lunes, 4 de enero de 2010

Aclaración Preliminar de Eduardo Llanos

1/04/2010 01:52:00 p. m.



Aclaración Preliminar de Eduardo Llanos

Si ser poeta significa poner cara de ensueño,
perpetrar recitales a vista y paciencia del público indefenso,
inflingirle poemas al crepúsculo y a los ojos de una amiga
de quien deseamos no precisamente sus ojos;
si ser poeta significa allegarse a mecenas de conducta sexual dudosa,
tomar té con galletas junto a señoras relativamente deseables todavía
y pontificar ante ellas sobre el amor y la paz
sin sentir ni el amor ni la paz en la caverna del pecho;
si ser poeta significa arrogarse una misión superior,
mendigar elogios a críticos que en el fondo se aborrece,
coludirse con los jurados en cada concurso,
suplicar la inclusión revistas y antologías del momento,
entonces, entonces, no quiero ser poeta.

Pero si ser poeta significa sudar y defecar como todos los mortales,
contradecirse y remorderse, debatirse entre el cielo y la tierra,
escuchar no tanto a los demás poetas como a los transeúntes anónimos,
no tanto a los lingüistas cuanto a los analfabetos de precioso corazón;
si ser poeta significa enterarse de que un Juan violó a su madre y a su propio hijo
y que luego lloró terriblemente sobre el Evangelio de San Juan, su remoto tocayo,
entonces, bueno, podría ser poeta
y agregar algún suspiro a esta neblina.



domingo, 3 de enero de 2010

Apocalipsis doméstico de Gonzalo Millán

1/03/2010 05:39:00 p. m.



Gonzalo Millán

Apocalipsis doméstico


Las sábanas regaladas para la boda
se gastaron y tienen agujeros.
Se quebraron los platos
en escaramuzas domésticas.
Las tazas están saltadas y sin asas.
Se perdieron tenedores y oxidaron
los cuchillos del servicio inoxidable.
La juguera está descompuesta.
Y empeña la sortija de diamantes.
En el tablero del calendario
están todos los días tarjados.
Al reloj se le acabó la cuerda.
Se acabaron el té, el café,
el pan, la mantequilla.
Quedan solo unas gotas de aceite.
Vacíos cascarones, de los huevos.
En el refrigerador hay solamente
una mitad de cebolla estreñida
y una mamadera con leche agria.
Una laucha oculta en su cueva
roe los restos de un terrón de azúcar.
La estufa se apagó anoche
después de consumir su combustible.
Cortaron el teléfono
y pronto cortarán la luz.
Quedan tres o cuatro ampolletas
indemnes en toda la casa.

Las velas se convirtieron en cabos.
Se terminó el papel higiénico
y el excusado está tapado
con pedazos de papel de diario.
Se desvanecerá el jabón
en la próxima lavada de manos.
La peineta perdió otro diente.
La trizadura del espejo es otra arruga.
No queda ropa limpia.
Hay pañales sucios en la tina.
Se le cayó el último botón
que le quedaba a la camisa.
En la superficie de la mesa,
impresiones de pequeñas manos,
baberos, platos sucios
con migajas y raspas de pescado.
Vasos con secas borras moradas.
En la frutera vacía,
dormita ovillando el gato.
El auto viejo estacionado afuera
no arranca desde hace meses o años.
Inmóvil descansa con sus ejes,
sobre pilas de piedras y ladrillos.
Le robaron los neumáticos, los focos
y cada día lo despojan de nuevas piezas
como un gran insecto muerto
que devoran invisibles hormigas.
El jardín está exuberante, lozano.
Invadido de malezas que asfixian las plantas.
La manguera serpeante es invisible.
Se escapó de su jaula el canario.
Y el pez de color se ahogó
y quedo flotando panza arriba
en el agua turbia de su redoma.
El perro royó a la siga de una perra.
El lechero ya no trae leche a casa,
ni el suplementero reparte periódicos.
El cartero trae sólo cuentas impagas.
Sobres con ventana que nadie abre.
Los acreedores golpean largamente,
pero nadie abre, nadie responde.
El basurero pasa dos veces por semana,
pero lo hace demasiado temprano.
En el patio los tarros desbordantes hieden.
El televisor encendido sin sonido
arroja movedizas sombras
sobre el suelo entalcado
por el yeso que llueve desde el cielorraso.
Un niño en un corral de palo,
entre juguetes rotos
se desgañita llorando,
hambriento y mojado,
la húmeda boca abierta,
los ojos vidriosos de lágrimas,
mirando
cómo la bestia de las dos espaldas
gruñendo convulsa se revuelca
intentando devorarse a sí misma.



viernes, 1 de enero de 2010

Escritores en La Serena celebran su día entre nubes y mal tiempo

1/01/2010 09:36:00 a. m.



Escritores en La Serena

celebran su día entre nubes y mal tiempo

En el “día de los inocentes”, la Sociedad de Creaciones y Acciones Literarias de la Región de Coquimbo (SALC.), en conjunto con el Departamento Cultural del Comunal de La Serena del Colegio de Profesores, conmemoró el Día de los Escritores.

Esta actividad que se realizó en la Casa del Profesor, el 28 de diciembre contó con una masiva concurrencia.

El presidente regional del Colegio de Profesores se refirió al hecho de que escritores y profesores tenían una tarea en común respecto a la cultura. Luego, intervino el presidente comunal de La Serena, Guillermo Rivera, quien también se refirió a esta nueva alianza entre escritores y profesores. El presidente de la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz, Juvenal Urízar se refirió a la importancia del rescate del patrimonio regional y del trabajo en conjunto de las instituciones para engrandecer la “patria chica”.

Este acto, que asistieron más de cien trabajadores de la cultura, contó con la asistencia del académico y poeta de la Universidad de San Juan, Argentina José Casas. También se hizo presente el representante de la radio y de la televisión del Ecuador, Holger Velastégui. Además, de diversas autoridades de la cultura chilena y de la Región de Coquimbo; entre otros: Rodrigo Iribarren, director del Consejo Regional del Patrimonio; Dinko Pavlov, presidente de la Sociedad de Escritores de Magallanes; Fernando Moraga Acevedo, presidente del Capítulo de la Sociedad Histórica de Chile; Luis Macaya, presidente del Círculo Literario Carlos Mondaca Cortés.

El poeta latinoamericano, Eric Pohlhamer leyó diversos textos recientemente escritos y otros, de su ya larga carrera literaria; y, luego, dialogó con sus pares.

El presidente de la SALC., Arturo Volantines hizo un recuento de las actividades anuales, tanto de la institución como en alianza con otras instituciones de la cultura; y, especialmente, connotó la importancia del trabajo con el Gobierno Regional y con el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura de la Región de Coquimbo. Señaló que fue muy gravitante el trabajo en conjunto con el CNCA. de la Región de Coquimbo respecto a la realización del “Congreso Binacional de Etnicidad”, y la venida de una numerosa delegación de especialistas de la República de la Argentina, concerniente al tema de los Huarpes y los Diaguitas. Lo más significativo del año fue la creación del Premio Lagar, donde participaron más de 600 obras el país y de chilenos que viven el extranjero; y de la próxima publicación del libro “Anda libre en el surco”, que dentro del mes de enero será lanzado.




También, señaló que ha sido muy importante la alianza con la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz Godoy, donde también se lanzará un libro sobre la Revolución Constituyente.

Arturo Volantines, señaló que, sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas, ya que la institución ve con pena el tráfico de influencias que se vio en algunos concursos; como es el caso de las becas del último concurso del Fondo del Libro y de un concurso en Vicuña y otro en La Serena.

Arturo Volantines también señaló su tristeza que La Serena haya dejado de ser un pilar de la cultura como motor de su desarrollo. También, se refirió a que hoy en día, no hay salas para la realización de eventos culturales y las que hay tienen costos demasiados altos, y que no se condicen con la precariedad de los artistas.

Pero, la peor noticia del año en el ámbito de la cultura ha sido —dijo— el cierre de Salas para el arte, cuando ya es precario la existencia de ellas.

Pidió disculpas al numeroso público asistente, que quedó de pie y que tuvo que seguir la ceremonia desde los patios interiores de la Casa del Profesor, debido precisamente a la falta de espacios públicos en esta ciudad que es la segunda más antigua de Chile.

Finalmente, señaló, que a pesar de estas malas noticias, confiaba en la plena recuperación de la tradición literaria del Valle de Elqui, que tiene una Premio Nobel y cuatro Premios Nacionales de Literatura; y que en los próximos años se recuperará totalmente su dinamismo y que el mejor ejemplo de esto es la antología llamada “El burro del Diablo”, que reúne a 45 poetas de la Región; considerando que dicha antología es un hecho literario que no había sucedido nunca en la Región de Coquimbo, ni que tampoco se había publicado con esas especificidad en Chile.

Anunció que en los próximos meses se lanzarán seis libros de autores regionales desde la SALC.. También, dijo, que en los próximos meses se iniciará un taller de creación contextualizadas con otras profesiones; se desarrollará una antología del norte de Chile, llamada “Paso del Norte”; una antología binacional de la Región de Coquimbo y de la provincia de San Juan de Argentina, llamada, “El túnel 2.0”; y una antología con las mejores obras de taller de la institución, entre otras.

Luego se cerró el acto con un cóctel de camaradería que duró hasta altas horas de la noche en un marco de alegría y en muchos aspectos de reencuentro, amenizado por el “Dúo La Puerta” compuesto por los socios, Jorge Barahona y Patricio Tomasevic.

RR.PP.;

SALC.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Yanko González: crítica de la conciencia chilena

12/30/2009 08:55:00 p. m.



Yanko González: crítica de la conciencia chilena
Lectura de Alto Volta, libro del poeta Yanko González: declive del Sustantivo Chile y algunas
comparaciones odiosas con la tradición argentina.

por Damián Selci
Revista Planta Nº 12, diciembre de 2009
http://plantarevista.com.ar

1- La existencia de Chile

El 20 de septiembre pasado, en el Centro Cultural Pachamama, Yanko González leyó algunos poemas de su libro Alto Volta (Ediciones Kultrún, 2007). El marco lo daba una prolongación porteña –organizada por Cristian De Nápoli– del Festival de Poesía de Rosario, que había terminado el día anterior. La lectura de Yanko González fue de las mejores; tiene un estilo tradicionalmente conocido por su ritmo rápido y su volumen altísimo. Estábamos sentados adelante de todo, en un sillón largo, con las piernas estiradas entre los veladores. Llegando al final, Yanko González leyó el siguiente texto:

la belleza es griega. pero la conciencia de que sea griega es argentina. nada es, todo se otrea.

El público, básicamente argentino a excepción de algunos poetas de distintas nacionalidades (un peruano, un dominicano, un belga y una alemana que habían estado en Rosario y que participaban, también, de la extensión Pachamama), se divirtió con la referencia argentina del poema. No es común que un poeta porteño, cordobés, entrerriano, bahiense o rosarino use la palabra “argentina”, y menos todavía que lo haga un poeta extranjero; menos todavía, por cierto, que lo haga con un sentido crítico (“todo se otrea”), y menos que menos, que se atreva a leerlo ante los implicados directos… De todas formas, y previsiblemente, la palabra fue tomada con gracia: “argentina”. Osvaldo Lamborghini la usaba para reírse: escribía “¡Argentina, Argentina!” y al instante “¡Albania, Albania!”. El público, educado en estas aliteraciones, festejó el poema de Yanko González como si fuese un chiste. Pero en buena medida la rareza del gesto no se disipaba con la aceptación humorística; quedamos interesados y después de algunas gestiones pudimos conseguir Alto Volta. Es un libro de tamaño considerable, tiene un prolijísimo trabajo de edición y en la primera página incluye la leyenda “1998-2005”, lo que da para pensar en un tiempo de composición largo. Buscamos el poema de la belleza y lo encontramos… un poco distinto:

la belleza es griega. pero la conciencia de que sea griega es chilena. nada es, todo se otrea.

Comprobamos, entonces, que Yanko González había escrito una cosa y leído otra. Esto sería anecdótico si no tomáramos en cuenta lo que significa el sustantivo “Chile” y sus derivados (patria, país, tierra, pueblo, etc.) en el contexto de la poesía chilena. Como es sabido, desde Neruda en adelante, pasando por Enrique Lihn, José Ángel Cuevas, Gonzalo Millán y llegando a Pablo Paredes, casi no hay poeta que no se refiera al Chile en algún verso, cuando no en la mayoría, y a veces, en todos. Las causas históricas de este nacionalismo literario pueden ir de una voluntad general whitmaniana hasta la presencia activa del Estado en la subvención de proyectos de escritura y edición, mediante becas, concursos, festivales, etc. Lo importante es que para un lector argentino, esta recurrencia no podría ser más extraña. El itinerario de la poesía argentina es convencionalmente ignorado por el Estado, sea cual sea el gobierno, y las palabras “argentina”, “patria” o “tierra”, sólo aparecen parodiadas, o con un matiz ridículo, como en el caso de Argentino hasta la muerte (1963), título de un libro de César Fernández Moreno que, incluso con toda la buena voluntad, jamás podríamos tomarnos en serio. Definitivamente, el nacionalismo no tiene la menor representación en la literatura argentina, salvo que nos remontemos a los proyectos de Lugones y los debates del Centenario, que aparte de viejos parecen simulados. Además, la liturgia de la Patria, la Nación, etc., tiene para nosotros un distintivo olor campesino-militar, dado que el peronismo no pudo, después de sucesivos derrocamientos, imponer la idea de que el nacionalismo podía ser también económico. La última dictadura usó la palabra “Patria” para destrozar la estructura productiva del país y para desmejorar cualquier perspectiva de crecimiento social, beneficiando a la burguesía agraria y propiciando la subsunción del modelo a la exportación de materias primas, de acuerdo a las necesidades geopolíticas de los países centrales. Por todas estas razones, a las que podrían añadirse todavía unas cuantas, la poesía argentina no tiene hoy la menor oportunidad de usar seriamente una palabra manipuladora y mentirosa como “Argentina” o “Patria”. Y esto es lo que explica, a la vez, la primera perplejidad del lector argentino frente a la poesía chilena. Después de leer por centésima vez locuciones como “mi país” y “ay Chile”, descripciones del desierto de Atacama, odas a los minerales y a la luna pendiente sobre la marea del Pacífico, le quedan dos alternativas. Una, basada directamente en la propia experiencia, es el hartazgo o el desdén por un patriotismo que sólo podría trasuntar una ingenuidad abrumadora y antiliteraria. Otra, también basada en la experiencia, es la envidia: después de todo, más allá de Allende y Pinochet, con su socialismo democrático y su particular manera de secuestrarse y asesinarse, los chilenos tienen un país, un punto de referencia nítido que habilita formas incluso épicas de la escritura, y como es sabido, la gran poesía occidental nació con la épica: Homero… Es para estremecerse. Para nosotros, nuestro país es impronunciable, para ellos el sustantivo “Chile” tiene la misma disponibilidad que la luna en la poesía romántica. Desde este punto de vista, los argentinos, al lado de los chilenos, parecemos gitanos. Por supuesto, hay maneras de encontrarle una vuelta positiva al destierro metafísico, pero la ironía, además de “productiva”, es muy cansadora. Para mal de males, nuestro autor de exportación, Borges, escribió un artículo, “El escritor argentino y la tradición”, donde abiertamente defiende el buitreo de temas europeos, la simulación periférica y el recurso entristecedor a los tigres, los espejos y la Enciclopedia Británica.

2- La conciencia de la belleza

Con este panorama ideológico de trasfondo, el gesto de Yanko González se enrarece todavía más. Por un lado, una comprobación: nosotros, argentinos, no podemos acudir a nuestro país cuando escribimos poesía, pero Yanko González puede referirse tanto al suyo como al nuestro. Es más: puede intercambiarlos según el auditorio. Se nota entonces una primera y gigantesca operación crítica: ¿cuántos poetas chilenos están en condiciones de sustituir el adjetivo “chilena” por “argentina”? No tantos, precisamente en virtud del nacionalismo literario antes mencionado: Chile no se negocia, es santo y seña de una percepción poética singular y reconocible, cifra de un pueblo y su territorio, etc. Pero resulta que Yanko González escribió esto:

la belleza es griega. pero la conciencia de que sea griega es chilena. nada es, todo se otrea.

Este poema está estructurado con tres aserciones. La primera dice: la belleza es griega. Es una idea fácil de entender, sabemos que los griegos son el pueblo de la apariencia bella, y por lo tanto, los constructores de las primeras formas expresivas del espíritu, entre ellas la poesía. La segunda aserción dice: pero la conciencia de que sea griega es chilena. Esto involucra una dificultad adicional, dado que se redefine y niega la aserción anterior. En el nivel del ser o la sustancia, la belleza es griega, pero en el nivel de la conciencia o subjetividad, la belleza griega es lo que es para la conciencia chilena. O sea, hay que tener una cabeza chilena para que la belleza sea griega. O extremando un poco, solamente a un chileno se le ocurre que hay una belleza y que, para peor, es griega. La tercera aserción aclara definitivamente el asunto: nada es, todo se otrea. Lo que significa, simplemente, que la belleza no “es” (no corresponde al nivel del ser o la sustancia), sino que solamente puede existir en el otreo, en la mutación y la equivocación de la conciencia, que presupone una sustancia con la única finalidad de superarla. Este inocente poemita incluye, entonces, una crítica fulminante a la sustancia poética chilena. Básicamente, lo chileno no aparece como una cosa firme, un Sustantivo Puro con la potencia de una piedra, sino como una conciencia, o sea, como una modalidad de praxis interpretativa, sujeta al engaño y demás. Yanko González pone en entredicho la palabra distintiva de toda una tradición poética; uno de las citas del libro corresponde a Roque Dalton, quien dijo: “¿Chile? Depende…” Por su incredulidad, este poema de Yanko González es casi perfectamente argentino; se entiende que haya podido intercambiar las referencias en la lectura del Pachamama.

3- El invento de una nación

Chile no es algo absolutamente innegociable, no es sustancia primigenia ni pura afirmación: Chile… depende. Entre otras repercusiones en el frente interno, este escepticismo le habla directamente a la envidia argentina que comentamos antes: parafraseando el poema, se puede decir que el país es Chile, pero que la conciencia de que sea Chile es argentina. De todas maneras, esto no significa que en definitiva Chile sea una convención al mismo nivel que las propuestas schwobianas de Borges. Nada es, todo se otrea; pero hay otreos y otreos, y calcular esa diferencia podría tener su interés. Ante el dilema tercermundista de cómo tener una tradición literaria sustentable cuando el idioma mismo viene de otra parte (más precisamente de Europa), la respuesta de Borges fue: agarremos lo que sirva de los centros de poder occidental y despreocupémonos de ser argentinos, eso va a venir por decantación. La “operación” borgeana consiste en proceder como si la tradición europea fuese nuestra, sin más. Los chilenos fueron un poco más arriesgados: lo que impostaron fue, no su actitud individual ante Europa, sino su propio país. Borges se inventó como ciudadano europeo, mientras que los chilenos se inventaron como Nación. El otreo chileno fue mucho más arriesgado y productivo que el visado para escribir ficciones internacionales que consiguió nuestro autor canónico. De hecho, la tradición poética chilena es riquísima, es verdaderamente una tradición, mientras que la solución de Borges no sobrepasó la esfera individual: solamente le sirvió a él. Basta con ver el renuente fracaso de los escritores borgeanos que todavía nos persiguen con exóticas historias de prosa global. Mientras tanto, del otro lado de la cordillera, Alto Volta tiene la oportunidad de recoger esta cita de Enrique Lihn: “Todas las lenguas extranjeras me inspiran un sagrado rencor”.

4- La conciencia práctica

Alto Volta es un libro que impone sus condiciones de lectura desde el diseño. El sistema de paginación no es numérico sino alfabético. Las hojas son grandes y están generalmente ocupadas por un poema de Yanko González y citas de autores como Lihn, Lévi-Strauss, Auden, Mistral, Leopardi y Leonhardt, entre muchos otros. En la mayoría de los casos, las citas hablan, o de Chile (Carlos Leonhardt, cura jesuita de principios de siglo XX, escribe contra la pereza, la mugre y la maledicencia del campesino chileno), o de temas relacionados con la idea de nacionalidad (Giacomo Leopardi dice que las acusaciones de un ciudadano contra sus compatriotas quieren ser específicas, cuando la verdad es que en todas partes la gente se queja de lo mismo). Estas frases constituyen un sistema en sí mismo y colindan con los poemas, no explicándolos, sino mostrando un abanico de lecturas donde se destacan la poesía y la antropología. Yanko González da clases de esa segunda materia en la universidad y además considera que ciertos textos de Lévi-Strauss, Geertz y Lewis son “hermanos de la poesía” (cf. entrevista en http://www.letras.s5.com/yg211105.htm). La mixtura disciplinaria tiene dos efectos compositivos muy fuertes en su obra: por un lado, el interés temático en las “tribus” (es decir, segmentos sociales diferenciados cultural y políticamente), por otro lado la premisa de esas tribus tienen, ante todo, una lengua. Metales pesados (Ediciones Kultrún, 1998) es el libro que recoge directamente esta confluencia, y la propuesta lingüística es lo suficientemente extrema como para al lector argentino le resulte un desafío entender el habla particular del grupo de jóvenes chilenos desclasados de finales de los 80 (los que funcionan como soporte diegético en la investigación literaria). Alto Volta, en cambio, y de acuerdo a lo que nota acertadamente Cristián Gómez, consiste en “la puesta en escena de la falsa conciencia cívica, caricaturizada en el discurso interesadamente ecológico y otros en que se mezclan arribismos de toda especie” (cf. artículo en http://www.letras.s5.com/yg2412071.html). Por ejemplo, esta prosa corta:

exagera. se engola y opina expone. un caso que dice es emblemático. su argumento avanza y se interrumpe así mismo con una chanza. por lo general inentendible. por lo general ofensiva. cantinflea driblea dobla. sube el tono logra hacerse entender pide perdón por la insistencia. colabora con frases como “no es óbice para no festejarlo”. “la gallina es la estrategia del huevo para hacer más huevos”. pone comas cuando es cuestión de estilo. su ansiedad lo hace ganar peso. imita a la cajera hablando con la cajera. no se le ocurre nada más que comprar frutos secos que ir al médico por su gastritis. por sus problemas sebáceos por su bruxismo. quiere usar lentes y no los necesita. pide la palabra y cita erradamente a george simmel a germán arestizabal. no le prestan atención. cuenta sus problemas con paradigmas epistemológicos que no ha traducido bien. llama la atención. logra que le sigan una idea pertinaz y antojadiza que se rehúsa a desarrollar según confidencia por falta de bibliografía. por falta de buenas bibliotecas por falta de buenos editores por falta de buenos investigadores por falta de locales nocturnos. en conciertos de cámara tararea golpea la butaca delantera. con su pie con el programa con su llavero. lo eligen para comités insignificantes. que cultura que extensión que operación deyse. acepta. le regalan una entrada al cine. la extravía.

La coordinación sintáctica del párrafo está dada por los puntos; no hay comas para dividir las predicaciones (“se engola y opina expone”) y los circunstanciales aparecen uno al lado del otro (“con su pie con su programa con su llavero”). El estilo es un clímax permanente de impaciencia y acusación, está al borde de la trompada. Hace pensar en el famoso principio de La piel de caballo, “¡¡¡Agárrenme que lo mato!!!”. En este fragmento de prosa, como en otros con los que hace serie, Yanko González detecta formas comunes aunque no obvias de la falsa conciencia cotidiana (académica, laboral, cultural), y los procedimientos que usa (aliteraciones, anáforas, asíndeton, etc.) tienen la doble función de describir al personaje y atropellarlo. Por supuesto, el discurso de los personajes, entrecomillado o no, es la mejor vía de acceso a una conciencia; de acuerdo a la formulación marxista, “el lenguaje es la conciencia práctica”, y Yanko González muestra en acto, a velocidad máxima, el esplendor y la miseria de las conciencias chilenas.





lunes, 28 de diciembre de 2009

La atormentada vida de José Donoso en una biografía escrita por su hija

12/28/2009 08:34:00 a. m.

La atormentada vida de José Donoso en una biografía escrita por su hija

Por: Nelson Sandoval Díaz/EFE
Revista "Ñ". 10 de diciembre de 2009

La vida del escritor chileno José Donoso (1924-1996) es desmenuzada por su hija Pilar en Correr el tupido velo, una frondosa biografía que estará a partir de este viernes en las librerías de Santiago de Chile.

Correr el tupido velo ha sido una biografía trabajosa para su autora, que a través de ella, según dijo al presentarlo anoche a la prensa, quiso saldar cuentas con su padre y con la relación también algo tormentosa que mantuvieron, y ha sido elaborada también para que "no me pregunten más por él".

No es para menos: "Sigue y se agudiza el problema Pilarcita, que nos tiene totalmente crucificados con su odio, su odio a sí misma, su odio al mundo, a su marido, a sus hijas. De pronto temo un asesinato, tan violenta y perversa es", anota Donoso sobre su hija en uno de sus cuadernos.

"No puedo liberarme de su cadena opresora. ¿Seré yo también un personaje de sus novelas y no él un personaje de mi vida?, se pregunta, por su parte, en el texto Pilar Donoso (España, 1967), que durante muchos años, según confiesa, no logró separar la realidad de la ficción en la relación con su padre.

Esa relación despertó en Pilar, según dijo, uno de sus más grandes temores mientras trabajaba en el libro, de 442 páginas: que fuese tomado como una "vendetta" y que sólo se disipó cuando estuvo terminado, porque se percató ahí de que Donoso "queda bastante bien parado", en el texto pese a que no se guardó nada respecto de él.

Reflexiones sobre su homosexualidad, sus grandes amarguras y frustraciones, su odio, desprecio o aprecio hacia parientes, amigos o conocidos, su falta de sentido práctico, todo aparece relatado en primera persona, a través de pasajes de su vida.

"Correr el tupido velo" (Alfaguara) le demandó a Pilar Donoso ocho años de trabajo, cuya base principal fueron los 64 diarios, cada uno de varios centenares de páginas, que el autor de "El obsceno pájaro de la noche" (1970) dejó antes de morir en las universidades de Iowa y Princeton (EEUU), en las que fue profesor.

El título proviene también del universo donosiano: está tomado de "Casa de campo" (1978), para muchos críticos una de las grandes obras del escritor y cuyos personajes, pertenecientes a la oligarquía, "corrían un tupido velo" sobre los asuntos que les incomodaban o podían atentar contra la familia.

Pese a que Pilar Donoso no se propuso desvelar secretos ocultos en su libro, considera que éste cierra un círculo de pasiones "digno de la mejor de sus novelas" respecto de su padre, también autor de Coronación (1957), El jardín de al lado (1981) y Donde van a dormir los elefantes

"Mi propio padre me encomendó esta tarea antes de morir", reveló Pilar, y precisó que en los cuadernos de Donoso hay dedicatorias que el autor dejo expresamente "para mis futuros biógrafos", así como reflexiones acerca de si su hija sería "capaz de llevar adelante esta labor".

Los archivos de Donoso, según Pilar, "son infinitos e incluyen manuscritos de sus novelas, comentarios acerca de sus personajes, reflexiones sobre su proceso de creación, entremezcladas con anotaciones sobre su vida personal", que son las que ella rescató para esta biografía.

Cuenta al comienzo del libro "todo lo chocante, lo malo que dijo de mí, de mi mamá (María Pilar Serrano)" y después la obra se divide en capítulos, según la ciudad donde vivían y según la casa en que lo hacían, aspectos que para José Donoso "eran fundamentales".

También revela, respecto de la homosexualidad del autor, que lo que más inquietaba a Donoso era que su obra fuera catalogada como "literatura gay", a tal punto que al llegar a Princeton se horrorizó al percatarse de que había tesis doctorales que lo incluían.

"Hay cientos de miles de cosas que no he hablado aquí: mi homosexualidad, pasiva y latente e imaginativa en este momento, como una huida al miedo de una entrega total a ti", dice Donoso en una carta a su esposa.

"¿Mi matrimonio vale la pena? ¿Quiero a María Pilar? ¿No es una cárcel para mí? ¿No es ella la que me está destruyendo poco a poco, no soy yo el que la está dejando que me destruya?", se pregunta en otro de sus diarios, en una muestra de su paranoia compulsiva.

"Al leer sus diarios no puedo sino confirmar que él mismo, más allá de su arte como novelista, tenía una seria disfunción de la realidad", escribe Pilar Donoso en la biografía.
(1995), entre otras obras.

* * *

Los diarios de José Donoso liberados por su hija Pilar

Después de revisar los 64 cuadernos privados de su padre, Pilar Donoso descubrió aristas totalmente desconocidas de la personalidad del escritor y los narra en este artículo.

Pilar Donoso
La Tercera. 9 de noviembre de 2008

Verano 2006. Sentada en el bow-window de la casa de Cachagua de mi suegra, descansan sobre mis rodillas seis de los 64 tomos de los diarios de mi padre.

Tengo miedo… los observo, tomo su peso, los hojeo a la rápida y reconozco la letra, casi de hormiga. Intuyo lo que pueden contener, la posibilidad de encontrar las divagaciones, revelaciones de una mente creadora que explora las angustias profundas del alma: en esas páginas a las que debo enfrentarme hay un mundo paralelo, oscuro, oculto, cercano al de la muerte.

Los hojeo y finalmente decido aventurarme a empezar su lectura, aunque tal vez luego me arrepienta ya que creo en el olvido como parte de la supervivencia.

(...)

Desaparece un cheque de 150 dólares y vuelve a sospechar que yo lo he robado, según él, son "tincás" con respecto a mi falta de honradez con el dinero. Siente que si él tuviera fuerza y tiempo, tomaría todas las finanzas de nuevo en sus manos y así ya no tendría esas horribles ideas que le quitan el sueño.

La verdad es que yo me hacía cargo desde los 18 años de las finanzas de la casa de mis padres, ir al banco, depositar, llevarles dinero, pagar sueldos, etc. Me dieron poder sobre sus cuentas corrientes, por conveniencia, o más bien por comodidad, ya que todo lo "práctico" se les hacía imposible de sobrellevar. No puedo negar que los primeros años en los que yo era una recién casada, pero bastante niña, 19 años, cuando iba por encargo de ellos al supermercado, echaba algunas cosas al carro que yo necesitaba, algo de leche, arroz, etc. Sentía de algún modo que era un "pago" por este trabajo tan tedioso que era correr con una casa que ya no era la mía y por todos los "mandados" nada de gratificantes que debía hacer, pero de ahí al robo... Duele pensar que mi padre creía que yo era una especie de amenaza, de enemigo en casa.

"Me pregunto si la voracidad, la crueldad de Pilarcita con todo lo que sea plata no sea más que una forma de temor: robos, la prosperidad de "otros" chilenos, la decadencia y vejez nuestra: sí, sin duda es una forma de miedo, un deseo de dibujar su silueta incompleta con lo material que le hemos aportado, un huir fácil -y muy difícil- de todo lo que sea decadencia, vejez, simbolizado en nosotros, en la fragilidad de mi salud, en las depresiones de María Pilar. Prometerle más para más adelante. Ni un poco de ternura. No veo nuestra vejez apoyada por ella. Miedo a las borracheras de María Pilar. Miedo a la leyenda negra sobre mí que le puede haber llegado desde más de un lugar o dirección: Iván Vial, los Donoso Larraín, tantos otros voceros. ¡Pobre hija mía! ¡Pobre de nosotros, viejos y pobres y en sus manos!".

(...)

Respecto a su enfermedad, siente que no lo apoyo, que no me voy a hacer cargo cuando envejezcan o de mi madre en el caso de que él muera primero. Nunca fue así, desde muy niña intuí que estos seres en cierto modo frágiles, etéreos, creativos, veían lo práctico como algo inentendible. Asumí siendo muy pequeña el rol de madre de mis padres. Una vez, mi padre ya viejo me dijo: "Tú has sido más madre mía que yo padre tuyo". Con esta incertidumbre ante su propia vejez escribe:

"La Pilarcita -a mí, por lo menos, a quien le resulta más difícil sacarle plata que a María Pilar- no me quiere mucho. In fact que me desprecia. Pero también es verdad que esta sensación la tengo con casi toda la gente que conozco y a quienes aprecio".

(...)

El me lo pidió directamente, que escribiera su biografía. Como ya he dicho, el modus operandi era que nos sentábamos en su estudio largas horas para que yo grabara lo que él decía. Era una conversación absolutamente guiada por él, diciendo lo que quería que pasara a la posteridad, jamás con franqueza, ni mostrando sus flaquezas, ni con la mirada hacia la realidad.

Quería que yo escribiera lo que él me decía y nada más. Creo, ahora, que él nunca imaginó que yo sería capaz de emprender este proyecto como lo estoy abordando hoy. Pienso, además, que me creía incapaz de embarcarme en la lectura de sus cuadernos. De hecho encuentro este comentario lapidario al respecto: "Pilarcita eternamente limitada de mente".

(...)

Con mi madre le ocurre algo similar pero con menor grado que conmigo que soy su principal fijación. También es cruel aunque ella logra despertarle ciertos sentimientos de compasión:

"La vida puso a disposición de María Pilar indudables oportunidades; posición, belleza, gente de selección, gusto, cultura, todo a su alcance. Y de todo eso, queda ella, hecha un trapo, un guiñapo, una vieja borracha con paquetitos como en el 'Pájaro'. ¡Qué extraño cómo todas las cosas en la vida van formando un pattern, una forma reconocible y no son más que piezas necesarias en el rompecabezas ininteligible que es mi vida -¿o la vida de todos?-. ¿Por qué yo nunca alcanzo a ver el diseño completo? ¿Cuándo lo veré? No creo que lo vea nunca".

Se siente agredido, amenazado, abusado por mi madre, sobre todo en el aspecto económico, cree que ella lo va a llevar a la ruina total. Este miedo logra hacerlo sentirse desvalijado, desprovisto, homeless. Piensa que mi madre actúa contra él cuando le habla del "patrimonio", se ofende, ya que considera que todo lo ha puesto él, que se ha gastado todo en vestirla, sus médicos y en los psicoanálisis de ella durante 35 años de matrimonio.

"María Pilar hace una especie de jueguito, se olvida de cosas y las reconstruye a su gusto y según le sirva, borrando totalmente lo que es realidad. Pero sin duda lo que en ella más me molesta, es que no reconoce nada de lo que he hecho por ella, de lo que me he sacrificado en el buen sentido de la palabra, por ella, de lo comprensivo y tolerante que he sido con sus borracheras, con sus peleas con Pilarcita. Esto no se lo puedo perdonar y me aleja terriblemente de ella. A veces me dice 'tan poco tierno que eres conmigo'.

Para ella no cuenta como ternura ni la comprensión ni la tolerancia, sólo el añuñú, lo que a nuestras avanzadas edades -y ella dejando sus dientes desvergonzadamente por toda la casa- es un poco ridículo, si no hay una comprensión y entre nosotros ya no la hay. Me doy cuenta que la quiero menos y menos, sobre todo por su no reconocimiento de mi trabajo (le gusta el brillo prestado que le da mi trabajo, pero no se da cuenta o prefiere no darse cuenta de lo que me cuesta en energía y agotamiento), de mi ayuda a ella (¿quién si no yo la impulsó, la ayudó y la corrigió en su libro? Se ha olvidado que una buena parte, comenzando por la idea son aportes míos) y de mi financiamiento personal de todos sus problemas médicos, incluso de su borrachera.

No puedo sino quererla menos. Y a veces, últimamente sobre todo, llego a un peligroso límite de la tolerancia".

(...)

Lo increíble es que con respecto a sus propios diarios, también entra en un delirio de ser descubierto… Le preocupa la consulta sobre los diarios que están guardados tanto en la biblioteca de la Universidad de Iowa como en la de la Universidad de Princeton.

No quería que nadie los leyera. Los consideraba íntimos, privados. Los dejó ahí, para ser analizados por estudiosos en un futuro lejano. Se protegió en que ese futuro fuera lo suficientemente lejano para él, pero no para mí y los míos.

"Septiembre de 1991
Me interesa ir a la Special Collection de la Biblioteca para ver qué materiales míos poseen y en qué estado. Creo que dejaré mis diarios primeros, los de Coronación, under restriction, porque recuerdo que esos primeros, sobre todo, son terriblemente íntimos. No me gusta que estén al alcance de todo el mundo y de cuanto curioso puede andar circulando por ahí.

He estado leyendo un poco de la bibliografía de Donoso que sacaron en Princeton con Nadja Benahid, y me horroriza que hay varios entries -en las listas de las tesis doctorales- sobre el tema de la homosexualidad. ¡Es increíble que eso sea lo que sacan en limpio, solamente, claro que El lugar sin límites se presta para ello! ¡Qué le voy a hacer! A lo hecho, pecho. Pero tengo que descubrir alguna manera de enfrentarme con el hecho de que -in this day and age- es un tema que al público le interesa apasionadamente y no se puede decir que no me presto para ello. Tampoco quiero decir que no tengo razón para asustarme y deprimirme. ¿Qué hacer? ¿Cómo enfrentarme con el asunto?".

(...)

Tener un registro escrito de cada paso de la vida de mi padre desde los 42 años en adelante, y tener también diarios de mi madre, me pone en contacto con lo que no necesariamente hubiera querido saber. A veces es mejor sólo guardar en la memoria, que está basada en la subjetividad propia de los afectos, de las situaciones, de los lugares, de las palabras dichas, que permiten de ese modo que uno sea capaz de estructurarse como persona. Y que la selección natural de la memoria guarde en ella el recuerdo de lo que para uno significó.

No estoy de acuerdo con este registro tan metódico y descarnado de todos los pensameintos, emociones, conflictos. Si los seres humanos dejáramos plasmado todo aquello que pensamos, sentimos en cada etapa de la vida y reveláramos nuestra intimidad más verdadera, creo, la mayoría, seríamos bastante detestables, odiosos, abyectos.

(...)

Me he visto enfrentada con esta palabra escrita que mi padre plasmó en sus diarios (a los que luego de unos años todos tendrán libre acceso) y en cada página sin darme cuenta me encontré también conmigo, tuve que reestructurarme una y mil veces frente a las palabras ahí plasmadas, ante el desconcierto, ante el dolor, ante el amor, ante el miedo, ante el odio… pero de entre esas miles de páginas me rescaté a mí misma y quizás finalmente también supe quién era yo.

Si bien no era su hija biológica, él me enseñó en vida y ahora a través de sus cuadernos a aprender a mirarme y a ir sacando las capas que cubrían mi propia alma y a descubrir que tengo mucho de él; sobre todo me enseñó a mirar, a observar, a escuchar a través del dolor, de las fisuras internas, de la falta de identidad, hoy, esa identidad tribal, ancestral de la que no tengo conocimiento, la fui encontrando en estas páginas. Finalmente… sí tengo una historia, mi propia historia.

Sólo hace falta correr el tupido velo. Y correrlo es la manera voluntaria que tenemos de entrar en una ceguera, de mirar aquello que nos perturba, que nos es difícil enfrentar… Abandonar la negación. Con este tupido velo cubrimos todo lo que no queremos ver, pudiendo creer así que esa realidad no existe. Inherente al hombre, este mecanismo de algún modo nos protege para soportar lo que la vida tiene de intolerable, dolorosa. Pero para mi padre, este tema recurrente era un rasgo de la sociedad chilena para evitar así ver la realidad en profundidad, con todo lo que ello implica.

Entre los múltiples métodos de huída, había uno, el de las máscaras, que a él fascinaba y que de alguna manera constituía su propio sistema de encubrimiento y revelación de su identidad.

"Lo que hay detrás del rostro de la máscara nunca es un rostro. Siempre es otra máscara. Las máscaras son tú, y la máscara que hay detrás de la máscara también eres tú y así sucesivamente y con todas las otras. Y esas máscaras resultan de lo que te enseñaron a querer y a rechazar, y de lo que tú también quieres o rechazas, y de aquello que te sirve para defenderte, y de aquello que te sirve para agredir. Y mucho más. Las distintas máscaras son funcionales, las usas porque te sirven para vivir. Yo no sé qué es eso de la autenticidad. Lo que sí creo es que la vida humana consiste en un refinado y complejísimo sistema de enmascaramiento y simulaciones. Tienes que defenderte".

Este es pues el desafío, lograr descorrer este tupido velo al que el mismo José Donoso recurría. Descubrir finalmente el rostro que se escondía tras sus numerosas máscaras y que ocultaban el gran temor de no ser aceptado por los demás.