sábado, 20 de junio de 2009

EL BURRO DEL DIABLO ENCUADRE POÉTICO DE COQUIMBO.

6/20/2009 10:06:00 p. m.

EL BURRO DEL DIABLO ENCUADRE POÉTICO DE COQUIMBO.

EL BURRO DEL DIABLO: Arqueo de la poesía contemporánea de la Región de Coquimbo. Ediciones Universitarias – Universidad Católica del Norte, Coquimbo, 2008, es una empresa literaria de gran envergadura, llevada a cabo por Arturo Volantines, poeta e investigador literario del norte de Chile nacido en Copiapó en 1955. El ambicioso proyecto compilatorio que Volantines presenta en esta oportunidad a los lectores de poesía, cuenta con una prolija presentación y acuciosidad indagatoria, que tuvo en materia de difusión y edición, el apoyo de la UCN y el gobierno regional de Coquimbo; sin embargo todos los interiorizados en esta materia, bien sabemos, que el riesgo intrínseco de todo antología, se deposita sobre los hombros del gestor del catastro cuyo criterio es gravado por el peso de las opiniones críticas tanto de los especialistas como de los receptores menos enterados y desde luego con un mayor recelo por la mirada juiciosa de aquellos autores no presentes y eludidos en el arqueo final, el cuestionamiento principal, se ciñe sobre la metodología y criterio usado por el encargado de la selección al momento de determinar de forma profunda; sin subjetivismos evidentes o la consideración de elementos extraliterarios, ajenos a cualquier trayectoria poética; quienes deben integrar un anal de este tipo, tan importante sobre todo para una región como muchas otras provincias del país, castigada por el centralismo editorial y el silencio de la crítica profesional.

El trabajo por ende, resulta dantesco y tiene muchas aristas para su evaluación además de las históricas y estéticas, en la medida que abarca muchos años y generaciones que han dado vida a la evolución y devenir creativo de la cuarta región, lapso importante no exento de largos periodos de interrupción y mutismo, debido a la ocurrencia de eventos socio-políticos que han marcado duramente a nuestra nación, algunas de estas situaciones Volantines las ilustra con claridad en el prólogo de modo que se hace alusión a hitos que lograron en su momento, dar realce y premura a la promoción de voces emanadas de la zona, lo que hasta el día de hoy y los venideros determinará a Coquimbo como un ineludible foco de progreso cultural y literario;

Después de la prodigiosa “Generación Naturalista” (Goic), nacida en el seno del valle, el panorama literario se descompone y empobrece; la creación propiamente literaria se aleja así una paloma y no vuelve. Tal vez, los oprobios contra Gabriela Mistral se convierten en sombra que no deja que el árbol de la literatura regional florezca. Ni los tremendos esfuerzos de Alfonso Calderón en los años ’50 fueron suficientes para recuperar el valor nacional de esta literatura. Se formaron ateneos y círculos literarios pero estos casi fueron lugares de diletancia social y cacareos folcloristas.

En contraste, se enumeran otros momentos de evidente apagón y estatus que de todas formas no serán del todo improductivos, si consideramos que desde su mudez se precipitarán estallidos y eclosiones necesarios para el arte, que siempre logra procurar fisuras en los presupuestos oficiales del lenguaje y los llamados grandes discursos.

Para hacer un cambio más profundo y frente a un panorama penoso, surge —la propuesta más significativa y significante de la literatura regional— un colectivo de 11 artistas autollamados “Los Desencantados”(Coquimbo, 1962), que encabezan Jorge Zambra(presidente) y Jorge Gajardo. Dice, Luisa Kneer, en su texto referente a la literatura de la región, que esta agrupación nació “como expresión de protesta por la inactividad cultural…”

El libro por extensión, nos permite en su globalidad visualizar el panorama íntegro del norte, pues genera interesantes vasos de comunicación con otros provincias nacionales de esta porción del país lo cual a su vez, da a entender procesos colindantes valorando movimientos y publicaciones. Bibliográficamente “El burro del diablo” nos remite a estudios previos de otros especialistas abocados a la reconstrucción de la memoria literaria del norte, nombres como Sabella y Bahamonde saltan a la palestra al igual que otros empeños de Volantines en esta materia de rescate del norte en su completitud. Se mencionan junto a estos, revistas y antologías previas que en décadas determinadas los cincuenta, setenta y ochenta contribuyeron a la gesta y cultivo de gran cantidad de voces, algunos casos que resultan emblemáticos, son Trilce, Orfeo, Tebaida lo cual como fenómeno da vida a la cadena intertextual imbuyendo al lector en un interesante mapa o geografía artística en torno a la palabra hecha creación. Volantines dice al respecto,

Fueron muchas las escaramuzas de “Los Desencantados” contra la vieja estructura reaccionaria de La Serena; publican el periódico llamado “Alsino”;23 que pegan en las paredes de la ciudad de Coquimbo; recuperan la conectividad nacional con los “Trilce”, “Arúspice”, “Tebaida” y la vanguardia chilena y, fundamentalmente, dejan dudas instaladas respecto de la tradición perdida y de la necesidad de cambio en la literatura de la región de Coquimbo.

En síntesis, una valoración justa y contextualizada del proyecto elaborado por Volantines además de atender a las presencias debe considerar lo implícito, el rol de las ausencias, tal como señala Foucault al referirse a la obra Las Meninas de Velázquez; el encuadre y lo que no aparece, lo que se elude u oculta en una obra también comunica, por ello no sólo en lo explícito y perceptible a primera mano, se encuentra lo importante y que debe colmar la atención del lector, pues a través de un trabajo de esta envergadura se informa no sólo con respecto a 45 autores de Coquimbo sino en torno a la producción poética general de esta zona y en lo posible de muchas zonas que son un espejo de esta realidad, las del extremo norte fronterizo y las del sur austral, pues como bien dice Volantines, habrán otros burros del diablo, otras antologías y antologadores, lo importante es continuar la búsqueda e indagación, las antologías bajo esta prisma no son producciones cerradas que dialogan solo en función de la selección taxativa y criterio favorable del antologador hacia los proyectos escriturales que abraza para constituir el cuerpo de la obra, es importante saber que factores lo llevan a no incluir ciertos nombres, detrás de esto, no sólo hay una decisión émica, personal y estética; en un trabajo de esta magnitud resulta inevitable eludir campos eminentemente externos al posicionamiento del catastrador y el orbe literario, factores generacionales, desconocimiento, difusión y recepción critica, silencio promovido por los mismos poetas o el sistema de su época son sólo algunas de las variables, de manera que el panorama se debe leer considerando múltiples desviaciones y conjunciones, y es nuestra tarea continuar la escritura y re-escritura de la memoria, del decurso poético de Coquimbo y así mismo del país. La riqueza del burro del diablo esta en lanzar esta interrogante al ruedo. Hago eco de las palabras de Volantines

Además, consigno que han quedado media docena de poetas fuera de la antología por diversas circunstancias epocales, pero ya vendrán otras antologías y otros antologadores. Incluso, ahora que termino el prólogo, se me aparecen un par de nombres, pero tal vez sea buenísimo, ya que no deseo que este Arqueo sea, —Ave María Purísima—, el “burro del diablo”, sino un registro para que los avivados del espíritu de la región nos encontremos; digamos a ese Chile centralista, adueñado del proyecto de la nación que también Coquimbo existe. Y si nos proponemos —a la vista del bicentenario— ser verdaderamente una sola nación es porque nos-otros somos respetados en un arte distintivo, desde la provincia y como parte de un pueblo di-verso y multicultural.

El burro del diablo se constituye como un producto necesario para la poética del norte pues se trata de un aliciente para estudios postreros que encontrarán apoyo y registro al consultar obra de tan amplio aliento... como seguir y recrear los pasos dados en el desierto mas árido durante cien años y más...

Autor: Daniel Rojas Pachas.

Publicado en: Cinosargo