viernes, 9 de abril de 2010

El Aleph de Raúl Ruiz: Los misterios del cineasta

4/09/2010 03:15:00 p. m.

rolando gabrielli


Raùl Ruiz es un clàsico del cine, un raro ejemplar del celuloide chileno, ha multiplicado los cuadritos blancos y negros hasta sumar màs de cien pelìculas desde que vimos su primera Premiere: Tres Tristes Tigres, en 1968, en el Teatro Marconi de avenida Providencia. RR, como miles de chilenos, se exiliò en 1974 en Francia, despuès del golpe militar que encabezò Pinochet, pero a èl no se le borrò la pelìcula y siguiò filmando en Europa, con la visiòn de su calidoscopio infinito, siempre con su propio alfabeto. EL Aleph de Raùl Ruiz se extendiò por el mundo y nunca olvidò su identidad chilena, dejò rodar el ojo màgico a uno y otro lado del ocèano como si las aguas no le permitieran parpadear. A Raùl lo veìa rodar La Colonia Penal, donde hice un papel extra, de esos instantàneos, insòlitos, con que el cineasta homenajeaba a la realidad, a sus amigos, sueños y a su eterna ficciòn que le soplaba sobre el hombro. Fueron dìas alucinantes, vertiginosos, electrizantes, tiempo convertido en imagen robada a los sueños. Partiò a Francia Ruiz y siguiò rodando para parar sòlo cuando su hìgado le acaba de pedir hacer un alto en Lisboa, Portugal, donde filmaba hace dos semanas Los misterios de Lisboa. Fuentes del diario La Naciòn de Chile, han revelado esta sorprendente informaciòn, donde califican de delicado el estado de salud del reconocido cineasta, aunque sostienen, que no existe riesgo vital. La informaciòn explica que al autor de El tiempo recobrado, La Isla del tesoro y Las tres coronas del marinero, le extirparon un tumor del hìgado y que se encuentra en recuperaciòn en la capital lusitana.

Ruiz volviò por primera vez a Chile en 1987 y para mi sorpresa lo encontrè en Ahumada, como un visitante màs. Me invitò a tomar unos vinos y a comer unas empanadas y aprovechò de explicarme que el regimen militar le habìa quitado la fatìdica letra L, lo que sellaba como prohibidos a esos pasaportes de algunos chilenos a los que se le impedìa volver a Chile. Nos reìmos recuerdo, porque el vaso que èl escogiò traìa dibujada una trizadura en forma de L. (Esto ya lo he contado. Mi memoria aùn funciona y no se disfunsiona).
Raùl es uno de los cineastas màs singulares que me ha tocado ver y disfrutar en el cine. Su imaginaciòn no tiene techo, como su libertad, pasiòn y visiòn de la realidad. Siempre ha encontrado una puerta de escape para sus propuestas. Esperamos que en esta ocasiòn la use para seguir filmando, contàndonos a su manera lo que aùn le sigue interesando y asombrando de este mundo que se enreda como una cola de chancho. Raùl Ruiz es un experimentador sin lìmites ni tiempo y cree en la imagen que ordeña con paciencia la instrospecciòn, sabe y denuncia, que existe una saturaciòn peligrosa de imàgenes a travès de estas nuevas herramientas que nos ponen el mundo del cine a la mano, pero cuyo riesgo està en la banalidad de la imagen por la imagen.

La intensa y dilatada trayectoria cinematogràfica de Raùl Ruiz es conocida por sus crìticos y pùblico. Francia, posiblemente haya sido el paìs que màs le haya honrado, con la cesiòn de los derechos para filmar su màs célebre novela: En Bùsqueda del tiempo perdido, de Marcel Proust, un clásico, y su revista emblemàtica de la cinematografìa europea, Cahiers du Cinema, le dedicara un nùmero especial e ìntegrò a su obra y poètica cinematogràfica. Ese privilegiò lo compartiò en esa mìtica publicaciòn, con autores como Rohmer, Bresson, Godard, Eisenstein, Pasolini, Hitchcock, Welles.. Ha sido jurado en el Festival de Cannes en la Riviera francesa y tenido como actores y actrices en alguna de sus pelìculas a Marcelo Mastroiani, (la ùltima actuaciòn de este legendario actor italiano, fetiche de Fellini) Catherine Deneuve.

El Festival de Berlìn le otorgò el Oso de Plata, "por su aporte cinematogràfico a nuestro tiempo". Ruiz ha sido profesor visitante en Harvard y conferencista en distinntas universidades europeas y norteamericanas.

De RR se pueden decir muchas cosas, se han dicho y se seguiràn diciendo, pero tengo la impresiòn que le agregò un tercer ojo al cine chileno. Siempre pensè que el ojo de Raùl Ruiz tenìa otros ojos que comprometìa su filmografìa con la realidad dentro de la realidad, algo màs que la ficciòn corriente, a la que se suele apelar como un recurso real. Filma, a mi entender, la realidad de la ficciòn y viceversa, en un mundo barroco, donde la ironìa, el espacio, la memoria, los laberintos, el tiempo sin tiempo, convierten el rodaje en una pelìcula fil(r)mada por Raul Ruiz. Si era preciso, filmaba la espalda de la realidad, como su presente y futuro, en un pasado que recoge todas las memorias, como un gran espejo sin fondo. Siempre fue y serà, el rollo de Ruiz. Es como si naciera una segunda pelìcula del propio expectador, claro, rodada por Ruiz.

Cuando comenzò a viajar a Chile y filmar, acuñò una frase de profunda ironìa: "Vivo en Chile, pero paso 11 meses al año viajando por Europa". Era su reconocmiento explìcito a su chilenidad. Nunca la ha abandonado, aunque como Claudio Arrau, Roberto Bolaño, Gabriela Mistral, pertenece al mundo, cuyo paraguas y sombrero universal, les protegiò allende de las fronteras chilenas, a estos grandes artistas que por alguna razòn o varias, no pudieron seguir viviendo en su paìs.
No serìan los ùnicos, unos antes, Roberto Matta, otros despuès, decenas de artistas, dirìa yo, en un ir y venir, quedarse fuera, retornar, viajar en lo que somos. El sombrero sin cabeza de la diàspora.

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jueves, 8 de abril de 2010

Abril mistraliano en Vicuña

4/08/2010 07:29:00 a. m.

rolando gabrielli

De las cosas
A mì me faltan
muchas cosas,
me sobran màs.
No traje nada,
nada me llevarè.
pienso en las veces
que tuve las manos vacìas
y nada me faltò.

Rolando Gabrielli©2010

"Yo sè bien que nadie, ninguna persona en este mundo, puede saber què cosa es nuestra vida sino(excepto) nosotros mismos." Gabriela Mistral, a Doris Dana.

Ligera de bàrtulos-nunca tuvo equipaje- cargada del espìritu de sus muertos, desapegada de lo material, Gabriela Mistral retorna cada vez un poco màs a Chile, desde su muerte hace màs de medio siglo en Nueva York, Estados Unidos. Ella dijo que no aspiraba a ser màs que un puñado de tierra en un camino. Sòlo sentìa arraigo por su tierra chica, donde naciò, Vicuña, un 7 de abril de 1889. Su primer regreso fue ese memorable verano del 10 de enero de 1957, cuando se presentò en cuerpo y alma ante Chile, por ùltima vez, sin intermediarios de ninguna naturaleza, en absoluto silencio, porque ya sobraban todas las palabras. Era el regreso fìisico definitivo, ya no habrìa otro, el retorno a la tierra que abandonò como la mariposa a la oruga.

Volvìa por voluntad propia, deseo refrendado en su testamento, retornar al origen, un camino que nunca pareciera terminaremos de andar. Yo la recuerdo solemne, tranquila, austera, imponente, definitiva, como la muerte.La observaba un niño por cumplir 10 años y no era preciso ni posible decir nada, los ataùdes hablan por sì solos, suelen tener la ùltima palabra. La fila era inmensa, eterna, como el sueño de Gabriela. Aùn usaba pantalones cortos y era verano. El gran salòn de la Universidad de Chile imponìa un doble silencio y el tiempo transcurrìa como un eslabòn perdido. Me impactò la muerte, fue un primer contacto directo, habìamos perdido a la Maestra, porque nosotros sòlo sabìamos de sus rondas y poemas a los niños de Chile y Amèrica. Existe una memoria en la infancia que todo lo canta, recuerda y vive. Gabriela viajaba a encontrarse con sus muertos. La Patiloca recorrìa el mundo, viajaba con sus muertos y Chile en la memoria. Ella, se habìa perdido en la memoria de la memoria. Cansada de cansancio, se retirò a vivir su ùltimo tiempo con su amiga errante, como ella, la norteamericana Doris Dana, quien heredò su obra escrita e inèdita, y mantuvo hasta su muerte todos los papeles, objetos màs ìntimos, libros y secretos de la Mistral, en Roslyn Harbor, Nueva York. Doris Dana protegiò con celo el legado de su amiga y clasificò con pulcritud el ùltimo tiempo, los escritos, cartas y los mantuvo en su poder hasta su muerte. Su sobrina Doris Artkinson fue la ùltima heredera del legado mistraliano: los baùles de su poesìa inèdita. Chile habìa construido el Museo Gabriela Mistral en Vicuña, que carecìa de objetos que mostraran la intimidad y vida cotidiana de la poeta. Asì lo revelò al diario La Naciòn de Chile, Rodrigo Iribarren, Director del Museo, que fue reinaugurado este siete de abril, dìa del natalicio de la Premio Nobel de Literatura.

Este legado cobra vida y se hace realidad gracias a las donaciones del patrimonio mistraliano materializado por Doris Artkinson y que se mantuvo en Nueva York por dècadas. Ahora los chilenos y visitantes pueden disfrutar de un lugar donde està viva la presencia de la maestra rural y podràn apreciarla en su profunda sencillez, en la dimensiòn de su obra y palabra, donde aflora una Gabriela màs real.

La Mistral escribìa sobre una tabla que se apoyaba en sus piernas, en especial sobre esa madera escribiò el Poema de Chile, que fue editado en 1967, una dècada despuès de su desapariciòn fìsica. Los visitantes tendràn la oportunidad de encontrarse con un original del Canto General de Pablo Neruda, dedicado a la poeta, cuya amistad fue inquebrantable. Podrán ver ambién el mobiliario de su época de cónsul en Rapallo y Nápoles, también el escritorio que utilizó como directora del Liceo de Niñas Nº 6 de Santiago.

Chile le debe mucho al trabajo prolijo de conservación que realizó por años Doris Dana, que puede reflejarse en la libreta donde anotó con horas y minutos exactos, la situación en que se encontraba Gabriela desde que se enfermó hasta su muerte. Un gesto que ejemplifica y mide el amor, devoción, que sentía Doris Dana por la poeta chilena. Doris Dana conservó hasta el final de sus días una carta de Gabriela en su caja de fondo, que se inicia con las palabras del epígrafe de esta nota, y dice, entre otras cosas: "La bella vida nuestra es tan imperceptible, tan delicada, por llena de imponderables, que casi no es posible verla. Es posible solo vivirla, gracias a Dios. Yo vivo una especie de sueño, acordándome de todas las gracias que me has hecho Y lo que vivo es una vida nueva, una vida que yo siempre he buscado y nunca hallé.Es una cosa ella sacra y concentrada. La vida sin ti es una cosa sin sangre, sin razón alguna. Tú eres mi casa, mi hogar, tu misma. En tí está mi centro. (Y el sólo quererte me purifica). Ella es el abandono, la confianza completa. Yo sé que tú eres fiel como una piedra."

Doris Atkinson donó unos 1.500 libros de Gabriela al Museo que se suman a una biblioteca que ya había donado la Mistral a Vicuña en los años 40, recuerda la periodista Romina de la Sotta Donoso, en La Nación. Además se cuenta con unos 900 libros que estaban en el Barnard College de Nueva York. El Museo cuenta con la biblioteca personal íntegra de la autora de Desolación, Lagar, Tala, la triología que la convirtió en la primer Premio Nobel de América latina y única mujer del habla castellana.
La construcción del Museo duró siete años y tuvo un coste aproximado de los 8 millones de dólares. Lo importante que con esta nueva documentación, objetos, material bibliográfico y fotográfico, Gabriela está viva en su tierra.

El director de la Escuela de Diseño de la U. Finis Terrae, Francesco di Girolamo -quien diseñó la nueva museografía-, dijo a la periodista Romina de la Soota: "Algo que aparece con mucha violencia es la precariedad material de Gabriela Mistral, pues ella no tenía muchas cosas, versus su grandeza intelectual y espiritual. Entonces mi propuesta recoge una especie de precariedad de instalaciones museográficas, basada principalmente en la suspensión".

El mobiliario, comentó, es de vidrio y madera, y todas las piezas están suspendidas, al igual que los paneles. Y hay bastantes transparencias. "De lejos parece que todo estuviera volando. Es que ella no estaba atada a nada más que a su poesía, y no acumuló nada. Para mí, Gabriela era los 'Piececitos azulosos de frío' y descubrí a una mujer adelantada a su época, que se relacionaba con la intelectualidad, la cultura y la ciencia, fascinada con todo, y esto se refleja en la estructura museográfica. Es como si abrieras su velador, porque puedes ver las cosas íntimas que trasladó por todos los lugares donde vivió".

"Hace diez años, reveló di Girolamo, no habríamos conseguido como país que Estados Unidos nos enviara de vuelta estas colecciones. Pero si antiguamente las grandes metrópolis trataban de acaparar y mostrar el mundo en los centros, hoy se reconoce internacionalmente el derecho de las distintas comunidades a preservar su propio patrimonio. Simultáneamente, en Chile se ha instalado una museología de calidad y con experticia que genera confianza; ya no se teme que ese patrimonio se pierda".

Lo que no todos los internautas saben, es que Gabriela Mistral, fue maestra tres años en Vicuña, que le marcaron para siempre su vida, porque la directora era su madrina, no vidente, y la trató como una inepta y le recomendó que se dedicara a los oficios de casa y no abriera la boca. Este relato lo hizo la Mistral, curiosamente en Panamá, que es desde donde escribo esta nota. Gabriela concluyó que había llegado el momento a partir de esa recomendación, de abrir la boca y comenzar a hablar. Ella era una joven tímida, pero su madrina la calificó de taimada e inepta.

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martes, 6 de abril de 2010

Una ostentosa humildad: Whitechapel, de Camilo Brodsky

4/06/2010 09:04:00 p. m.

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Una ostentosa humildad: Whitechapel, de Camilo Brodsky

Autor: Carlos Henrickson

El ver las realidades en torno a la existencia social del hombre desde la perspectiva de estancos separados (su vida económica separada de su conducta individual, su ser social y situación dentro de la ciudad como patrimonio de ciencias, disciplinas y prácticas enajenadas cada una en su especialización), el considerar su realidad como una suma más o menos vacía de datos estadísticos o espectaculares, o bien, como una entidad regida por conceptos trascendentales absolutamente vaciados, son tareas que la progresiva enajenación técnica de una época condenada a la catástrofe casi ha llegado a completar. Las artes –ya condenadas a la muerte por nuestros académicos de vanguardia y aquellos que querrían llegar a serlo- quedan como prácticamente las únicas instancias para completar –aunque sea en un relámpago de visión- esa plena y conmovedora fantasía que ha llegado a ser la humanidad.

Whitechapel (Santiago: Das Kapital, 2009) de Camilo Brodsky (Santiago, 1974) toma una de las apuestas extremas que la poesía es capaz de hacer para mostrar su vocación de testigo de una época. Superando la pretensión de objetividad que intentó amarrar a las artes a superestructuras rígidas, Brodsky asume en el primer plano de su poética el retrato de una de las experiencias más palpables y obvias de enajenación, aquella que excede la razón y las reglas sociales básicas en su sentido más directo: el crimen que no tiene una aparente motivación mayor que el placer enfermizo de su perpetrador. El crimen en serie de Jack the Ripper o Andrey Chikatilo se vuelven, merced al aplastante contexto de miseria de los barrios obreros del Londres de finales del siglo XIX o a la no menor miseria ideológica de los últimos años del poder soviético, una cristalina síntesis visual de una sociedad moderna que asumió su necesario desarrollo a partir del consumo y reificación de las almas, los cuerpos y las conciencias bajo su control y administración. El seguro oficio escritural de Brodsky, eso sí, le permite evitar el recurso a una calma reflexión académica o político-estratégica, logrando la puesta en conciencia de un abismo ante el cual toda ciencia o estructura explicativa sólo responde en silencio. La distancia necesaria del investigador científico sucumbe ante una violencia que se impone sobre el frío observador.

las sociologías

el crimen opera como la hermética forma de mantener el silencio social;

un pacto total y absoluto donde todos observamos

desde las páginas del diario hasta que entramos

Matar

es tener la llave de una puerta

Es entonces mediante el trato experiencial más intenso que sería posible entrar al conocimiento real de la operatividad efectiva del crimen. El resto sería quedarse en el paroxismo de la lectura, en la cotidiana repetición de la eliminación mutua entre seres humanos, que termina llegando a la más abstracta repetición: la estatización vacía y puramente visual de la violencia. Ésta, un riesgo palpable para una poética de plena pretensión humanista, pasa a convertirse en un procedimiento permanente de provocación en la poética de Whitechapel, incitando al espectador a un rol pasivo de mero voyeur, entregado a sentir algún grado de reflejo del placer del perpetrador (y por esto, las referencias a Sam Peckinpah o a la cultura del jazz, marcadas por la marginalidad y lo irracional, cumplen un propósito final y no sólo decorativo). Es en este caso que el rol de la estética como normativa o umbral de lectura es puesto en entredicho de la manera más crítica en la serie de poemas bajo el título general de las versiones del silencio.

las versiones del silencio

esto podría ser acaso

la guerra poética o incluso

las poéticas mismas y sus artes

pero las poéticas son

exigencias ajenas

las guerras trámites

lo que importa son

estas versiones del silencio



En estos textos, el enfoque pasa al mismo reflejo especulativo de la poética, en que toda su historia de exigencias y licencias es presentada en la crisis más total, a partir de la mera proximidad de la representación de la violencia.

Esta contaminación de vaciamiento no podía dejar de perseguir hasta al mismo productor del texto. La figura del autor entra en este circuito de reflejos marginados mostrando su absoluta distancia con respecto al rol iluminista de educador de la humanidad. La serie las anotaciones al margen se propone en este sentido, situando a la obra completa como la bitácora de una investigación fallida en torno a la distancia abismal entre la pretensión iluminista histórica de las artes y la real situación de éstas en un mundo vaciado de proyectos trascendentes.

las anotaciones al margen

A la par de esta construcción

siguen su camino los días

sus sombras y matices

La hija crece un poco cada amanecer

Mientras él intenta reducir

su consumo de cocaína y la

periodicidad de las resacas

Este reflejo de un investigador bajo el yugo del fracaso (como Roquentin en La Nausée) guarda, entonces, un marcado mensaje político, mas en el sentido de una crítica radical de la posibilidad de algo así como un discurso político. El establecer un juego de referencias que abarcan desde el historiador Joseph-François Michaud hasta Ezra Pound, pasando por la serie de TV House M.D., aporta a esto la imposición de considerar a una frágil situación del autor dentro del circuito formal y establecido de producción y tráfico de conocimiento, invalidando cualquier utilidad de su bitácora para fines externos al mero y dudoso placer de la representación de la violencia social moderna. Esta intención de humildad, paradojalmente expresada casi como ostentación de un profundo fracaso, representa una de las fortalezas más altas de la poética de Brodsky, desde su primer libro Las Puntas de las Cosas (Santiago: Cuarto Propio, 2006), y la inédita La Canal (parte de cuyo texto puede consultarse en http://www.lasiega.org/index.php?title=Camilo_Brodsky), y pone a la seca letra de Whitechapel como uno de los libros más atrevidos e imprescindibles en un momento en que el discurso político sólito de los últimos 20 años naufraga en una mudez crispada o una glosolalia de conceptos vaciados por campos de concentración, crímenes de sangre o genocidios de la conciencia colectiva de países enteros por parte de tecnócratas seudoprogresistas.



lunes, 5 de abril de 2010

Policarpo Munizaga Varela: CANTO A LAS GLORIAS DE CERRO GRANDE

4/05/2010 05:26:00 a. m.

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Policarpo Munizaga Varela

CANTO A LAS GLORIAS DE CERRO GRANDE

Por

Arturo Volantines


El texto llamado “La Serena en la noche después de la Batalla de Cerro Grande”, recuperado por el historiador, Osven Olivares Castro tiene muchísima importancia; porque nos trae un aporte fresquísima del sentimiento que reinaba en el norte después de la batalla de Cerro Grande (29 de abril de 1859), del aliento epocal de la vida de una ciudad del Norte Chico de mediado del siglo XIX y de la importancia de la obra del poeta Policarpo Munizaga, conocido hasta hoy sólo por ser padre del poeta y abogado, Julio Munizaga Ossandón (1888).

Policarpo Munizaga escribe un texto de 65 versos alusivos a la Revolución Constituyente 27 años después de esa batalla; ésa que las tropas revolucionarias la tuvieron casi ganada; pero que —en la confianza y desechando la estrategia habitual de combate de los atacameños— terminaron perdiendo. Ahora que se cumplen 151 de esa lucha; en la que se buscaba notificar de la existencia de este pueblo y que éste era algo más que un depósito de minerales y sequedad, el testimonio viene a ser un cuadro vivísimo de la esperanza que aún subyace en la gente que ha hecho florecer el desierto.

Las cuatro estrofas transmiten una tradición que aún continúa en la ciudad de La Serena, ya que persiste la niebla y la humedad que caracterizan también a sus habitantes. Tanto Jotabeche como otros autores, como el mismísimo Pedro Pablo Figueroa en su ya legendario texto de la revolución[1] señala esta característica tan sine qua non de La Serena

En la primera estrofa da cuenta del alborozo y compromiso del pueblo de La Serena con la revolución y de su participación activa. Y, luego, cómo se convirtió en una ciudad mustia después de la derrota. Al terminar la estrofa, dice: “Y donde ayer se oyera/ El eco de los libres poderosos/ Ahora sólo impera/ Del agorero búho el son medroso”.

En la segunda estrofa se refiere al compromiso de la ciudad de La Serena con la revolución. La gente se volcó a las calles cuando arribaron las tropas de Pedro León Gallo y Pedro Pablo Muñoz. Da cuenta del sufrimiento de los familiares de los caídos y de cómo la esperanza quedó sepultada entre tantos jóvenes muertos al pie de la bandera constituyente de la estrella de oro con el azul de cielo eléctrico. Señala: “Sus buenos hijos, ese pueblo inmenso/ Que sus plazas cubrió himno cantando…”.

Después se refiere a ese negruzco monumento natural de La Serena que es el Cerro Grande, lugar de la batalla. Nombra a varios de los más notables constituyentes caídos; y, entre ellos, al héroe y poeta, Ramón Arancibia Contreras, Comandante del Estado Mayor de las tropas revolucionarias y autor de “La Constituyente”: himno de la revolución y del pueblo de Atacama. Con mucha dignidad y emoción latente trasmite su desazón de ver a este país centralista y autoritario devorando a sus hijos predilectos y sobre los cadáveres construyendo el Estado. Con certeza manifiesta como ese centralismo mata a la “patria chica” de la cual nos habla y fervoriza Gabriela Mistral. La “negruzca montaña y Hidra feroz” y otros adjetivos calan la estructura modernista de estos versos y logran trasmitir una atmósfera excepcional y que llega o puede llegar, a lo menos, al corazón de los genuinos nortinos.

En la última estrofa vuelve el poeta a su ciudad amada; valora su belleza y su mansedumbre tal como un siglo después lo haría Fernando Binvignat. La Serena tiene un sosiego que embruja; que determina una vida apacible y generosa a pesar de las malas autoridades. Sin embargo, va quedando atrás la visión de una ciudad apagada, triste y conservadora que persiguió y humilló a Gabriela Mistral y a muchos poetas más. Termina señalando que del dolor y del duelo se recupera, y que se recuperá el deseo de vivir que “tan sólo el mar en vecina playa” pareciera que recuerda. El poeta tal vez nos diga que hay que seguir adelante en la búsqueda de la libertad para las tierras del norte y para ésta tan necesaria autonomía.

En las últimas décadas hemos revisado muchos documentos y textos en torno a las rebeliones mineras del Norte; y, especialmente, de la gesta de Pedro León Gallo; sin embargo, mucho de estos documentos han estado siempre cargados de formalidades, parcialidades diversas, interpretativas formas, contradictorias escrituras y códigos, y casi siempre de pálidos reflejos de los ambientes y sucesos verdaderos de los hechos; cada cual ve con el ojo de su perspectiva, y cuando más académicos han sido los comentarios más alambicados y fútiles los aportes.

Por ello, el poema se vuelve notable, más allá de su contructo verbal y de su arquitectura epocal, logra hacer(me) ver y sentir claramente lo que nadaba entonces al interior del pueblo en esos sucesos después de la derrota de Cerro Grande y de su claro mensaje de que la lucha continúa hasta que Atacama (y su norte) se recuperé para sí misma, para el destino que se ha ido ganado por siglos.

Este poema es un excelente poema en mí, en mi lectura; porque me hace ver tal como fue y en su esencia ese tiempo y esa atmósfera acotados que se vuelven memorables y contemporáneos e inmortales, más acá del tiempo y más allá de los héroes y tumbas y duelos. Ésta es la belleza que se sobrepone cuando es arte como un fogonazo que ilumina el mundo en su ser y queda en su esencia viviendo, tal como el poeta las hizo suyas para las nuevas generaciones.

Es la poesía de la gesta de un pueblo que se convierte en el arte por y de un poeta de mi provincia en el mundo; ya que “en poesía no existen pueblo subdesarrollados”[2]. Es el comienzo de la aurora de la maciza matria tutelar de los atacameños, la misma de Gabriela Mistral y de Pedro León Gallo.


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La Serena en la noche

después de la Batalla de Cerro Grande,

29 de abril de 1859[3]

Por

Policarpo Munizaga[4]

La ciudad de los huertos y jardines,

De los castos amores

Medio envuelta en su velo de vapores

Qué triste y sola está.

Y cuan mudada

De lo que ayer se viera

Cuando halagaba sus oídos tanto,

De los hijos del norte el son de guerra

Sobre su frente mustia, solitaria

Tendió sus alas negras.

La noche funeraria,

Y todo es luto, sombras y quebrantos.

Y donde ayer se oyera

El eco de los libres poderosos

Ahora sólo impera

Del agorero búho el son medroso.

Sus buenos hijos, ese pueblo inmenso

Que sus plazas cubrió himno cantando

No la acompañan ya…...Bravos lidiando

Al pie de su estandarte sucumbieron.

Y a los que de esa suerte

En la gloriosa lid no hallaron muerte

La saña de verdugos inhumanos

Con hierro vil ató sus nobles manos.

Hija del mar, tristísima velando

En tu collado ameno,

Ahora exhalas de tu seno

El plañidero acento de una esposa,

De una madre infeliz, de una hija amante

Que lloran por la patria desgraciada.

Y en el campo homicida

Tanta sangre de mártir derramada,

Tanta esperanza al fin desvanecida.

No muy lejos, al lado del oriente,

Teatro de tanta hazaña,

Entre las muchas sombras se alumbra

La negruzca montaña

A cuyo ondeado pie yacen sin vida

Tantos valientes

De la legión guerrera:

Ramos y Parker, Claros y Aldunate,

Arancibia, después Armas, Herrera,

Y mil otros que allí yacen exánimes

Por recobrar la libertad perdida.

Lucida juventud que osó atrevida

La Patria levantar tiranizada

Y apartar para siempre de su suelo

Esa Hidra feroz, entronizada

Que pretende con garras fratricida,

Sobre un trono de cráneos cimentado

Dominar sobre raza envilecida

Arrancar de la Patria las entrañas

E incendiaria y cobarde

Arrogante, enseguida hacer alarde

De ese triunfo infernal de sus hazañas.

Ave del mar en su marina roca,

Bellísima Serena

De tu vega fecunda el sauce hermoso

Con tus dulces conciertos no resuena

Tus cantos populares

Tan gratos al oído.

En vano busco en el florido suelo

Tan sólo el mar en la vecina playa

Atruena bronco en tumbo repetido,

Como en señal de duelo.


[1].- Figueroa, Pedro Pablo; Historia de la Revolución Constituyente (1859-1859); Santiago, Imprenta Victoria, de H. Izquierdo y Ca., San Diego 71; 1889.

[2].- Zalamea, Jorge; La poesía ignorada y olvidad; Casa de las Américas, Cuba, 1965.

[3].- Rescate y transcripción del texto: Osven Olivares Castro. Tomada del diario El Coquimbo del día jueves 1 de abril de 1886, a treinta años de la heroica gesta constituyente.

[4].- Nació en La Serena el año 1833. Falleció en 1890. Estudió en el Liceo de Hombres y luego trató de abrazar una carrera universitaria en Santiago, la que se vio frustrada por una enfermedad. Vuelto a la ciudad se dedicó a labores de prensa y poesía, siendo uno de los muchos seguidores de la corriente romántica que imperaba en la zona. Fue activo colaborador en las tareas literarias emprendidas por los hermanos Manuel y Jacinto Concha, quienes manejaban un diario donde comenzó a destacar. En 1887 obtuvo un premio de carácter nacional en el concurso convocado por la U. de Chile y financiado por el esteta y político Federico Varela. Durante ese lapso publicó “Recuerdos”, que formó parte de un conjunto de piezas y poesías que más tarde compiló Julio Vicuña Cifuentes y que se difundieron en una publicación onomástica con varios prosistas, poetas y científicos de la ciudad. Uno de sus hijos, Julio Munizaga Ossandón, que se graduó como abogado, siguió su tendencia poética logrando varias publicaciones conocidas a comienzos del siglo XX. (Biografía de Fernando Moraga Acevedo).

domingo, 4 de abril de 2010

Presentan obra teatral 'Medusa' una mirada humana a tres conflictivos personajes

4/04/2010 09:08:00 a. m.

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La obra teatral, 'Medusa' o una mirada humana a tres conflictivos personajes, escrita con el apoyo de Iberescena, debuta el 9 de abril en la sala 'Lastarria 90', bajo la dirección de Sebastián Vila.

Las tristemente famosas Luz Arce, la 'Flaca' Alejandra y María Alicia Uribe, inspiraron a Ximena Carrera para hacer una obra de ficción sobre su convivencia obligada en un departamento de la remodelación San Borja. Carmina Riego, Nona Fernández y la misma Carrera integran el elenco de este nuevo montaje teatral de la compañía 'La Trompeta'.

El argumento gira en torno a tres mujeres encerradas en un departamento, en un limbo entre la libertad y la prisión. Delatoras, torturadas. ¿Víctimas o victimarias? Ximena Carrera se inspiró en un episodio de las vidas de las tristemente conocidas 'Flaca Alejandra', Luz Arce y Carola (María Alicia Uribe), quienes pasaron de detenidas por la DINA a colaboradoras, para escribir 'Medusa'.

"Escribí esta obra en Buenos Aires, gracias al Iberescena, en 2007. La idea me estaba rondando desde el 2000 cuando hicimos " Por Encargo del Olvido ", y nos entrevistamos con harta gente en el tema derechos humanos. Ahí apareció el nombre de Marcia Merino, conocida como la 'Flaca Alejandra'. Investigando supe que habían puesto a convivir en un departamento de las Torres San Borja a estas tres mujeres, luego de torturarlas y quebrarlas. Entonces me empecé a preguntar qué pasaba en esta convivencia, en este círculo de hierro que las marcó para el resto de la vida" , dijo Carrera .

La autora aclaró que la obra es pura ficción, aunque hay detalles extraídos de la realidad, "como que Carmen, el personaje inspirado en Luz Arce, está obsesionada con llevar a su hijo a vivir al departamento, o que Mariana, inspirado en la 'Flaca Alejandra', no podía evitar temblar cuando reconocía a alguien en la calle" . Ximena Carrera leyó el libro autobiográfico 'Mi Verdad', de Marcia Merino; 'El Infierno', de Luz Arce; 'Conversaciones desde el Infierno', entrevistas a Arce de Michael Lazzara; y algunos ensayos de Diamela Eltit, además de ver varias veces el video de Carmen Castillo sobre 'La Flaca Alejandra'.

"En mi intención no hay juicio ideológico, me interesa el factor humano más que la mirada política, que es más sesgada. Apunté a cómo estas mujeres sobreviven y hacen del horror algo cotidiano. Lo que está en juego es hasta dónde llega cada una, hasta dónde transa con tal de asegurarse el techo" .

La obra se estrenará el próximo viernes 9, a las 21:30 horas y la temporada se extenderá desde el 10 de abril al 1º de mayo.

'Medusa' se ofrecerá jueves, viernes y sábados, a las 21:30 horas. Losa precios se indican a continuación: Adultos: $ 3.000, estudiantes, tercera edad y jueves populares: $ 2.000.


sábado, 3 de abril de 2010

EL TERCER ESCALÓN DE NANCY MENDOZA [Por Nélida Baros Fritis.]

4/03/2010 05:03:00 a. m.

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EL TERCER ESCALÓN


Los cuentos presentados en el libro Tercer Escalón, sorprenden por la agilidad de la narración, no obstante nos inducen por dos caminos.

A) La ficción realista

B) La ficción no realista

Hay una fuerte interacción entre lo rural y lo urbano que muestran rasgos identitarios muy interesantes, en instantes en que de una u otra forma la mundialización provoca desarraigo y perdida de identidad.

La ficción realista en que se estructuran los siguientes cuentos:

” “Los Molles,” “El Abuelo”, “Nueva vida,” “El camino Ancestral”, forman una unidad temática.

”Aves de Rapiña” “Los Huaqueros”, “Arresto Nocturno” “Rojo y Negro” y “Hombres de la Pampa; “Una Mujer Deliciosamente Muerta”; son temas diferentes, muestran debilidades y grandezas del ser humano: violencia, menoscabo, tristeza, etc. La ficcionalidad provoca en el lector apariencia de realidad o verosimilitud, donde los valores positivos aparecen subterráneamente.

Los ejes temáticos que mueven a los personajes de los cuentos mencionados son el amor, vida y muerte, naturaleza, y cultura ancestral, con variadas referencias míticas. En ellos la narradora muestra su sensibilidad por los asuntos cotidianos y espirituales del universo. Hay una conexión profunda entre lo corpóreo y lo espiritual de los personajes. Explora las dimensiones sensoriales del erotismo, existe una variedad de elementos naturales que configuran los cuentos, mujeres sin grandes pretensiones, se mueven con simpleza, sujetas al dominio del varón, con actitudes casi serviles.

La ficción no realista se presenta en los cuentos “Alas Oscuras,” “El Espejo” “La Búsqueda”;”Cualquiera en el Patio”. Cambia el ritmo a un plano lírico, usa varias metáforas, desconcierta el desamparo, alcanza visos de surrealismo sin perder la esperanza.

Diabelle es una tragedia romántica, induce al lector por intrincados caminos

donde se mezcla realidad y fantasía con buen manejo del léxico.

En estos cinco cuentos, los personajes no están sujetos a leyes de tiempo y espacio, rompen las barreras de su especie y sufren transformaciones; actúan de acuerdo a las circunstancias.

“Una Pascua Negra” Es un relato testimonial, donde la realidad supera la ficción y presenta el rostro de la localidad de Vallenar en 1931, cuando los representantes de la Ley no respetan la vida y se ensañan con la destrucción y la barbarie.

Nancy Mendoza ha alcanzado gran capacidad expresiva y connotación, por el buen manejo del idioma, su lirismo asoma en determinados instantes de la narración porque es difícil separar a la poeta de la cuentista.

Nélida Baros Fritis.