viernes, 4 de abril de 2014

Una conciencia narrativa del vacío: EL TEMA ES COMPLICADO, Juan José Podestá

4/04/2014 10:41:00 a. m.
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Una conciencia narrativa del vacío: EL TEMA ES COMPLICADO, Juan José Podestá


Se ha hecho costumbre, como un signo de los tiempos sobre el oficio narrativo, encontrarse con escrituras sobrecargadas de efectos extraídos sin coladera desde la post-cultura audiovisual, ansiosas de dejar en el olvido el carácter más propio de lo narrativo: el rescate de la experiencia en su sentido propio. Por ello, un libro como El tema es complicado (Valparaíso: Narrativa Punto Aparte, 2013) de Juan José Podestá (Tocopilla, 1979) merece particular atención desde el instante en que salta a la vista una perspectiva que ninguna moda apocalíptica podría borrar del horizonte literario, y en sus variaciones más desafiantes: el registro de historias personales ubicadas en el margen del mercado de sensibilidades que al fin de cuentas constituye el campo narrativo de nuestro país, sea por lo mínimo de la anécdota o por la especial conformación de la experiencia cultural en la provincia chilena.
La escritura de Podestá aspira y acostumbra lograr una capacidad técnica que cada vez se ve menos: la determinación precisa de los hechos, que saben definirse ante el lector a través de una acotada economía de recursos. En esto, es imposible no observar la influencia bien digerida de la narrativa breve de Hemingway, que incide también en el realismo estricto que impera en la mayor parte del volumen, sin aplicar procedimientos de exceso: una historia que podría haber seguido un fácil desarrollo en tono gore, como “De hambre”, se hace, en cambio, un relato bastante más profundo y preñado de sugerencias a través de un narrador que sabe enfriar la descripción. Asimismo, la técnica de omisión como procedimiento recurrente llega a tener reales aciertos -pienso en “Esperando a Loreto”-, si bien parece ser algo paralizante en otros relatos, como en “Fade Out”. 
Tanto los procedimientos como los temas parecen remitir a la presencia permanente de la pérdida. Ésta se da por lo general, en relación a una situación cálida y reconocida que se ha dejado atrás, constituyendo a los relatos en registros axiales del paso hacia una angustia trascendente, sutilmente perfilada. Relatos como “A propósito de Helena” y “Tocopilla” adquieren una gran potencia en este sentido, ya que Podestá sabe cómo no “vestir” al hecho con el afán de impactar superficialmente al lector con su expresión externa.
Lo dicho anteriormente se refiere a la mayor parte del libro, en que dejo, de algún modo, fuera de la lectura los relatos que “enmarcan” el volumen como primero y último: “Declaración de rechazo” y “El tema es complicado”. Más allá de las virtudes de ambos -de un extremo humor negro y un tono paródico sumamente provocativo-, parecen corresponder a otro volumen, que les haría ganar una densidad que en este contexto pierden sin remedio. La calidad narrativa de Podestá parece tener dos áreas de juego bien desarrolladas, y un libro volcado enteramente a este tono provocador sería un aporte sumamente interesante en una dirección que nunca ha sido muy común en nuestro campo narrativo.   
Con todo, El tema es complicado resulta sumamente interesante en la plenitud del entendimiento de la noción del relato, en un momento de crisis de éste, en que resulta fácil confundirlo con la crónica periodística o la tesis de crítica cultural. Algo de esto se relaciona con la situación de desplazamiento geográfico perceptible tras esta escritura: cuando en Década el narrador recorre la distancia desde el Centro del país hasta el espacio inhóspito que guarda en la memoria, termina encontrando en esa realidad desplazada que marca su origen lo que está antes de lo que se escribe. La cercanía y distancia asumidas de esa verdad con un cuento de Borges, y la extrema intensidad del pacto narrativo que supone asumir el relato de Podestá como el inverso de un artificio, dan la medida de una excepcional y auténtica conciencia narrativa.