En el Centenario de Mario Bahamonde
ATACAMA
en Pampinos y Salitreros
Autor: Arturo Volantines.
Este texto es demostrativo de dos cualidades fundamentales de Mario Bahamonde: su talento escritural como creador y como investigador del ser nortino. También, viene a demostrar la importancia de los atacameños en el dominio del desierto.
No sólo fueron fundamentales los atacameños, Santiago Zavala, Chango López, Diego de Almeyda, José Antonio “Manco” Moreno, José Santos Ossa, Telésforo Mandiola, Salvador Reyes (padre), José María Sayago; sino, también, una saga de intelectuales que habían formado una fortaleza intelectual y laica, y que avanzó hacia el sur hasta el valle de Elqui y notablemente hacia el desierto. Mario Bahamonde, dice: “Copiapó fue cuna de la rebeldía nortina. Rebeldía de los mineros contra la oligarquía latifundista gobernante, y rebeldía del pirquinero, del cateador, del laborero y del apir en contra del propietario y sus capataces. Gran parte del primer periodismo que aparece en los puertos salitreros a fines del siglo pasado tiene este sello copiapino.// En 1869 Juan Nicolás Mujica fundó en Copiapó
Pampinos y Salitreros es un notable texto para recorrer la mayor gesta de la conquista, dominio y desarrollo del Norte Grande. Mario Bahamonde expone en este texto importantes materias que denomina: “Los aventureros de la sed; Los soñadores de la sal; Los puertos del salitre; El negocio de los salitreros; Los negociados; Imagen morena del pampino; Los hombres de la lucha; Las fichas pampinas; La lucha obrera; Recuerdos inútiles”.
Es también la huella de la clase trabajadora en el norte; la gesta de los periódicos populares y obreros; el quehacer de las sociedades de socorros mutuos; la huella de sangre y luchas de los obreros pampinos; y es luminoso respecto a la gesta de Luis Emilio Recabarren.
Este libro, además, busca y logra apuntar hacia el ser del “nortino”; afirmar su existencia, a pesar que dice, que “para el resto del país este concepto diferencial no resulte muy claro”; y cuestiona, fundamentalmente, que los nortinos seamos hijos de los diaguitas, atacameños, quechua o aymara; se queja que la “tradición se perdió”, y que más bien serían españoles los que se quedaron. Señala entonces que la verdadera “nortinidad” deviene de la aventura que comenzó con la minería: “Y, por mejor decir, en la minería copiapina”. Y, luego va más allá cuando señala: “El nortino fue minero hasta 1879, cuando el desarrollo vertiginoso de la industria del salitre transformó la fisonomía regional y con ello cambió el modo de ser de sus hombres”. Son absolutamente discutibles estas apreciaciones de Mario Bahamonde, pero el texto es un referente para tocar el tema; hubo momentos de ese momento de
Particularmente, me resulta importantísima la obra y las largas conversaciones con Mario Bahamonde en Antofagasta a finales de los `70, para perspectivar la grandeza e importancia de Copiapó en la historia de América Latina. Si consideramos los escritos de Mario Bahamonde con información de primera mano, como por ejemplo su introducción en la “Antología de
Indudablemente Copiapó le debe un homenaje; no sólo en el nombre de una calle, sino una institución que estudie su obra.