domingo, 4 de marzo de 2012

María Flora Yáñez: La imposibilidad del amor [por Aldo Astete Cuadra]

3/04/2012 10:33:00 p. m.



María Flora Yáñez
La imposibilidad del amor

Aldo Astete Cuadra
Universidad Austral de Chile, Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea  E-mail: aldo_ast27@yahoo.es
Este trabajo estudia tres obras de María Flora Yáñez (Mari Yan): su intento es identificar conflictos existenciales propios de las mujeres de mediados de siglo XX.  Para ello se analizan las tres primeras novelas: El abrazo de la tierra, Mundo en sombra y Espejo sin imagen, desde una óptica feminista propuesta por las investigadoras estadounidenses Gilbert y Gubar en su estudio La loca del desván, que develará las dificultades de sus personajes de Yáñez para desarrollarse en un ambiente masculinizante. En este trabajo se destaca la incorporación de la recepción crítica de las obras en cuestión y de la distancia en el tiempo que permite su análisis.
Palabras clave. Feminismo, literatura, ángel de la casa, ángel de la muerte.
0. INTRODUCCIÓN
Las tres novelas estudiadas son El abrazo de la tierra, 1933 protagonizada por Ana María, novela que recibiera una recepción crítica positiva y alentadora; Mundo en sombra, 1935 de comentarios dispares y en que el protagonismo se reparte entre Gabriel e Irene; y finalmente Espejo sin imagen, 1936 obra en que Mari Yan alcanza mayor altura narrativa, su protagonista es Clarisa y esta novela es la que obtiene mejor recepción crítica de las tres. En este corpus, encontramos como tema central la temática del amor, que se repetirá con ciertos matices, pero que en definitiva siempre quedará inacabado, principalmente por la pugna moral de sus protagonistas, el miedo a cortar los vínculos que las atan a una tradición ancestral y finalmente el determinismo trágico que estas protagonistas cargan y que pareciera ser común a la mujer de aquella época.

viernes, 2 de marzo de 2012

Plano Inclinado, poética en un sentido amplio de Casa Azul [por Tirso Troncoso]

3/02/2012 08:51:00 a. m.
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Plano Inclinado, poética en un sentido amplio de Casa Azul

Tirso Troncoso
Profesor de Filosofía


Un par de lecturas de un texto como Plano Inclinado resultan siempre insuficientes, más cuando las voces reunidas son tan diversas y sus propuestas escriturales problematizan, justamente, su inscripción en un género determinado. La conjunción de seis artistas en una publicación es un gran desafío para el lector. Si se me permite un símil, es  muy semejante a la experiencia de quién visita Valparaíso por primera vez, son tantas las perspectivas y la superposición de planos que se hace necesario acostumbrar la mirada a lo próximo, desde “el plan”, como gusta a ellos llamar a la zona costera, hacia las alturas pobladas del puerto.
La textura, el formato, su portada, el trabajo de edición, dan cuenta de una esmerada labor que no produce estridencias, más bien se disimula, parece un libro viejo, pero todo eso es engañoso, con esos ropajes disfraza su total pertenencia al presente. Me recuerda esas cartas-bombas, que hieren o matan al ávido lector cuando  las abre. Bueno, este libro tiene algo de aquello: es la contemporaneidad trasvestida bajo los ropajes del pasado. Este libro utiliza el color del papel kraft comparativamente más tosco que cualquier otro al uso de impresión para estos casos, así de particularmente notorio por su resistencia para ser principalmente usado como envoltorio, enresmado y empaquetado, entre otros. Luego la portada (“El Pajarero” del pintor Patricio Bruna) apuesta a la monocromía, es decir al blanco —en este caso el color kraft de fondo— y al negro… en un carácter de impresión logrado como si fuese un dibujo al carboncillo —técnicamente se logra esto en el dibujo propiamente tal proporcionando una mezcla de agua y pigmento no-graso, más sucio y más difícil de retener en el papel, aunque mucho más fácil de difuminar y borrar, por ello que se utiliza para el estudio de luces y sombras—. Pareciera que la idea de esta estética así lograda es acercarnos a un libro Obj-Ethos, es decir un punto de partida, aparecer, inclinación… y a partir de ahí, su propia definición de personalidad… en eso de que siempre la forma termina delatando al contenido, pero que en este caso la correspondencia no es un “a pesar de”, peyorativa, sino que resulta de una voluntad programática totalmente intencionada.
Da inicio al conjunto de escritos los textos de Héctor Santelices, bajo el título de Crónico. A mi juicio, es quien asume una posición más contingente, a partir de la explicitación del ubi del texto, desde la marginalidad del hablante. Destaco de él la siguiente interrogante por sus implicancias metafísicas: “¿dónde es más barato acicalarse el alma?  Interrogante que deja establecida la precariedad desde la cual se interroga y la mercantilización puramente ornamental que se abre como respuesta. Cuando afirmo su filiación más contingente refiero a su disposición más militante “En Venezuela hay supermercados para los pobres con productos de alta calidad y pasan los bienes del Estado al pueblo”.
Teclas negras, que reúne textos de Jaime Villanueva, busca instalarse en la zona de los semitonos, en ese espacio de tránsito hacia otra cosa, a ese lugar puente entre las cosas y el lenguaje. “Vuelvo de golpe sobre la leche negra de los sueños”, esa condición nutricia de lo onírico  y por otra, su condición de indeterminación, de incertidumbre que generan la antítesis de imagen que cualifica los sueños –leche negra-, ese oscuro alimento de lo soñado proveniente de esa zona indeterminada del deseo.
Entre árboles y  niebla obra de Karen Rosentreter, es  poesía de la bruma,  “…y en sus manos  traía dos tristezas dibujadas”. Dolor, sometimiento, maltrato dan cuenta de esas historias silenciadas de lo domiciliario. Desde siempre, los árboles, bruma, bosques, son recurrentes en el imaginario poético femenino. En el mundo premoderno, el bosque es lugar del extravío, del deseo, pero también es el modo más habitual de referir a lo femenino.
Karina García en sus textos reunidos bajo el nombre ¿Dónde está la nuez para la ardilla? Busca alimentar lo que ella denomina poesía viva, es decir, aquella capaz de fundar mundos, sin duda que su concepto se relaciona con esa vieja disputa a propósito de la metáfora viva que Ricoeur y Derrida desarrollaron en sendas obras. Sin duda que su aguda poética alcanza verdaderos relámpagos llenos de significación: “Todos llevamos un cuerpo muerto que nos da ventaja”. Su densidad metafísica la aproxima a ese ser para la muerte que el existencialismo no supo decir de modo tan logrado como Karina García.
Moscas de Luis Retamales, nos recuerda el proyecto poético de Williams Carlos Williams, en su esfuerzo de fundar ese momento previo del poema, lo pre-poemático, la disposición abierta de las cosas para hacer posible el poema. Retamales nos habla de poemas paisajes. “La belleza envejece en un plato de arroz” o en “frente al espejo: dos cepillos de dientes,/ un frasco de pastillas/ un parche curita usado/ un envase de crema nívea”. Me recuerda aquel poema “todo depende de una  carreta de rojas ruedas junto a unos polluelos que distraídos se alimentan” de Williams. En tal sentido nos parece que “la verdad” del poema es allí donde no está, la poesía acontece en la esfera del ser, no del estar.
La Lengua es un ojo que en-calla, de Patricio Bruna, Da cuenta de una propuesta más deconstructiva, una tensión entre lenguaje y sus referentes. Su enigma se instala como destellos de lo que no llega a acontecer. “compañía, hay un registro,  inscripciones mudas/ aunque no las pedimos. Las tablas/dicen, sus mil pisadas, son…… este sueño vaciado. Godot no llegó. Nunca llegará. Godot es el poema que todos esperamos escribir”.  Aquí también los esfuerzos poéticos están al servicio de lo pre-poemático, el poema  es camino ontológico, solicitación y aventura.

jueves, 1 de marzo de 2012

DECLARACIÓN: Toda lucha por un Chile más justo, libre y democrático es nuestra lucha

3/01/2012 09:32:00 a. m.

 
Toda lucha que apunte a superar la segregación en el mundo es nuestra lucha; toda lucha que busque justicia para los trabajadores, para las mujeres, para los excluidos, para los niños a los que el sistema les cierra la puerta en la cara clausurando su futuro, es nuestra lucha.

Toda lucha por la humanidad y contra la inquina, es nuestra lucha. Toda construcción y todos los métodos que se opongan a esta dictadura del capital y levanten un mundo posible diferente al del lucro desatado y los patrones inmunes, es nuestra lucha y nuestro mundo en construcción.

Nos resulta imposible no solidarizar activamente con quienes están poniendo el cuerpo y la voz a ese Chile que se quiere más igual, más justo, más democrático.

Ayer, hoy y mañana, la lucha inagotable del pueblo mapuche; ayer, hoy y mañana la educación pública, gratuita y de calidad para nuestros hijos, para los hijos de los trabajadores que hacen el mundo y sus sentidos; ayer, hoy y mañana Aysén, Magallanes, la justa pelea de las regiones contra un gobierno centralista y sordo, represivo y falaz. La Patagonia y su herencia verde, Calama y su herida de siempre, la salud de nuestros hermanos, la dignidad en el descanso de nuestros padres y abuelos tras años de trabajo, el respeto del Estado por los ciudadanos cuando caen en desagracia, la equidad para distribuir una abundancia que no sólo pertenece a la clase dominante.

Nuestra voz es una más. Quizás se escucha poco, quizás el neoliberalismo y su lógica mercantil nos ha convertido en un margen más. Quizás lo ha intentado. Pero haremos lo posible porque no lo logre.

Nosotros, escritores, novelistas, dramaturgos, poetas, ensayistas, académicos, historiadores, ilustradores, comiqueros; nosotros, obreros intelectuales y artistas, que también construimos y somos parte de una clase, que elegimos ser parte de esa clase que construye, que vivifica y levanta como cualquier trabajador esta patria que son los hombres, mujeres y niños de Chile, también estamos cansados.

Cansados de la represión contra el movimiento social y su criminalización; cansados de la complicidad de los medios de comunicación masivos, todos en manos del mismo dios perverso del dinero y el lucro; cansados de una elite que se revuelca en un discurso vacío para seguir siendo opción cada cuatro años en elecciones bajo un sistema que será siempre un simulacro mientras no considere a las mayorías postergadas, su voz, su mirada, su decisión, expresada con creces en 2011 y que se hará cada vez más fuerte este año, que será, no lo dudamos, un año de batallas por otro mundo posible y necesario.

Los trabajadores intelectuales abajo firmantes, los artistas abajo firmantes, queremos decir que no nos gusta como se ha ido construyendo este país. No nos gusta que las leyes se definan en las oficinas de los grupos económicos, no nos gustan las políticas de licitación de la cultura disfrazadas de fondos concursables, no nos gusta una democracia de mierda donde no tenemos nada mejor que hacer que alimentar las granjerías de una clase que ya no tiene nada que aportar, porque es una casta de cadáveres, fantasmas sin vida, sin amor, sin visión y sin ternura.

Lo que queremos es una democracia real, donde la voz del ciudadano se escuche y se respete. Donde el poder emane de las decisiones y sueños de la gente. Lo que queremos es un país feliz. Lo que queremos es que se generen y se legitimen de una buena vez los mecanismos de representación para que sea el pueblo quien diga a sus dirigentes lo que deben hacer y no al revés.

Lo que queremos es que todas las luchas en curso prosperen, crezcan y se desarrollen, hasta liquidar el poder del dinero sobre la inteligencia, hasta liquidar la supremacía de la muerte sobre la vida.

Raúl Zurita, poeta.
Jorge Baradit, escritor.
Óscar Barrientos Bradasic, escritor.
Juan Manuel Silva, escritor.
Christiano, dibujante.
David Bustos, poeta.
Tania Encina V., editora.
Christian Formoso, poeta.
Camilo Brodsky, poeta y editor.
Ernesto González Barnert, poeta.
Soledad Poirot, ilustradora y dibujante.
María José Ferrada, escritora.
Ignacio Fritz, escritor.
Marcela Saldaño, poeta.
Leonardo Sanhueza, poeta.
Daniel Hidalgo, escritor y profesor.
Marcelo Pellegrini, poeta y académico.
Alejandra Bottinelli, académica.
Marcelo Arce Garín, poeta.
Jorge Opazo, dibujante.
Hernán Castellano-Girón, escritor.
Nancy Garín, historiadora del arte.
Simón Villalobos, poeta.
Eugenia Prado Bassi, escritora.
Guido Arroyo, editor y poeta.
Rodrigo Hidalgo, escritor y gestor cultural.
Varinia Brodsky, gestora cultural.
Alejandra Costamagna, escritora.
Alejandra del Río, poeta y educadora.
Carlos Henrickson, escritor.
Alberto Harambour, historiador y académico.
Felipe Moncada, poeta y editor.
Juan Christian Jiménez, sociólogo y académico.
Felipe Ruiz, poeta.
Carlos Reyes, guionista de cómic
Alvaro Bisama, escritor
Carla Mc-Kay, profesora de arte
José Luis Flores, escritor
Gustavo Barrera, poeta
Nona Fernández escritora, actriz y guionista.
Absalón Opazo, Poeta
Cynthia Rimsky, escritora
Jordi Lloret, poeta
Paulo Gutierrez, sociólogo y académico.
Juan Ignacio Colil, escritor y profesor.
Francisca Yáñez, ilustradora y diseñadora gráfica.
Constanza Román Ponisio, profesora de Historia.
Teresita Calvo, periodista y comunicadora.
Daniela Lillo Traverso, dramaturga, actriz y guionista.
Carlos Soto Román, poeta y traductor.
Víctor Fernández González, sociólogo.
Sergio Grez T., historiador y académico.
Gabriel Urrutia Galaz, fotógrafo aficionado.
Hernán Edding Durán, productor de cine.
Félix Vega, dibujante.
Macarena Urzúa, poeta y profesora.
Christian Aedo, editor y escritor.
Amanda Durán, periodista y escritora.
Gabriel Mérida, escritor.
Pablo Aravena, historiador y académico.
Marcela Reinoso Gajardo, bibliotecóloga y artesana de telares.
Francisco Ide, poeta y editor.
Daniel Rojas Pachas, escritor y editor.
Tite Calvo, ilustrador y diseñador gráfico.
Mario Sánchez, pintor.
Alejandra Pinto Soffia, poeta y profesora de filosofía.
Jenny Gonzalez Assis, Licenciada en Arquitectura.
Claudio Paredes Aguirre, grabador.
Patricio Gutiérrez Donoso, profesor.
Jaime Pinos, poeta.
Cristián Escobar, escritor.
Kato Ramone, escritor y artista gráfico.
Pedro Canales Tapia, historiador y académico.