante, como posibilidad ante la cual puede medir su distancia cognoscitiva y espiritual, lo cual le da al texto ribetes trascendentes.

Estas afirmaciones se visualizan en el último verso del poema Lihneano

y soy mi propia ausencia frente a un espejo roto.

Verso que no sólo en su sentido general sino que en su construcción lingüística comprende de manera subyacente el concepto más general de metáfora: Si entendemos este tropo o figura retórica como la presencia de una ausencia, ausencia que el yo del poema por su parte, confronta paradójicamente ante la presencia de un objeto o de un yo en el cual el yo inicial o primigenio no se reconoce, podemos por tanto apreciar allí la metaforización, esta dinámica de auto confrontación se vuelve una mecánica que lleva implícita una verdad indeterminada o indeterminable. En un sentido más profundo, la existencia del ser ante la proxémica de la nada, de la muerte, se revela por completo como una metáfora y en esa medida como una verdad del tipo descubrimiento/desvelamiento opuesto a una verdad totalitaria y cerrada. Estamos ante una verdad que no cumple la función de adecuación o coherencia, su resultado por ello, conlleva la idea de que al conocer, enfrentamos un proceso dinámico porque la adecuación entre lo conocido sobre los hechos y los hechos mismos es susceptible de no estar definitivamente clausurado. Lo cual en última medida, es consecuente con la idea de nada, bajo la cual Lihn somete a su Narciso. De la confrontación del hablante consigo mismo y en consecuencia con el fin, surge la muerte como imposibilidad posible, clausura del ser indeterminada, irreductible y desconocida, en gran medida ininteligible, pues no podemos considerar un concepto univoco de lo que será el termino de la vida para cada uno y todos.

Por ello ese espejo roto, indefinible, múltiple, es polisémico a causa de las miles de imágenes que se reflejan en cada una de sus partes, el yo sigue presente, pero no aquel yo al que estaba acostumbrado a mirar, aquel que solía conocer, es otro o muchos yoes y tiende a confundirse con el objeto, con la mirada al infinito, con el vació imposible de sintetizar.

De cualquier modo La Vejez de Narciso según Lihn no se agota en este primer análisis, es importante destacar que la observación de los despojos o remanentes del ser a través de la auto contemplación y las implicancias metafísicas expuestas vía el mismo proceso, el hablante las experimenta debido a un acto material, somático y sensible, quizá uno de los mas importantes del ser humano, la mirada, tópico existencial y fenomenológico presente en otras creaciones del autor. La mirada como acto, pretende a grandes rasgos percibir sensorial y cualitativamente a las demás existencias, por tanto las relaciones que se producen debido a su ejecución van más allá de lo sensible pues constituyen un apercibimiento de todo lo que esta fuera de mi, todo lo que no soy y que de una u otra manera, en su carácter de externo me es oponible y me afecta, al ser el hombre una realidad dotada de consciencia. De modo que en el poema la problemática expuesta va de un hacer a un ser y viceversa por ello la mirada y todo lo que el hablante experimenta con ella, su propio reconocimiento, su posterior erosión, el desgaste producto del acto mismo de auto observarse, de sobre analizarse deviene en una fragmentación y agotamiento del yo, es un acto que se realiza ad infinitud.

Porque de tanto verme en este espejo roto
he perdido el sentido de mi rostro
o, de tanto contarlo, se me ha vuelto infinito


La idea del espejo por tanto juega un papel simbólico, representa el constante proceso de repetirse en la mirada auto dirigida, la cual termina por provocar una escisión e hibridación, lo cual en el poema, físicamente se puede extender por analogía a la vejez del vanidoso Narciso en la medida que la cercanía con la muerte también provoca una escisión, el espejo se rompe y la muerte por su parte divide al ser, lo fragmenta y lo indetermina, lo cual en términos de Lihn, nos lleva a extender semánticamente el par conceptual espejo / vejez como significantes de fragmentación y connotatividad, asimilándolo de inmediato al proceso mismo de escritura, por tanto Narciso puede ser con facilidad visto como el poeta, si atendemos a los conceptos de poesía que maneja el autor en lo amplio de su obra.


sin la esperanza ni el propósito de influir sobre el curso de las cosas
el poema es un rito solitario
relacionado en lo esencial con la muerte. (Para ningún destinatario)


El espejo roto asimilable a la proximidad con la muerte, provoca efectos como la indeterminación, la connotatividad, la fragmentación del ser y su proyección al infinito, sin olvidar claro lo más importante, la observación, la mirada de la propia identidad y el desdoblamiento, la autorreflexión y por ende la comprensión desde el yo de lo externo, efectos que también son apreciables en la poesía, por ello Narciso y su espejo son símbolos egregios de la creación, podríamos decir entonces que Narciso por medio de su poesía está condenado a mirarse, condenado a escribir y ser. Esto se respalda con la práctica del mismo Lihn; en el poema Porque escribí, el autor amalgama libremente a la idea de crear con la presencia de la muerte y expone la escritura como un medio de vencerla, de arrebató y rebeldía dentro de lo que nuestra precariedad abismante permite.


Me condené escribiendo a que todos dudarán
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos


Por tanto, el poema Vejez de Narciso no debe en su interpretación ser reducido a la mera realidad del observador que muere o se agota, o abandonar el sentido en los explícitos caracteres del ser mitológico que se torna objeto de su hacer, pasando a convertirse en lo observado, victima de una dialéctica de la cosificación. Narciso en definitiva por su proximidad con la muerte, por su espejo y creación (mimesis podrían decir algunos), es también una verdad metaforizada e irreductible, una experiencia meta poética, auto reflexiva, un ser que sintetiza en su actuar el proceder del creador de la palabra, atrapado en su obsesiva labor de leer y recrear al mundo desde su continuo percibir poético, como dice Lihn invocando a los eternos maestros de la juglaría, a los eternos Narcisos, a los dolientes que miran robándole algunos secretos a la nada:


Ah, poetas, no bastaría arrodillarse bajo el látigo
ni leernos, en castigo, por una eternidad los unos a los otros.
En cambio estamos condenados a escribir, y a dolernos del ocio que conlleva este
paseo de hormigas
esta cosa de nada y para nada fatigosa como el álgebra


Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado en: la Santísima Trinidad de las cuatro Esquinas



domingo, 25 de enero de 2009

LOS SEA HARRIER

1/25/2009 11:25:00 p. m.




LOS SEA HARRIER (1994) Diego Maquieira
A Mario Lobo, El cubano del trilenio Más que el más de mis contemporáneos


II

LA BELLEZA QUE DESCONOCÍAN LAS LENGUAS



HABÍAMOS DADO MÁS DE MIL ÓRBITAS



Habíamos dado más de mil órbitas
sobre el mar sin haber jamás arribado
a ningún cabrón puerto
Coritani nos traía por mar perdidos
algún tiempo
para después dormirse
y dejarnos otra vez perdidos
No quedaba un solo Harrier a bordo
y las cargas de armamentos y alcohol
arrojadas al mar por unas rocas
que eran como olas varadas
Ma Coritani hacía detener el viento
para salir a guerrear a cubierta
pero amodorrado por el rocío y el sueño
veía nubes que se hundían en el mar
Entonces alucinó hundir el portaaviones
hasta la mitad, hasta dejar flotando
sólo las gigantescas velas en cubierta
para que parecieran unas dunas de mármol
levantando una capilla
Mientras el arsenal de agua debajo del casco
y el mar rodeando por todos lados a la vez
hacía estremecer de gozo
a los rapsodas druidas
porque Patresca Ossavinci de una belleza
que mandaba a irse de lado al cielo
iba levantando el mármol y lo socavaba
con su cuerpo hurgándole un hombre
la ternura despiadada de un hombre
y con sus ojos hurgándole un faro.



ARS VITAE



Teníamos fuerte afición al vino
le rendíamos culto a los racimos de uva
y éramos arrogantes, crédulos
pendencieros
Preferíamos la muerte
a perder la libertad
y llevábamos la alegría del amor
hasta las puertas del infierno
hasta desafiar a la misma muerte
desnudándonos en pleno combate
o agrandándonos las heridas recibidas
Y si veíamos en peligro la vida
de nuestras mujeres y la nuestra
nos dábamos muerte por gusto continuo
Y éramos tan arrebatados en la guerra
que jamás actuábamos de acuerdo a un plan
No conocíamos ni la humildad
ni la caridad, ni la abnegación
ni la dulzura
Éramos serios y semifabulosos
y adorábamos a nuestras esposas
que adoraban el falo y el oro.




LEVANTAMOS UN FARO


Levantamos un faro en medio del mar
un faro de paredes de papiro
que usábamos para guardar los vinos
y para echarnos a beber con mujeres
pero no hacíamos nada para la posteridad
Una noche que intentamos dar Macbeth
nos demorábamos meses en darla
y se nos olvidaba en qué íbamos
Habíamos levantado un faro en el mar
para no hacer nada en la vida
y gozar desnudos y con mujeres
Ma a veces maravillados por un Mirage
por una clona que nos hacía los ojos
asaltábamos a la sexta flota española
y promovíamos graves desórdenes bajo cubierta
Pero no hacíamos nada grande la verdad
Abusábamos del amor
del ocio y del porvenir
y bebíamos hasta moverle el piso al mar.




BANQUETE FRATERNO

Domingo noche a la comida privada
que diseñamos con el canciller de Ratzi
bajo un toldo en el desierto de Al Bumba
y los dos solos como mesas de arrimo
y con nuestros gorros de Armani
fue de una ociosidad acongojante:
Mire me dijo, "y si quiere salir vivo
de aquí mejor escúcheme. Nuestra religión
no es un baile. No es una balsa de perdidos
en el mar, ni un manicomio de adivinos.
Su estructura profunda e inamovible
no es libertaria, sino sacramental
y por lo tanto, jerárquica, ¿me sigue?"
Así en ese tono me hablaba, Luchino
y me salía con implantes así como éste;
"Nuestros dogmas no son murallas
que nos impiden ver
sino ventanas abiertas al infinito".
Así igual seguía hablándome, Luchino
mientras yo chupaba mi Bellaterra
con uvas rosadas y quesos hediondos
"Nuestra liturgia no es una farándula
no es una pesadumbre que solicite
a Teresas tetonas ni a desvergonzados
Nuestra liturgia no vive de escalofríos
y sorpresas, de ocurrencias cautivadoras
sino de repeticiones solemnes".
Así seguía mientras yo seguía bebiendo
hasta que lo calmé en un momento dado
y le dije: las brevas van una maravilla

viernes, 23 de enero de 2009

Los Gemidos de Yanquilandia por Pablo de Rokha

1/23/2009 06:56:00 p. m.

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El primer libro del poeta chileno Carlos Ignacio Díaz Loyola mejor conocido como Pablo de Rokha, se titula Gemidos y data de 1922, antes de esta obra, el autor había publicado su poesía en revistas y folletines, entre los cuales se destacan versos de infancia de 1916, antología hecha para Selva Lírica y luego el folletín del diablo de 1920 en revista Claridad, hay otras publicaciones como Sátira, pequeño libro de 1918, empero lo importante de todos estos títulos radica en su carácter, pues pese a tratarse de obras núbiles, pertenecientes a una primera etapa de decantación de la voz del autor, ya el lector puede apreciar la forma que tiene De Rokha para entender la realidad y plantearse frente al mundo como creador e integridad que sostiene una fuerte convicción vitalista.

En sus poemas iniciáticos reconocemos parte de su formación religiosa y su lectura febril de la biblia en el seminario conciliar de San Pelayo del cual fue expulsado en 1911 por su acercamiento a códices blasfematorios, vertiente pagana alimentada por las páginas de Voltaire y la voz de los poetas románticos europeos, en especial los filósofos voluntaristas alemanes que tanto influirían en su cosmovisión, luego aparecerían de manera prominente las ideas anarquistas expandiéndose en sus versos la crítica antiimperialista y el tema social, y es en este último apartado, el social, que no podemos obviar como elemento gravitante de la educación sentimental de Pablo de Rokha, su larga convivencia y cercanía con el campo chileno. Nacido en Licantén en 1894 sus primeros pasos antes de partir a Santiago, los dio en Talca y Curicó en los bordes cordilleranos acompañando a su padre, una figura fuerte que también lo marcaría en su proceder como hombre y poeta. La vida rural, el aire libre, lo trascendental de la naturaleza plagada de paisajes, ruidos y fuerzas que conviven con el hombre, forjador de costumbres, tatuarían su infancia y adolescencia, llegando cada imagen y símbolo rescatado de esos primeros e impresionables años, a elevar esta realidad y sus personajes a la calidad épica de macrocosmos y protohombres respectivamente.

En la fabulación Rokhiana, vemos el mundo rural como una mitología mundana de figuras heroicas, a veces satanizadas, sufridas y abnegadas pero siempre epónimas, fundadoras de una identidad, de un accionar con el cual el amigo piedra (apodo con el cual llegó a ser conocido el poeta) comulga en un sentido Whitmaniano. De Rokha asume el rol de gigante patriarcal bíblico y cósmico, esto se aprecia transversalmente en la obra reseñada, Los Gemidos, pero con especial énfasis en los cantos, podríamos decir uno y dos del poemario, Balada de Pablo de Rokha y Epitafio en la Tumba de Juan el Carpintero.

Atardeciendo me arrodillé junto a una inmensa y gris piedra humilde, democrática, trágica, y su oratoria, su elocuencia inmóvil habló conmigo en aquel sordo lenguaje cosmopolita e ingenuo del ritmo universal; hoy, tendido a la sombra de los lagos he sentido el llanto de los muertos flotando en las corolas; oigo crecer las plantas y morir, los viajeros planetas degollados igual que animales, el sol se pone al fondo de mis años lúgubres, amarillos, amarillos, amarillos, las espigas van naciéndome (Balada de Pablo de Rokha)

Las sencillas gentes honestas del pueblo veíanle al atardecer explicado a sus hijos el valor funeral de las cosas del mundo; anochecido ya, cantaba ingenuamente junto a la tumba del rorro, -- un olor a virutas de álamo o quillay, maqui, litre, boldo y peumos geniales perfumaba el ambiente rústico de la casa, su mujer sonreía; no claudicó jamás, y así fue su existencia, así fue su existencia. (Epitafio en la Tumba de Juan el Carpintero.)

Esa idea panteísta de ultravalorización del cuerpo y las raíces con el universo, es la que se opone como fuerza dinámica, como furia desatada a un mundo artificial y mecánico, alienante y de relaciones tipográficas, frió y a la moda. En el poema Edison (La vida práctica) parte del canto a Yanquilandia, el hablante creado por De Rokha, acribilla los principios tecnocráticos de relacionalidad que rigen a la cultura americana a principios del siglo XX, mismos que se proyectan hasta nuestros días como una ideología empresarial del consumo y control.

Nacimientos por teléfono, defunciones por teléfono, matrimonios por teléfono, toda la epopeya, toda por teléfono, enamorarse radiotelegráficamente, vivir y morir en aeroplano, cien, doscientos klmtrs. sobre el nivel de los viejos valores humanos, los viejos valores humanos, existir a maquina, conocer a maquina, recordar a maquina, ver a maquina, a máquina, el espectáculo gris de los ángulos (…)

Podemos apreciar como todas las dimensiones del hombre, desde el nacimiento a la muerte, sus valores, lo más abstracto de su ser hasta las actividades primarias, laburo y economía, la epopeya completa de existir y las principales instituciones de una comunidad, el matrimonio y el ejercicio básico de los sentidos, están atravesados por adjetivos que reflejan una visión sistematizada y atomizante del ser humano y su comunicación.

(…)mesurar los fenómenos sentimentales, intelectuales, sensacionales, adoptando el sistema métrico-decimal como unidad inicial, como unidad inicial y el dolar como fin, casarse por sport, matarse por sport hacer reclamé a los pechos divinos de las niñas y a1 vientre de la viuda, ir cinematografiándose a lo largo de las tristezas diarias convertido yo, el hombre, yo, el hombre, yo, el hombre convertido en errantes panoramas efímeros, panoramas efímeros y temas azules.. (--País de LOS DIVORCIOS! . ! . . ) (Edison)

El gigante imperio en esa medida es representado por sus falsos profetas con sus respectivos recetarios de éxito, Woodrow Wilson, Rockefeller y P. Morgan son algunas de las personalidades que De Rokha resemantiza como significantes de un mundo degradado. Entes que proclaman su verdad desde una aparatosa tribuna de barro y grandes orgullos de cemento y metal, coliseos, puentes, milagros de la arquitectura que sumados aplastan al hombre común con su retórica sofista y millones en dólares acuñados por la potestad del sello y burocrático papel.

A la imagen de Norteamérica imperial se le opone una gran figura como representante de la verdadera cultura y saber nacional de ese país, los principios trascendentales de Emerson y la vida en los bosques de Thoreau, padre de la objeción de conciencia, se sintetizan en los pasos enarbolados de un gigante digno de ser laureado, Whitman no es un hombre o simple poeta, es una energía del universo reconocida por seres vivos e inertes,
por rocas, excremento, hormigas, elefantes y cuerpos celestes como un hermano, como un padre, como una voz inmemorial y el poeta nacional al seguir sus pasos, busca esa amalgama legendaria y democrática con el cosmos.

Como un Dios que edificase poemas a bofetadas mentales, Walt Whitman está sentado, está sentado sobre la majestad de la vida con el entendimiento del coraz6n en Yanquilandia, la pierna derecha en Pekín y la pierna izquierda en Berlín, todo el cuerpo sobre TODO el mundo, jugando poker con los muertos sobre el tapete azul de lo infinito, platicando con las estrellas y oyendo, oyendo, oyendo los ruidos cóncavos y trascendentales de la época, (…)

Le dicen las hormigas: salud Walt Whitman!... los honestos elefantes extensos: cómo estás hermano? y las tortugas, los sapos, el Rey de las Españas, los mendigos, los parlamentarios, las vacas, el Presidente, los caballos, los obispos, los cocheros, la luna, los excrementos le dicen, le dicen golpeándole la espalda: hermano Walt Whitman, Walt Whitman, Walt Whitman eres NUESTRO hermano, NUESTRO hermano Walt Whitman. (…)
(Walt Whitman)

Por aquel afán de constituir una voz totalizante e integradora, capaz de fundar una identidad y cultura en la palabra, se debe reconocer a De Rokha con sus Gemidos como padre de la poesía chilena, inaugurador de una voz única tal como lo fueran Vallejo en Perú con Trilce, Maple Arce en México como fundador del estridentísimo con su obra Andamios Interiores o Girondo en Argentina con XX poemas. Pues la utopía que se plasma en su decir no se agota como una quimera desembarazada del hombre y su dolor, no es un escapismo, sino una confrontación con el acto prodigioso de existir y luchar la vida, como dice el autor, aún cuando se conciba todo intento como un fracaso anticipado.

La Batalla de la vida va perdida desde la cuna sin embargo lo heroico es ganarla.

Y en esa lucha de ideas, en esa dialéctica de la poesía como arma y hogar, como cuna y tumba, se gestan juicios contradictorios y severos hacia la universalidad humana en su plenitud, por tanto los líderes de Yanquilandia no son la excepción, los presidentes y empresarios y sus ciudadelas del capital como Chicago, son grandes moles sustentadas por una filosofía bursátil y carnívora.

Situado en la estupenda, la, estupenda tribuna mercantil de Washington, predominando sobre Ias vagas colinas del Derecho de ayer y sus tabladillos intercontinentales, mirando hacia ninguna, ninguna, ninguna- parte Woodrow Wilson lee la biblia a los pueblos modernos. *** Y sus tristes mentiras suenan como las músicas anacrónicas del barrio, rurales, otoñales, dominicales y la voz lluviosa de los muertos en las trágicas tardes trágicas de la época. (Woodrow Wilson)

El comportamiento eversivo se resume en el proceder de la bolsa de comercio, los clubs y cines repletos de hombres y mujeres carentes de vísceras, sintéticos sportmans, dandys y bailarinas de foxtrot, atrapados por la pantalla grande y el encandilamiento voraz de sus vestimentas y ademanes que dirigen su accionar hacia este tercer mundo necesitado de discursos y mitos, bailes y señoritos falsificados que venden al crédito y con los más altos intereses, una identidad.

Capital: 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de dólares. ¿Quiere usted, quiere ud. Transatlánticos, momias, feto, hombres, momias, fetos, hombres, dinamos, ferrocarriles, tractores, camiones, motores, rameras, gusanos, automóviles, yodosalina, catedráticos, vacas Holstein o Dirham, sabiduría en inyecciones hipodérmicas, honradez a la cocotte, arte puro, arte embotellado por nosotros en las botellas mahometanas del tipo Alah, presidentes especiales, especiales, especiales para Sudamérica, o cualquiera otra maquina, animal, manufactura, cosa por el estilo?... escriba a : U.S.A. Company, U.S.A., pidiendo catálogos, pidiendo catálogos, pidiendo catálogos. (U.S.A. Company)

Con la muestra de estos poemas del libro Los Gemidos y en específico del canto a Yanquilandia, vemos como se inaugura lo que será su potente y fructífera creación que supera la cuarentena de libros, podemos además percibir ya en ese entonces, los ribetes extremos de un autor polémico, abismado por lecturas anticanónicas lo cual lo hacia diverso a sus pares en su talante, convicción de enfrentar la realidad y ánimo creativo.

Ideológico y contestario las profundas convicciones de Pablo de Rokha lo opusieron a la crítica no preparada para comprender y respetar su trabajo en la diversidad de su propuesta, tal como ocurrió con otros adelantados en Chile, Juan Emar por ejemplo. La reticencia del medio hasta el día de hoy, incapaz de aceptar o desplegar estudios adecuados a una obra de tal magnitud son prueba irrefutable de la incomprensión e indiferencia, sin embargo algo se ha avanzado por el esfuerzo de estudiosos como Nain Nomez o ediciones como la reciente publicación de El Valle Pierde su Atmósfera de Editorial Cuarto Propio, dedicada a la figura de la gran poeta y esposa de Pablo de Rokha, Luisa Anabalón Sanders, también conocida como Winett de Rokha. Musa inspiradora del autor y fuente de su más descarnada ternura.

Filosofando caminas sobre las tumbas del planeta Reíste a los tres días de nacer, dulcemente de nacer, porque ya eras madre de lo creado y abuela de los muertos. Paz, sonora canción nacida de un tajo hecho en la tierra, sin héroes o niños divinos antes de ayer. Y manas sangre de árbol-árbol con olor a surcos llenos de simiente. Contigo el pánico florece y las tristezas dan frutos dulces. E iluminas el camino hacia el hombre distante. Desengañada te crees y tus días son cuentos para niños. (Epitalamio)

La obra del poeta por tanto, podemos calificarla a grandes rasgos como una trabajo post-vanguardista, aún cuando contextualmente el poeta se haya inmerso en el boom y decadencia de los grandes -ismos, lo que brilla con preeminencia en sus páginas es la presencia de recursos antipoéticos, híbridos e hiperbólicos que se debaten entre una visión mítica, totalizadora y metafísica de la realidad, del ser como parte del todo universal y en esa medida como consciencia comunicante del cosmos a través del lenguaje, del canto poético constituido por una intertextualidad mesiánica y parabólica con el génesis y otras figuras como el culto ditirámbico a Dionisio, para luego figurarse ambivalente y contradictoria como una razón descreída, fatal, al tanto de su precariedad y el dolor de enfrentar el fracaso como una posibilidad irreductible lo cual nutre su expresión con elementos grotescos, carnavalescos de glotonería y escatología, rompiendo con una concepción unitaleral de belleza y lirismo, optando por el balbuceo, la fragmentación y la vertiente erosionada de la palabra como prosa que revela en su fluir de ideas. conectadas por la reiteración y solidaridad del hablante, una razón escindida y cruzada por una disparidad de voces que se van superponiendo como un gran muro profético y expresivo que hace de lo popular un universo y lo cósmico un sentir y proceder.

En conclusión Los Gemidos y cada canto que compone su necesidad irremediable, intrínseca y fatal de hacer poesía con el azar de los sucesos, como quien respira, bebe o anda, hacen del poemario la primera pieza madura y monumental del autor, su carácter totalizador se aprecia no sólo en el volumen del texto sobre las trescientas páginas sino por la cantidad de temas que abarca desde un profético y mesiánico yo que vidente se debate entre su naturaleza cósmica y panteísta como fuerza egregia de la naturaleza hasta su capacidad fértil de fundar la realidad por medio de la palabra y confrontar la mundanidad y sentir precario de un ser condenado a ser devorado por la nada que sin miedo y en su ley, tal como Juan el Carpintero vivió setenta y tres años sobre la tierra amando su oficio con la honorabilidad del hombre decente, juzgando a peones y canallas, hombres y sociedades, según el ejercicio y consagración de su espíritu.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado en: Cinosargo

miércoles, 21 de enero de 2009

La Santísima en Archivo Bolaño de Carlos Almonte

1/21/2009 06:00:00 p. m.

Fuego por Verónica Zondek

1/21/2009 05:57:00 p. m.



"Fuego"

Toda la carne un fuego.
Fuego el odio y fuego el amor.
Fuego en los hornos y en las mientes.
Fuego para el frío, Anguita
en el cocimiento brujeril de medianoche.
¿Cómo salvar del fuego Anguita?
¿Cómo tragar el dolor entre llamas azules
en la infernal hoguera de las Inquisiciones
o en la quema de libros con Torquemada
o en aquella última,
Anguita,
cuando incendiaron libros para sofocar revoluciones?
Y ¿qué de ese otro fuego tan perfecto
ese, el amarillo de Auschwitz,
rasgando carnes tan añejas y tan tiernas
o esas otras llamas
esas, las del Infierno católico ahora abolido?
Todo por nada:
el alma, dice el Papa,
salva siempre
Anguita,
aunque tú no alcanzaras a saber.
Y ¿qué del fuego rojo que calienta la olla común
o el fuego en los ojos de niños con sed
amuñados de tristeza en la costilla falta de terruño
refugiados por siglos y a la espera de la espera
abandonados en tanto territorio enemigo?
Y ¿qué de ese tan distinto
que azuzan los niños para derretir malvadiscos...?
O ¿qué del fuego fogón sureño
mariscos todos retorciéndose en su jugo
ellos en su salsa, nosotros comiendo
y del fuego que quema la entraña
y del otro, Anguita
ese que persiste negro en la memoria
que como siempre supiste
aplasta y entorpece la vida
o esos otros
los fuegos artificiales que arden el cielo
o misma yo
quemando papeles propios para evitarte
o mi padre
que ardió fuego también él hasta el humo
marchando en huesal anodino
sobre las aguas habitadas y turbias.

¡Qué fuego ni que fuego!, Anguita.
¿Qué fuego es ese que me amaga?
¡Qué fuego Anguita, que no sofoco
ni el ardor
ni la rabia ...!


BIOGRAFÍA

Verónica Zondek nació en Santiago de Chile en 1953. Ahora reside en la ciudad de Valdivia. Traductora. Licenciada en Historia del Arte en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Forma parte del comité editorial de LOM.