
TELEVISIÓN NACIONAL DE CHILE Y SUS CUARENTA AÑOS DE RECUERDOS IN PÚRIBUS
Fragmento de Respuestas de Enrique Lihn
enero de 1966
Federico Schopf:-¿Qué función dentro de la poesía chilena atribuye Ud. A su poesía? ¿En qué sentido cree Ud que se inserta en la poesía chilena y que significado le atribuye?
Enrique Lihn: -Me sitúo entre los trabajadores que se han concertado, sin ponerse de acuerdo en el estilo, para levantar la casa de la poesía chilena. No se vive ni se escribe a la interperie. Hemos rescatado algunos restos del siglo diecinueve, quizás una hermosa puerta de hierro forjado, antigüedades. Pero todo eso se encuentra en el jardín y en el primer piso: yo trabajo en el tercero y no siempre con compañeros de mi agrado, pero cada cual hace lo suyo. Lo que no puede pedírsenos es que funcionemos como órganos de una determinada tradición estilística, bajo una sola batuta. Basta con una tradición de geniosidad, habilidad y eficacia en un país como éste, culturalmente en pañales: casi una selva, casi un desierto. Un buen refugio para completarlo mañana o para demolerlo pasado mañana, eso es todo. Lo que no soporto son los aprendices ineptos, los meros curiosos que circulan por la construcción o esos falsos niños con sus canastillos de arena en el jardín, y los poetastros, los poetas justamente olvidados, los “guaripoetas”
Oye, mataron a Vìctor
y miles màs mataron,
mataron por matar .
Muriò la muerte ese dìa
yo estaba en Santiago,
la copia felìz del edèn,
la cordillera nevada
y la primavera despuntando.
Oye, mataron a Vìctor
y miles màs mataron,
yo estaba en Santiago,
la copia felìz del edèn
y la primavera despuntaba.
Los muertos se daban la mano
en el màs allà.
Amigos, no saben,
los vivos tambièn morimos,
mataron por matar.
Oye, mataron a Vìctor
y miles màs mataron.
La muerte es un soldado feroz
llorando sus balas perdidas
yace dormida junto a la vida
en un cuartel militar
arrodillada jura salvar
los muertos que ordenan matar.
Oye, mataron a Vìctor...