sábado, 31 de enero de 2009

EL FONDO TIBIO DE DIOS EN LA ARENA

1/31/2009 05:24:00 p. m.

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EL FONDO TIBIO DE DIOS EN LA ARENA


¡Qué hora para salir! ¡Si se pudiera quedar bajo los árboles! Al otro lado sentía que algo estaba intranquilo; percibía el mar sin sonoridad, sin encanto, con presunción de importancia. Era cálido el aire y se notaba la queja por todas partes. La arena bailaba abrasada y el hastío también, desde su fondo cansado. Porque sentía que algo se había roto en él y en todas las cosas.

¡Aquél era su descanso!, no poder resistir ese deseo o no querer
resistirlo. Se apoyó en la puerta. Saldría al sol, a la arena seca y al aire cálido y luminoso. Llevaba todo: el breviario y el sombrero de paja. "¡Si pudiera acompañarlo Ignacio!" Pero aquel amigo sano y primitivo no había aparecido en todo el día; aquel ser que reía caminando a su lado y se entregaba a esas tardes cálidas a través del camino, ¿no volvería nunca? Sin pensar lo llamaba en medio de su tedio, le hablaba con los labios cerrados.

Salió al sol, sin querer, movido por un impulso irresistible. Sentía algo hueco, falto de materia, como un aburrimiento indefinido. Anduvo por la huerta hasta la entrada de la playa. Bajó a la arena y se quitó los zapatos; se enrolló la sotana a la cintura y fue hacia el agua lentamente. Al mismo tiempo rezaba. Dentro de lo suyo se sentía mejor. Caminó por la orilla húmeda sintiendo la sal pegajosa en las pestañas. Estaba solo, entre el Señor y el mar, lleno de la plenitud que le hizo gustar el padre Pablo, de ese
misticismo que había digerido durante aquellos años. Ahora se manifestaba de manera espontánea como si no hubiese tenido génesis ni desarrollo.

Aunque no, no era lo mismo; esto era algo más tocable, tocable como el mar, como la arena húmeda bajo los pies. Y bajo los pies su sombra, la sombra de él mismo reflejada en la tierra como un lazo. Quizás sin ese misticismo no tendría fuerzas para seguir. Necesitaba lo otro. Se hacía poca la fe.

Tropezó con los pies descalzos en unas algas que había arrojado el mar.

Puso el breviario en el bolsillo y pensó: "¡Si por lo menos estuviera Ignacio!
Pero no era eso lo que le faltaba, era otra cosa, que sentía dentro de él. Era eso antiguo, saboreado miles de veces. Porque a pesar de tantos años estaba insatisfecho; no había tranquilidad porque eso no se manifestaba, porque no se había formado. Cuando fuera tomando forma comenzaría a morir y todo iría pasando poco a poco. Al llegar le diría: "Ya estás aquí, para librarme de esta desazón"; y lo vería venir por las aguas hasta llegar a la orilla; y se acercaría diciéndole: "Te sigo". ¿No había pronunciado estas palabras ante el altar al ordenarse? Sin embargo, aquí deseaba, quería verle, a la orilla del mar tenía que verlo. Lo buscaría. —"Esta ansia antigua"—; que le contuvo las manos y el pensamiento. ¿No huía del lecho cuando sus manos temblaban? Y todo eso porque alguna vez lo pudiera ver, por tocarlo, porque le manifestara físicamente su mandato: "Ven y sígueme".

La sotana caída se mojaba cada vez con las olas, se mojaba como los pies en la sombra. Todo estaba lleno de luz, cargado de sal, igual que el aire primaveral está lleno de polen. Su reflejo era húmedo y pálido; daba la sensación de esas luces polarizadas del otoño que no son luces sino cansancio de luces, anual agonía de todo lo brillante, descanso final de una claridad confusa. Y eso que era verano y mediodía y caminaba por la playa sintiendo aquel flagelo pesado. No se paralizaba el antiguo anhelo dentro.
Caminaba porque con el movimiento tenía la sensación de ir a alguna parte, en busca de algo. Quiso continuar con su breviario y se le hizo pesado por primera vez. El no estaba ahí, Ahí estaba plano, metido en una liturgia pedagógica. Quería ir al principio, a lo primario, donde El estaba con volumen, místico y lleno de fuerza, vivo en el interior del pensamiento, incorporado ya a sus estratos permanentes.

Duda con ansia en el camino. La última duda que tenía que ofrecer costosamente, ansia a la que tenía que renunciar para seguir adelante sin nada.

No lograba volver por los caminos que lo habían llevado hasta ese punto. Antes aquello se iba gestando y el ansia tenía fuerza y podía crecer.

Ahora, ya formado, rugía en el fondo.
Se pasó una mano por las cejas sudorosas y se vio envuelto en una luz blanca y amarilla que pasaba a través del sombrero. El mar sonoro y limpio se movía tembloroso en lo profundo de su paz inconciente. Mientras tanto, él recordaba el camino. Su vida verdadera, con un sentido desde el principio. El sentido sensato, formal y positivo. Sus estudios de teología, el padre Pablo, su vida casta y la lucha contra las manos temblorosas. Todo eso
estaba concluido y empezaba otra cosa. Había sido una calle de pocos años en que el paisaje cambió poco. Al principio, las cosas surgían sin tropiezo exterior, sin trascendencia, sin sobresaltos. Sólo que en lo íntimo, allí donde todo se cerraba cuando dolía, estaba el daño que amenazaba todo, el sentido, la paz y el equilibrio. Ahora quería que se abriera y saliera vaciándose. Todo. Lo quería sin pensar. El ansia era más grande que el pensamiento. También lo lamentó por muchos años: "¡Este Dios invisible!".

Oyó el mar unísono, sin cambio, vuelto sobre su propio ruido. "Quizás está ahí la solución de eso. ¿No podría llegar a El si me fuera, por el mar?" Y miró su sombra en la tierra.

El dolor se incorporaba a aquel estado de ánimo como un florecer nuevo, quebrado, prendido a un dominio" de su constitución interior. Se preguntaba el por qué de aquello y un presentimiento que nacía con una sensación de aborto le respondía fuerte, dominante. Volvía a sentir la placenta de la cual había nacido su fe, volvía a tocarla cerosa y viva junto a aquel despojo que hizo nacer. Y no gritaba. Su hora se manifestaba por última vez de una manera definida. Todo volvía desde el interior, todo pesaba. "Aquella hora, —se dijo—, aquella última hora; iré y me aferraré a
mi último sentido". Porque una nueva, astucia comenzaba a actuar buscando la salida; una nueva fe, construida sobre los escombros de la otra, se levantaba ingrávida desde el fondo mismo de su muerte, un hálito renovado, una simiente joven. Aunque también, eso, producto necesario de su seguridad, tenía la nueva conciencia; era un fruto que se gastaba entre los hombres, que hablaba de respirar, de moverse, de gustar el sol y la arena quemante.

Sin embargo, continuaba rezando. En un acto involuntario repetía las palabras de los libros como si su naturaleza se disociara en dos partes y una de ellas cayera, mientras la otra se relegaba a la inconciencia. El fervor presente estaría condenado al hastío de mañana. El límite de Dios alcanzaría la punta de su lengua y caería estéril en la arena ardiente. De pronto pensó:

"Este aburrimiento indefinido".
La arena tendida desde sus pies, el cielo que descansaba ocre sobre ella, lo envolvían en esa luz de oro que revelaba un mediodía fatigoso, un mediodía que marcaba una ruta sin señal, turbia. Era la hora en que las cosas dan esa ¡sombra definida, exacta, formada como el propio cuerpo. "La piel marca también el término del alma". Se sorprendió sonriendo. "El alma... ¿y después?... más alma". Antes la sentía como un mineral tembloroso; esa latencia que le alimentaba el cerebro y lo regaba acallándolo. Pero al fin, el alma, esa cosa hermética, aquí no latía.

Una bandada de pájaros pasó por el cielo oscureciéndolo. Ya no veía su sombra; sólo el ruido de alas, miles de alas avanzando... En seguida, todo se calló y no hubo para él más que un golpe que parecía venir del cielo como un pájaro, una presión que se materializó en su espalda, al lado del cuello, igual que una tenaza viva.

El ruido de alas pasó y el golpe siguió ahí, puesto, doliendo
como herida. Lentamente bajó la cabeza. Su pensamiento rápido, rapidísimo:
"¿Qué es esto?... pero... ¡no puede ser!" No se sentía. Todo su cuerpo estaba en la presión que tenía en el hombro; en el peso vivo, medible y doloroso.

"Sí, era eso. Al fin, era El, que lo tocaba, era El, El..." cada vez más fuerte, como pegado. "No importa, es El, El... ¡Perdón!" Fue sintiendo el orgullo de las mejillas húmedas y el peso más ligero, más ligero. "...Bueno, bueno, es esto, así es el fin". Respiró. Y como si nada cambiara se vio tirado hacia adelante. Cayó sin mirar, despacio, con la mitad de los hombros. Se empezó a volver, poco a poco, como no atreviéndose. Y a través de las lágrimas vio la figura plana y fulgente de Ignacio. Lo vio sonriendo, todo en un instante.

Luego vio su mano amable, solícita:
—¿Qué le pasa, padre? —y se arrodilló— ¿por qué llora?
—No, nada... deja. No me pasa nada.


Santiago, Mayo de 1960.




viernes, 30 de enero de 2009

Fragmentos de Una Carta de Claudio Bertoni

1/30/2009 11:39:00 p. m.



UNA CARTA

I

Todo es curioso. Pero hay unas cosas más curiosas que
otras. Tú no eres curiosa. Yo no te catalogaría de curiosa.
Te catalogaría como medianamente chica. Como
eternamente ciega. Sin embargo, catalogaría de curiosas
ciertas circunstancias de nuestra relación. Cuando dije que
te catalogaba como eternamente ciega no fue mi intención
ofenderte aunque estoy seguro que te sientes ofendida,
precisamente por eso: porque siempre serás chica (o
pendeja como sabes que te diría). Querer a una persona
chica, como es mi caso, es una cruz ni más ni menos
cansadora que otras. Pero tiene sus bemoles que son
desalentadores hasta el punto de asomarse uno a la
desesperación lisa y llana. Tú no te imaginas, ni siquiera,
que no te imaginas el daño que me has hecho al decir
cosas que yo me imagino tú te imaginas que no son
dañinas. Tú no te imaginas que podríamos vivir, yo a tu
lado de un lado para otro y de rodillas como si estuviera
pagando una manda en la gruta de Lourdes cuando tú vas
al baño, cuando tú vas a la cocina, cuando tú vas al living.
De rodillas pidiéndote que comprendas, que te fijes, que te
des cuenta que ando de rodillas, siguiéndote a todos lados
en nombre de algo. Cuando digo que morirás chica me
refiero a que no te has dado cuenta y que no sabrías, si me
vieras, porque ando a tu lado de rodillas. Cuando digas que
todo esto es literatura (como sueles hacer), también
pensaré que se debe a tu constante a medias ceguera y con
el tiempo te volverás chica for ever. Ser chica no es malo. Al
menos para ti. Para mi sí. Aunque no tanto. Yo debo actuar
por fuera. Ver la estrategia. Olvidarme de las tripas.
Olvidarme de la Santa Bárbara. Debo concentrarme en los
desplazamientos y en lo que veo desde ahí. Debo
entrar (y lo antes posible mejor) en el terreno de lo que
Pavese llamaba la astucia. Tú no dejas otra salida. O es tu
maldad o es idiotez (no mucha, pero idiotez al fin), la que
no deja que yo me porte con más inteligencia o
naturalidad contigo. ¿Sabías tú que Rilke decía que la
misión del poeta es "ocultar la belleza"? ¿No es raro eso?
¿No pensarías tú, y yo, y todo el mundo, que se trata
precisamente de lo contrario? ¿Si tú estuvieras envenenada
(o cualquier cosa), si tú fueras una víctima de la peste.
¿Cómo hablarías? ¿Si tú estuvieras en una situación que ha
hecho imposible tu libertad ¿Qué harías? ¿Cómo hablarías
de tu opresión? ¿Qué palabras? ¿Qué tono escogerías?
¿Cuándo escogerías la hora de levantarte y salir a hablar
con alguien? ¿Cuándo sería la hora de tomar una hoja y
escribir una carta? ¿Cuándo sería la hora de decir algo por
escrito? ¿A nuestro diario íntimo? ¿A nuestro cuento? ¿A
nuestra novela? ¿A nuestro testamento? ¿Y qué habría que
decir? ¿Habría que salirse por dónde? ¿Y cómo? De uno
mismo y de la opresora irrespirable cansadora y
sempiterna situación? No sabes cómo vivo. Y deberías
saber. Porque ya te lo he dicho. Y aquí estoy esperando. Tu
boca se abre y no dice nada. ¿Nada es lo que dices? ¿Nada
es lo que sale de tu boca? Y yo estoy siendo astuto. Uno
escogería. Y yo no escojo. Termino aceptando la versión de
cualquiera en nombre o en honor a su desesperación. El
resultado está a la vista. No puedo huir de lo que has
hecho. Ni de lo que harás por mucho tiempo. Sin embargo,
puedo aplaudirme. De abrirte en canal como te abro. No
quiero que nadie más lo haga. No estropearían nada.
Lograrían eso sí, un rizo más, un recoveco más, en la
enredadera de los mal entendidos que a ti te sirven de guía
y escalera. No puedo hablar contigo. Tú has perdido la
memoria. ¿Es posible hablar con el hueco que ha dejado
en tu cerebro la memoria? Hoy día eres así. Mañana
tenemos un gobierno sui generis con nuevas leyes sui
generis y con una sibilina hembra desnuda de secretaria
general del flamante partido comunista y Ludovico en el
poder? ¿Has jugado alguna vez? Cuadro de San Sebastián:















II

Un amigo está bien. No es gran cosa, pero está bien. Una
mujer puede pasar. Pero una mujer con la que sabemos
qué pasará. Eso nos tranquiliza: qué pasará. No me refiero
a lo que tú ni nadie, ni yo incluido, creamos. Todo el
tiempo se trata de lo mismo y eso: de intentar dejarse uno
afuera de lo de uno. ¡Qué libertad entonces! O qué
servicio a la humanidad o al que casualmente lo descubra y
sorba y chupe esta costilla o fruta que flota libre como un
zapato lanzado fuera de una ventana y que uno puede
alcanzar y morder estirando ascética y
cinematográficamente el gaznate. Paz no puede haber
donde tú rondes. Donde tú mores. Donde tú te des vuelta
persiguiendo tu propia cola larga y flaca. Puede haber un
momento en que cansada y blanca logres una trenza
morena o un gato que ovillar en un choapino y te ovilles,
por fin, como una cosa junto a la cama. No creo en lo que a
mí me pasaría con tu epidemia, con tu leucemia. Creo
apenas y vagamente en lo que a ti te pasaría. En lo que a ti
te bajaría el moño. En lo que a mí me perdería. En lo que
a ti te perdería.


III

No tienes perdón de Dios. Ninguna mujer lo tiene. Si yo
entrara, minuciosamente, en tus cartas. Si yo te mostrara,
si yo abriera tus frases, tus palabras, tus oraciones. Si yo
abriera tus cartas como a un baúl y sacara lo que hay
dentro de la caparazón de la enredadera de las palabras. Si
yo descifrara un solo fragmento que vive hace más de
medio año en la punta de mi lengua, de una de tus cartas.
Si yo te contara lo que tú me has dicho en tus cartas. Si yo
te molestara explicando, minuciosamente también, cómo
ha penetrado en mí, capita por capita, vasito capilar por
vasito capilar, el veneno del contenido para mí de las
palabras de tus cartas. Eso te haría entrar en mis complejos
y en mis deficiencias. Te haría entrar un poco en lo que has
olvidado. Te haría entrar en lo que a lo mejor has creído
sin darte cuenta o mejor, ignorar. Me refiero a posar tu
mirada sobre mi espera. No puedo hacerlo de otra manera.
Viendo hasta donde no es posible mostrarte a ti ¿por qué?,
menos que a nadie. Viendo hasta donde no es posible
hundir la lengua en la boca de nadie. Viendo hasta donde
no es posible ponerte al tanto a ti menos que a nadie. No
es posible fotografiarme lo mismo que no es posible
fotografiar el comentario de tu flamante y deleznable
amiga. Esto es defensa propia. Es otra conciencia, y con
razón, la que poniendo sus brazos bajo mis axilas me
arrastra retrocediendo rumbo a la puerta de dos hojas de
mi casa o pieza. Lo que ahí sucede para mí es pan comido.
Sé lo que me pasa en la misma medida que sé lo que no me
salva. Y es de lo que se trata: de que no me salva. De que
no usaré las palabras que contienen lo que me nutre roe y
draga, en los diccionarios.
No nos daré o proporcionaré el placer. No te daré un
placer. Ni siquiera éste. Ni siquiera ése. No me daré a mí el
placer. Aunque nada más sea un temeroso umbral del
proceso al que un etéreo intestino delgado y grueso se
vuelve a suplicar o a mirar en la insistencia de su cordura
que perdura y durará.




miércoles, 28 de enero de 2009

martes, 27 de enero de 2009

Novedades de Enero en La Santísima Trinidad de las Cuatro esquinas

1/27/2009 10:53:00 a. m.

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Estamos terminado un nuevo mes, de la Santísima Trinidad de las cuatro esquinas y presentamos al público los presentes artículos y novedades


Violeta Fernández Riquelme

El dentista de Bolaño y la irónica intertextualidad del viaje sin retorno (leer)


Daniel Rojas Pachas

Hacia una interpretación Lihn-guística de: La Vejez de Narciso (leer)

Los Gemidos de Yanquilandia por Pablo de Rokha (leer)

Hacia una interpretación Lihn-guística de: Pena de Extrañamiento (leer)


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Estrenamos nuestro primer número de la Revista La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas (leer)


Lea la Santísima Trinidad de las cuatro esquinas






lunes, 26 de enero de 2009

Hacia una Interpretación Lihn-güística de: La Vejez de Narciso

1/26/2009 02:31:00 p. m.

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Me miro en el espejo y no veo mi rostro.
He desaparecido: el espejo es mi rostro.
Me he desaparecido;
Porque de tanto verme en este espejo roto
he perdido el sentido de mi rostro
o, de tanto contarlo, se me ha vuelto infinito
o la nada que en él, como en todas las cosas,
se ocultaba, lo oculta,
la nada que está en todo como el sol en la noche
y soy mi propia ausencia frente a un espejo roto.


Poemas de este tiempo y de otro. Ediciones Renovación 1955 Santiago.

En este poema Enrique Lihn edifica un hablante que dialoga con su interioridad, el carácter enunciativo es de un yo que en principio se oculta, no presenta rasgos de personalidad más allá de las pistas que el título da, al aludir a la figura de Narciso, eterno efebo enamorado de sí mismo, de su reflejo en las aguas cristalinas, sin embargo de forma sutil y gradual la voz poética va despojándose de su pudor y desnuda de manera escalonada una confesión por medio de verbos pronominales y pronombres reflexivos, deícticos que remiten al mismo hablante, capaz de ser caracterizado por hallarse sumido en un proceso autoreflexivo de erosión y tachamiento de su identidad, víctima de una actividad vouyerista dirigida hacia su propia persona, este proceder cobra matices simbólicos y metafóricos pues el hablante contrario a sus deseos, se topa con un resultado desfavorable ante cada intento de autocontemplación. Al mirarse se ve empujado al fracaso o la contradicción, producto de la degradación que su ser experimenta. Esto se percibe desde los primeros versos: Me miro esperando algo y no lo veo. No estoy y en mi lugar sólo encuentro un objeto inerte, aquello que debía reflejarme, la cosa me he reemplazado. (Podemos entender esto de manera literal) Sin embargo no hay que tomarlo tan a la ligera. Es factible pensar que el hablante auto contemplativo, sumido en este juego de mirarse, se decepciona como dice el título, a causa de la vejez, debido a la inminencia de la muerte y aquel vacío insondable producto del paso del tiempo, en otras palabras, el hablante esta en ciernes de ser suplantado por la nada, esto se refuerza con lo que expresan los versos finales:

o la nada que en él, como en todas las cosas,
se ocultaba, lo oculta,


De manera que la nada oculta, presente en todo como condición inherente a la existencia en su completitud, ha comenzado a actuar sobre el hablante, ha estrechado sus brazos sobre su persona, por tanto la espera para él ha terminado, el lapso ineludible está por cumplirse

la nada que está en todo como el sol en la noche

Por ello, como fin de todo, la condición latente de extinción debe ser asumida con desesperación pues está al acecho del rostro del hablante, de su identidad, de su ser, y es en ese reconocimiento consciente, al tomar la nada el cariz de verdad absoluta; que el lector puede gracias a la percepción desplegada por la voz, indagar en su propia situación desde su particular punto de vista. Pragmáticamente el conflicto presentado por el poema se torna universal, y mientras que para el yo poético la situación comienza a concretizarse, el receptor confronta la verdad como interrogante, como posibilidad ante la cual puede medir su distancia cognoscitiva y espiritual, lo cual le da al texto ribetes trascendentes.

Estas afirmaciones se visualizan en el último verso del poema Lihneano

y soy mi propia ausencia frente a un espejo roto.

Verso que no sólo en su sentido general sino que en su construcción lingüística comprende de manera subyacente el concepto más general de metáfora: Si entendemos este tropo o figura retórica como la presencia de una ausencia, ausencia que el yo del poema por su parte, confronta paradójicamente ante la presencia de un objeto o de un yo en el cual el yo inicial o primigenio no se reconoce, podemos por tanto apreciar allí la metaforización, esta dinámica de auto confrontación se vuelve una mecánica que lleva implícita una verdad indeterminada o indeterminable. En un sentido más profundo, la existencia del ser ante la proxémica de la nada, de la muerte, se revela por completo como una metáfora y en esa medida como una verdad del tipo descubrimiento/desvelamiento opuesto a una verdad totalitaria y cerrada. Estamos ante una verdad que no cumple la función de adecuación o coherencia, su resultado por ello, conlleva la idea de que al conocer, enfrentamos un proceso dinámico porque la adecuación entre lo conocido sobre los hechos y los hechos mismos es susceptible de no estar definitivamente clausurado. Lo cual en última medida, es consecuente con la idea de nada, bajo la cual Lihn somete a su Narciso. De la confrontación del hablante consigo mismo y en consecuencia con el fin, surge la muerte como imposibilidad posible, clausura del ser indeterminada, irreductible y desconocida, en gran medida ininteligible, pues no podemos considerar un concepto univoco de lo que será el termino de la vida para cada uno y todos.

Por ello ese espejo roto, indefinible, múltiple, es polisémico a causa de las miles de imágenes que se reflejan en cada una de sus partes, el yo sigue presente, pero no aquel yo al que estaba acostumbrado a mirar, aquel que solía conocer, es otro o muchos yoes y tiende a confundirse con el objeto, con la mirada al infinito, con el vació imposible de sintetizar.

De cualquier modo La Vejez de Narciso según Lihn no se agota en este primer análisis, es importante destacar que la observación de los despojos o remanentes del ser a través de la auto contemplación y las implicancias metafísicas expuestas vía el mismo proceso, el hablante las experimenta debido a un acto material, somático y sensible, quizá uno de los mas importantes del ser humano, la mirada, tópico existencial y fenomenológico presente en otras creaciones del autor. La mirada como acto, pretende a grandes rasgos percibir sensorial y cualitativamente a las demás existencias, por tanto las relaciones que se producen debido a su ejecución van más allá de lo sensible pues constituyen un apercibimiento de todo lo que esta fuera de mi, todo lo que no soy y que de una u otra manera, en su carácter de externo me es oponible y me afecta, al ser el hombre una realidad dotada de consciencia. De modo que en el poema la problemática expuesta va de un hacer a un ser y viceversa por ello la mirada y todo lo que el hablante experimenta con ella, su propio reconocimiento, su posterior erosión, el desgaste producto del acto mismo de auto observarse, de sobre analizarse deviene en una fragmentación y agotamiento del yo, es un acto que se realiza ad infinitud.

Porque de tanto verme en este espejo roto
he perdido el sentido de mi rostro
o, de tanto contarlo, se me ha vuelto infinito


La idea del espejo por tanto juega un papel simbólico, representa el constante proceso de repetirse en la mirada auto dirigida, la cual termina por provocar una escisión e hibridación, lo cual en el poema, físicamente se puede extender por analogía a la vejez del vanidoso Narciso en la medida que la cercanía con la muerte también provoca una escisión, el espejo se rompe y la muerte por su parte divide al ser, lo fragmenta y lo indetermina, lo cual en términos de Lihn, nos lleva a extender semánticamente el par conceptual espejo / vejez como significantes de fragmentación y connotatividad, asimilándolo de inmediato al proceso mismo de escritura, por tanto Narciso puede ser con facilidad visto como el poeta, si atendemos a los conceptos de poesía que maneja el autor en lo amplio de su obra.


sin la esperanza ni el propósito de influir sobre el curso de las cosas
el poema es un rito solitario
relacionado en lo esencial con la muerte. (Para ningún destinatario)


El espejo roto asimilable a la proximidad con la muerte, provoca efectos como la indeterminación, la connotatividad, la fragmentación del ser y su proyección al infinito, sin olvidar claro lo más importante, la observación, la mirada de la propia identidad y el desdoblamiento, la autorreflexión y por ende la comprensión desde el yo de lo externo, efectos que también son apreciables en la poesía, por ello Narciso y su espejo son símbolos egregios de la creación, podríamos decir entonces que Narciso por medio de su poesía está condenado a mirarse, condenado a escribir y ser. Esto se respalda con la práctica del mismo Lihn; en el poema Porque escribí, el autor amalgama libremente a la idea de crear con la presencia de la muerte y expone la escritura como un medio de vencerla, de arrebató y rebeldía dentro de lo que nuestra precariedad abismante permite.


Me condené escribiendo a que todos dudarán
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos


Por tanto, el poema Vejez de Narciso no debe en su interpretación ser reducido a la mera realidad del observador que muere o se agota, o abandonar el sentido en los explícitos caracteres del ser mitológico que se torna objeto de su hacer, pasando a convertirse en lo observado, victima de una dialéctica de la cosificación. Narciso en definitiva por su proximidad con la muerte, por su espejo y creación (mimesis podrían decir algunos), es también una verdad metaforizada e irreductible, una experiencia meta poética, auto reflexiva, un ser que sintetiza en su actuar el proceder del creador de la palabra, atrapado en su obsesiva labor de leer y recrear al mundo desde su continuo percibir poético, como dice Lihn invocando a los eternos maestros de la juglaría, a los eternos Narcisos, a los dolientes que miran robándole algunos secretos a la nada:


Ah, poetas, no bastaría arrodillarse bajo el látigo
ni leernos, en castigo, por una eternidad los unos a los otros.
En cambio estamos condenados a escribir, y a dolernos del ocio que conlleva este
paseo de hormigas
esta cosa de nada y para nada fatigosa como el álgebra


Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado en: la Santísima Trinidad de las cuatro Esquinas



domingo, 25 de enero de 2009

LOS SEA HARRIER

1/25/2009 11:25:00 p. m.




LOS SEA HARRIER (1994) Diego Maquieira
A Mario Lobo, El cubano del trilenio Más que el más de mis contemporáneos


II

LA BELLEZA QUE DESCONOCÍAN LAS LENGUAS



HABÍAMOS DADO MÁS DE MIL ÓRBITAS



Habíamos dado más de mil órbitas
sobre el mar sin haber jamás arribado
a ningún cabrón puerto
Coritani nos traía por mar perdidos
algún tiempo
para después dormirse
y dejarnos otra vez perdidos
No quedaba un solo Harrier a bordo
y las cargas de armamentos y alcohol
arrojadas al mar por unas rocas
que eran como olas varadas
Ma Coritani hacía detener el viento
para salir a guerrear a cubierta
pero amodorrado por el rocío y el sueño
veía nubes que se hundían en el mar
Entonces alucinó hundir el portaaviones
hasta la mitad, hasta dejar flotando
sólo las gigantescas velas en cubierta
para que parecieran unas dunas de mármol
levantando una capilla
Mientras el arsenal de agua debajo del casco
y el mar rodeando por todos lados a la vez
hacía estremecer de gozo
a los rapsodas druidas
porque Patresca Ossavinci de una belleza
que mandaba a irse de lado al cielo
iba levantando el mármol y lo socavaba
con su cuerpo hurgándole un hombre
la ternura despiadada de un hombre
y con sus ojos hurgándole un faro.



ARS VITAE



Teníamos fuerte afición al vino
le rendíamos culto a los racimos de uva
y éramos arrogantes, crédulos
pendencieros
Preferíamos la muerte
a perder la libertad
y llevábamos la alegría del amor
hasta las puertas del infierno
hasta desafiar a la misma muerte
desnudándonos en pleno combate
o agrandándonos las heridas recibidas
Y si veíamos en peligro la vida
de nuestras mujeres y la nuestra
nos dábamos muerte por gusto continuo
Y éramos tan arrebatados en la guerra
que jamás actuábamos de acuerdo a un plan
No conocíamos ni la humildad
ni la caridad, ni la abnegación
ni la dulzura
Éramos serios y semifabulosos
y adorábamos a nuestras esposas
que adoraban el falo y el oro.




LEVANTAMOS UN FARO


Levantamos un faro en medio del mar
un faro de paredes de papiro
que usábamos para guardar los vinos
y para echarnos a beber con mujeres
pero no hacíamos nada para la posteridad
Una noche que intentamos dar Macbeth
nos demorábamos meses en darla
y se nos olvidaba en qué íbamos
Habíamos levantado un faro en el mar
para no hacer nada en la vida
y gozar desnudos y con mujeres
Ma a veces maravillados por un Mirage
por una clona que nos hacía los ojos
asaltábamos a la sexta flota española
y promovíamos graves desórdenes bajo cubierta
Pero no hacíamos nada grande la verdad
Abusábamos del amor
del ocio y del porvenir
y bebíamos hasta moverle el piso al mar.




BANQUETE FRATERNO

Domingo noche a la comida privada
que diseñamos con el canciller de Ratzi
bajo un toldo en el desierto de Al Bumba
y los dos solos como mesas de arrimo
y con nuestros gorros de Armani
fue de una ociosidad acongojante:
Mire me dijo, "y si quiere salir vivo
de aquí mejor escúcheme. Nuestra religión
no es un baile. No es una balsa de perdidos
en el mar, ni un manicomio de adivinos.
Su estructura profunda e inamovible
no es libertaria, sino sacramental
y por lo tanto, jerárquica, ¿me sigue?"
Así en ese tono me hablaba, Luchino
y me salía con implantes así como éste;
"Nuestros dogmas no son murallas
que nos impiden ver
sino ventanas abiertas al infinito".
Así igual seguía hablándome, Luchino
mientras yo chupaba mi Bellaterra
con uvas rosadas y quesos hediondos
"Nuestra liturgia no es una farándula
no es una pesadumbre que solicite
a Teresas tetonas ni a desvergonzados
Nuestra liturgia no vive de escalofríos
y sorpresas, de ocurrencias cautivadoras
sino de repeticiones solemnes".
Así seguía mientras yo seguía bebiendo
hasta que lo calmé en un momento dado
y le dije: las brevas van una maravilla

viernes, 23 de enero de 2009

Los Gemidos de Yanquilandia por Pablo de Rokha

1/23/2009 06:56:00 p. m.

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El primer libro del poeta chileno Carlos Ignacio Díaz Loyola mejor conocido como Pablo de Rokha, se titula Gemidos y data de 1922, antes de esta obra, el autor había publicado su poesía en revistas y folletines, entre los cuales se destacan versos de infancia de 1916, antología hecha para Selva Lírica y luego el folletín del diablo de 1920 en revista Claridad, hay otras publicaciones como Sátira, pequeño libro de 1918, empero lo importante de todos estos títulos radica en su carácter, pues pese a tratarse de obras núbiles, pertenecientes a una primera etapa de decantación de la voz del autor, ya el lector puede apreciar la forma que tiene De Rokha para entender la realidad y plantearse frente al mundo como creador e integridad que sostiene una fuerte convicción vitalista.

En sus poemas iniciáticos reconocemos parte de su formación religiosa y su lectura febril de la biblia en el seminario conciliar de San Pelayo del cual fue expulsado en 1911 por su acercamiento a códices blasfematorios, vertiente pagana alimentada por las páginas de Voltaire y la voz de los poetas románticos europeos, en especial los filósofos voluntaristas alemanes que tanto influirían en su cosmovisión, luego aparecerían de manera prominente las ideas anarquistas expandiéndose en sus versos la crítica antiimperialista y el tema social, y es en este último apartado, el social, que no podemos obviar como elemento gravitante de la educación sentimental de Pablo de Rokha, su larga convivencia y cercanía con el campo chileno. Nacido en Licantén en 1894 sus primeros pasos antes de partir a Santiago, los dio en Talca y Curicó en los bordes cordilleranos acompañando a su padre, una figura fuerte que también lo marcaría en su proceder como hombre y poeta. La vida rural, el aire libre, lo trascendental de la naturaleza plagada de paisajes, ruidos y fuerzas que conviven con el hombre, forjador de costumbres, tatuarían su infancia y adolescencia, llegando cada imagen y símbolo rescatado de esos primeros e impresionables años, a elevar esta realidad y sus personajes a la calidad épica de macrocosmos y protohombres respectivamente.

En la fabulación Rokhiana, vemos el mundo rural como una mitología mundana de figuras heroicas, a veces satanizadas, sufridas y abnegadas pero siempre epónimas, fundadoras de una identidad, de un accionar con el cual el amigo piedra (apodo con el cual llegó a ser conocido el poeta) comulga en un sentido Whitmaniano. De Rokha asume el rol de gigante patriarcal bíblico y cósmico, esto se aprecia transversalmente en la obra reseñada, Los Gemidos, pero con especial énfasis en los cantos, podríamos decir uno y dos del poemario, Balada de Pablo de Rokha y Epitafio en la Tumba de Juan el Carpintero.

Atardeciendo me arrodillé junto a una inmensa y gris piedra humilde, democrática, trágica, y su oratoria, su elocuencia inmóvil habló conmigo en aquel sordo lenguaje cosmopolita e ingenuo del ritmo universal; hoy, tendido a la sombra de los lagos he sentido el llanto de los muertos flotando en las corolas; oigo crecer las plantas y morir, los viajeros planetas degollados igual que animales, el sol se pone al fondo de mis años lúgubres, amarillos, amarillos, amarillos, las espigas van naciéndome (Balada de Pablo de Rokha)

Las sencillas gentes honestas del pueblo veíanle al atardecer explicado a sus hijos el valor funeral de las cosas del mundo; anochecido ya, cantaba ingenuamente junto a la tumba del rorro, -- un olor a virutas de álamo o quillay, maqui, litre, boldo y peumos geniales perfumaba el ambiente rústico de la casa, su mujer sonreía; no claudicó jamás, y así fue su existencia, así fue su existencia. (Epitafio en la Tumba de Juan el Carpintero.)

Esa idea panteísta de ultravalorización del cuerpo y las raíces con el universo, es la que se opone como fuerza dinámica, como furia desatada a un mundo artificial y mecánico, alienante y de relaciones tipográficas, frió y a la moda. En el poema Edison (La vida práctica) parte del canto a Yanquilandia, el hablante creado por De Rokha, acribilla los principios tecnocráticos de relacionalidad que rigen a la cultura americana a principios del siglo XX, mismos que se proyectan hasta nuestros días como una ideología empresarial del consumo y control.

Nacimientos por teléfono, defunciones por teléfono, matrimonios por teléfono, toda la epopeya, toda por teléfono, enamorarse radiotelegráficamente, vivir y morir en aeroplano, cien, doscientos klmtrs. sobre el nivel de los viejos valores humanos, los viejos valores humanos, existir a maquina, conocer a maquina, recordar a maquina, ver a maquina, a máquina, el espectáculo gris de los ángulos (…)

Podemos apreciar como todas las dimensiones del hombre, desde el nacimiento a la muerte, sus valores, lo más abstracto de su ser hasta las actividades primarias, laburo y economía, la epopeya completa de existir y las principales instituciones de una comunidad, el matrimonio y el ejercicio básico de los sentidos, están atravesados por adjetivos que reflejan una visión sistematizada y atomizante del ser humano y su comunicación.

(…)mesurar los fenómenos sentimentales, intelectuales, sensacionales, adoptando el sistema métrico-decimal como unidad inicial, como unidad inicial y el dolar como fin, casarse por sport, matarse por sport hacer reclamé a los pechos divinos de las niñas y a1 vientre de la viuda, ir cinematografiándose a lo largo de las tristezas diarias convertido yo, el hombre, yo, el hombre, yo, el hombre convertido en errantes panoramas efímeros, panoramas efímeros y temas azules.. (--País de LOS DIVORCIOS! . ! . . ) (Edison)

El gigante imperio en esa medida es representado por sus falsos profetas con sus respectivos recetarios de éxito, Woodrow Wilson, Rockefeller y P. Morgan son algunas de las personalidades que De Rokha resemantiza como significantes de un mundo degradado. Entes que proclaman su verdad desde una aparatosa tribuna de barro y grandes orgullos de cemento y metal, coliseos, puentes, milagros de la arquitectura que sumados aplastan al hombre común con su retórica sofista y millones en dólares acuñados por la potestad del sello y burocrático papel.

A la imagen de Norteamérica imperial se le opone una gran figura como representante de la verdadera cultura y saber nacional de ese país, los principios trascendentales de Emerson y la vida en los bosques de Thoreau, padre de la objeción de conciencia, se sintetizan en los pasos enarbolados de un gigante digno de ser laureado, Whitman no es un hombre o simple poeta, es una energía del universo reconocida por seres vivos e inertes,
por rocas, excremento, hormigas, elefantes y cuerpos celestes como un hermano, como un padre, como una voz inmemorial y el poeta nacional al seguir sus pasos, busca esa amalgama legendaria y democrática con el cosmos.

Como un Dios que edificase poemas a bofetadas mentales, Walt Whitman está sentado, está sentado sobre la majestad de la vida con el entendimiento del coraz6n en Yanquilandia, la pierna derecha en Pekín y la pierna izquierda en Berlín, todo el cuerpo sobre TODO el mundo, jugando poker con los muertos sobre el tapete azul de lo infinito, platicando con las estrellas y oyendo, oyendo, oyendo los ruidos cóncavos y trascendentales de la época, (…)

Le dicen las hormigas: salud Walt Whitman!... los honestos elefantes extensos: cómo estás hermano? y las tortugas, los sapos, el Rey de las Españas, los mendigos, los parlamentarios, las vacas, el Presidente, los caballos, los obispos, los cocheros, la luna, los excrementos le dicen, le dicen golpeándole la espalda: hermano Walt Whitman, Walt Whitman, Walt Whitman eres NUESTRO hermano, NUESTRO hermano Walt Whitman. (…)
(Walt Whitman)

Por aquel afán de constituir una voz totalizante e integradora, capaz de fundar una identidad y cultura en la palabra, se debe reconocer a De Rokha con sus Gemidos como padre de la poesía chilena, inaugurador de una voz única tal como lo fueran Vallejo en Perú con Trilce, Maple Arce en México como fundador del estridentísimo con su obra Andamios Interiores o Girondo en Argentina con XX poemas. Pues la utopía que se plasma en su decir no se agota como una quimera desembarazada del hombre y su dolor, no es un escapismo, sino una confrontación con el acto prodigioso de existir y luchar la vida, como dice el autor, aún cuando se conciba todo intento como un fracaso anticipado.

La Batalla de la vida va perdida desde la cuna sin embargo lo heroico es ganarla.

Y en esa lucha de ideas, en esa dialéctica de la poesía como arma y hogar, como cuna y tumba, se gestan juicios contradictorios y severos hacia la universalidad humana en su plenitud, por tanto los líderes de Yanquilandia no son la excepción, los presidentes y empresarios y sus ciudadelas del capital como Chicago, son grandes moles sustentadas por una filosofía bursátil y carnívora.

Situado en la estupenda, la, estupenda tribuna mercantil de Washington, predominando sobre Ias vagas colinas del Derecho de ayer y sus tabladillos intercontinentales, mirando hacia ninguna, ninguna, ninguna- parte Woodrow Wilson lee la biblia a los pueblos modernos. *** Y sus tristes mentiras suenan como las músicas anacrónicas del barrio, rurales, otoñales, dominicales y la voz lluviosa de los muertos en las trágicas tardes trágicas de la época. (Woodrow Wilson)

El comportamiento eversivo se resume en el proceder de la bolsa de comercio, los clubs y cines repletos de hombres y mujeres carentes de vísceras, sintéticos sportmans, dandys y bailarinas de foxtrot, atrapados por la pantalla grande y el encandilamiento voraz de sus vestimentas y ademanes que dirigen su accionar hacia este tercer mundo necesitado de discursos y mitos, bailes y señoritos falsificados que venden al crédito y con los más altos intereses, una identidad.

Capital: 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de dólares. ¿Quiere usted, quiere ud. Transatlánticos, momias, feto, hombres, momias, fetos, hombres, dinamos, ferrocarriles, tractores, camiones, motores, rameras, gusanos, automóviles, yodosalina, catedráticos, vacas Holstein o Dirham, sabiduría en inyecciones hipodérmicas, honradez a la cocotte, arte puro, arte embotellado por nosotros en las botellas mahometanas del tipo Alah, presidentes especiales, especiales, especiales para Sudamérica, o cualquiera otra maquina, animal, manufactura, cosa por el estilo?... escriba a : U.S.A. Company, U.S.A., pidiendo catálogos, pidiendo catálogos, pidiendo catálogos. (U.S.A. Company)

Con la muestra de estos poemas del libro Los Gemidos y en específico del canto a Yanquilandia, vemos como se inaugura lo que será su potente y fructífera creación que supera la cuarentena de libros, podemos además percibir ya en ese entonces, los ribetes extremos de un autor polémico, abismado por lecturas anticanónicas lo cual lo hacia diverso a sus pares en su talante, convicción de enfrentar la realidad y ánimo creativo.

Ideológico y contestario las profundas convicciones de Pablo de Rokha lo opusieron a la crítica no preparada para comprender y respetar su trabajo en la diversidad de su propuesta, tal como ocurrió con otros adelantados en Chile, Juan Emar por ejemplo. La reticencia del medio hasta el día de hoy, incapaz de aceptar o desplegar estudios adecuados a una obra de tal magnitud son prueba irrefutable de la incomprensión e indiferencia, sin embargo algo se ha avanzado por el esfuerzo de estudiosos como Nain Nomez o ediciones como la reciente publicación de El Valle Pierde su Atmósfera de Editorial Cuarto Propio, dedicada a la figura de la gran poeta y esposa de Pablo de Rokha, Luisa Anabalón Sanders, también conocida como Winett de Rokha. Musa inspiradora del autor y fuente de su más descarnada ternura.

Filosofando caminas sobre las tumbas del planeta Reíste a los tres días de nacer, dulcemente de nacer, porque ya eras madre de lo creado y abuela de los muertos. Paz, sonora canción nacida de un tajo hecho en la tierra, sin héroes o niños divinos antes de ayer. Y manas sangre de árbol-árbol con olor a surcos llenos de simiente. Contigo el pánico florece y las tristezas dan frutos dulces. E iluminas el camino hacia el hombre distante. Desengañada te crees y tus días son cuentos para niños. (Epitalamio)

La obra del poeta por tanto, podemos calificarla a grandes rasgos como una trabajo post-vanguardista, aún cuando contextualmente el poeta se haya inmerso en el boom y decadencia de los grandes -ismos, lo que brilla con preeminencia en sus páginas es la presencia de recursos antipoéticos, híbridos e hiperbólicos que se debaten entre una visión mítica, totalizadora y metafísica de la realidad, del ser como parte del todo universal y en esa medida como consciencia comunicante del cosmos a través del lenguaje, del canto poético constituido por una intertextualidad mesiánica y parabólica con el génesis y otras figuras como el culto ditirámbico a Dionisio, para luego figurarse ambivalente y contradictoria como una razón descreída, fatal, al tanto de su precariedad y el dolor de enfrentar el fracaso como una posibilidad irreductible lo cual nutre su expresión con elementos grotescos, carnavalescos de glotonería y escatología, rompiendo con una concepción unitaleral de belleza y lirismo, optando por el balbuceo, la fragmentación y la vertiente erosionada de la palabra como prosa que revela en su fluir de ideas. conectadas por la reiteración y solidaridad del hablante, una razón escindida y cruzada por una disparidad de voces que se van superponiendo como un gran muro profético y expresivo que hace de lo popular un universo y lo cósmico un sentir y proceder.

En conclusión Los Gemidos y cada canto que compone su necesidad irremediable, intrínseca y fatal de hacer poesía con el azar de los sucesos, como quien respira, bebe o anda, hacen del poemario la primera pieza madura y monumental del autor, su carácter totalizador se aprecia no sólo en el volumen del texto sobre las trescientas páginas sino por la cantidad de temas que abarca desde un profético y mesiánico yo que vidente se debate entre su naturaleza cósmica y panteísta como fuerza egregia de la naturaleza hasta su capacidad fértil de fundar la realidad por medio de la palabra y confrontar la mundanidad y sentir precario de un ser condenado a ser devorado por la nada que sin miedo y en su ley, tal como Juan el Carpintero vivió setenta y tres años sobre la tierra amando su oficio con la honorabilidad del hombre decente, juzgando a peones y canallas, hombres y sociedades, según el ejercicio y consagración de su espíritu.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Publicado en: Cinosargo

miércoles, 21 de enero de 2009

La Santísima en Archivo Bolaño de Carlos Almonte

1/21/2009 06:00:00 p. m.

Fuego por Verónica Zondek

1/21/2009 05:57:00 p. m.



"Fuego"

Toda la carne un fuego.
Fuego el odio y fuego el amor.
Fuego en los hornos y en las mientes.
Fuego para el frío, Anguita
en el cocimiento brujeril de medianoche.
¿Cómo salvar del fuego Anguita?
¿Cómo tragar el dolor entre llamas azules
en la infernal hoguera de las Inquisiciones
o en la quema de libros con Torquemada
o en aquella última,
Anguita,
cuando incendiaron libros para sofocar revoluciones?
Y ¿qué de ese otro fuego tan perfecto
ese, el amarillo de Auschwitz,
rasgando carnes tan añejas y tan tiernas
o esas otras llamas
esas, las del Infierno católico ahora abolido?
Todo por nada:
el alma, dice el Papa,
salva siempre
Anguita,
aunque tú no alcanzaras a saber.
Y ¿qué del fuego rojo que calienta la olla común
o el fuego en los ojos de niños con sed
amuñados de tristeza en la costilla falta de terruño
refugiados por siglos y a la espera de la espera
abandonados en tanto territorio enemigo?
Y ¿qué de ese tan distinto
que azuzan los niños para derretir malvadiscos...?
O ¿qué del fuego fogón sureño
mariscos todos retorciéndose en su jugo
ellos en su salsa, nosotros comiendo
y del fuego que quema la entraña
y del otro, Anguita
ese que persiste negro en la memoria
que como siempre supiste
aplasta y entorpece la vida
o esos otros
los fuegos artificiales que arden el cielo
o misma yo
quemando papeles propios para evitarte
o mi padre
que ardió fuego también él hasta el humo
marchando en huesal anodino
sobre las aguas habitadas y turbias.

¡Qué fuego ni que fuego!, Anguita.
¿Qué fuego es ese que me amaga?
¡Qué fuego Anguita, que no sofoco
ni el ardor
ni la rabia ...!


BIOGRAFÍA

Verónica Zondek nació en Santiago de Chile en 1953. Ahora reside en la ciudad de Valdivia. Traductora. Licenciada en Historia del Arte en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Forma parte del comité editorial de LOM.



sábado, 17 de enero de 2009

Recuento del medio año que tenemos en línea: Algunos logros de Cinosargo en estos seis meses de vida

1/17/2009 05:08:00 p. m.

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Recuento del medio año que tenemos en línea: Algunos logros de Cinosargo en estos seis meses de vida por Milvia Alata.

17-1-2009 16.1.46 1.jpgCinosargo anotó un punto en favor de la literatura.

Nuestro compañero y director Daniel Rojas Pachas fue reconocido como corresponsal del año 2008 por la red de diarios digitales de Chile por sus completas e inteligentes notas que han contribuido a revisitar la escritura literaria de la ciudad y el norte del país, además de indagar desde perspectivas interesantes, clásicos universales y grandes autores de nuestra y otras lenguas. El apoyo de nuestros lectores y colaboradores, poetas, narradores y querido público de Cinosargo, que día a día nos visita y lee, fue decisivo para impulsar la votación de nuestro director y querido amigo. Agradecemos el apoyo, los mails y comentarios y estamos más que entusiasmados con el buen año que hemos tenido y nos comprometemos como equipo a continuar trabajando por la literatura y la difusión libre y desinteresada del arte ello con mucha más fuerza y buen ánimo. "

Circulación de la Santísima Trinidad de las cuatro esquinas

17-1-2009 16.1.40 2.jpgMotivaciones.


La Santísima Trinidad de las cuatro esquinas es un proyecto literario hermano de Cinosargo que cobra vida gracias a cuatro inquietudes (Violeta Fernández, Soledad Echegurú, Daniel Rojas Pachas y Oliver Beltrán) que se han aproximado al mundo poético, narrativo, dramático y ensayístico de Chile por diversas motivaciones y lecturas, pero que coinciden en su interés por la interpretación, el diálogo profundo con los textos (textos en todo su sentido) la creación (también en toda la gama que permite el lenguaje) y la obsesiva defensa y admiración por la autonomía de la palabra.

Antología de la obra de Wilfredo Carrizales en Cinosargo editada por nuestra editorial

Estrenamos nuestro primer libro digital de la colección Cinosargo.

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Intromisiones, Radiogramas y Telegramas Antología de poesía y fotografía de Wilfredo Carrizales

Editorial y revista Cinosargo tuvo el placer de presentar antes del cierre del año 2008, ciclo bastante productivo y fructífero para nuestro equipo literario tanto en materia de creación y gestión cultural, el primer libro digital de nuestra colección, esta empresa va de la mano con la pronta inaguración de nuestra oficina editorial llamada a llevar al papel el trabajo y arte desplegado por todos nuestros redactores.

Esta antología de poesía y fotografía en tal medida, es doblemente espacial, no sólo porque inaugura nuestra labor como editorial independiente si no por que Intromisiones, Radiogramas y Telegramas está íntegramente dedicado a la labor artística del poeta y fotógrafo Venezolano radicado en China, Wilfredo Carrizales, querido amigo y autor que desde nuestros primeros pasos en el nacimiento de este espacio dedicado a la literatura se interesó y unió con confianza al proyecto, apostando de forma fraterna y desinteresada en nuestro empuje y talento.

Agradecidos de su aprecio y sobre todo de su rico trabajo con la pluma y lente, quisimos dar inicio a esta nueva faceta de nuestro quehacer rindiéndole un afectuoso homenaje, salud y poesía.

Apoyo en la difusión y organización de importantes actividades culturales. La visita de Carmen Berenguer, cobertura en lanzamientos de libros y colaboración con otras revistas (El puñal, La Mancha, Des-Honoris Causa y más), coordinación con proyectos editoriales, movimientos y autores nacionales como extranjeros y la presente contribución a la Salc en la promoción del prestigioso Premio Lagar (Concurso de ensayo y poesía 2009)

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Edición de nuestra revista Cinosargo ( VII números) y colecciones especiales de poesía y el magazine de la Santísima trinidad de los cuatro esquinas

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www.cinosargo.cl.kz

Estas son sólo algunas de las muchas actividades, motivadas, realizadas y respaldadas por Cinosargo en este breve lapso. Sólo nos queda agradecer a nuestros lectores y desde luego a nuestros redactores por su comprormiso y pasión por el arte y la literatura. Cinosargo tiene la palabra!!!!!!!!!


viernes, 16 de enero de 2009

EL GOBERNADOR MENESES LISANDRO

1/16/2009 11:33:00 p. m.



Adolfo Couve

EL GOBERNADOR MENESES LISANDRO

( 1776 - 1794 )

Se era o no se podía. Y ser gobernador en tiempos de la Colonia significaba viajar con los sueños perturbados desde la Corte de España hasta este rincón de monumentales rocas en que la espuma se desgrana ensordeciendo playas. Esto es Chile desde el alba de los sueños. Cabeceando como digo, el galeón pesado le fue zurciendo el destino con mañanas azules de agua, confundiendo trozos de paño, gaviotas y nubes.

Lo que sí buscaba Meneses en estas tierras era desaparecer. Durante la travesía se traicionaba revisando con demasiado celo las cerraduras de sus baúles.

--¿Cómo puedo cuidar todo esto con tal esmero?

Y una noche en que el mástil iba de una en otra estrella el pobre tuvo que aferrarse a las jarcias porque la fiebre lo consumía. Su ayuda de cámara no tuvo la gentileza de alcanzarle ni siquiera un vaso de agua y el enfermo se vio en la obligación de traerla él mismo diseminándola a lo largo del pasillo.
Cuando el futuro gobernador del Reyno se inclinaba ante el abismo, lloraba.

Una temporada del aprendizaje la hizo en el castillo Lubke de Bruselas. Rememoró las tardes en que el sol se hacía permanente en el calor que, después de ido, despedían las piedras. Esto era reposo y también abandono. Porque todo se quebraba cuando a las ocho en punto los criados salían centellando el espacio con candelas a buscarlo. Le hallaban bañado en sudor, la gorguera abierta y la peluca en la mano. O también se quitaba sus zapatos de tacón escarlata y en medias corría libre por los prados entre pinos que recordaban la nieve. Las volteretas de Meneses eran celebradas por la soldadesca y por los rufianes de cocina. Estos decires o, como se pretendía, estas recitaciones le conmovían de tal forma que prodigaba lamentos como lobo de cuento.

Los otros licenciados que habitaban el castillo reían del futuro gobernador y una vez engrudaron un papel en su silla para que Meneses al levantarse se llevara en el trasero un cartelón profano.

Quizás ese invierno resultó un tanto extremo para la sensibilidad de Meneses. Los ataques virulentos de sus compañeros y sus continuos fracasos en materia de retórica dieron motivo a que se le llamara despectivamente "el indiano". El señor Lauvan, su maestro de articulación y dicción, le golpeó tan brutalmente una mañana que el puntero se hizo añicos y Meneses cayó sobre el gran mapamundi abriéndolo como una naranja. Entonces Lauvan (perro negro) fingió toda suerte de improperios y reventó varias carreras de posta para hacer circular por todas las cortes de Europa el reproche al futuro gobernador. Así Meneses se presentó a los exámenes finales con una venda que le cruzaba el rostro de parte a parte. Claro, es cierto que una mano severa y misteriosa cogió a Lauvan del cuello y lo sumió en la tiniebla gotereante de un calabozo de caserna.

No todo fue tragedia. Vino el mes de julio y las fiestas de verano para los licenciados. Había que pulsar la vida. Tal vez fueron los viajes estivales los que dejaron en Meneses la impresión equívoca de que en Suiza no había nieve. En Aigle, uno de los pueblos que sueñan al reflejo de esos lagos, Meneses hizo curiosa amistad con una mujer que intentaba cruzar la frontera vestida de hombre. Y cuando el gobernador en las podridas casas de barro de la Calle del Rey en Santiago brujuleába una caja de rapé con música de cuerda, narraba aquella aventura a sus íntimos, acudiendo a menudo durante el relato a espiar si la servidumbre no escuchaba.

Aigle se vio descender una mañana repleta de cúpulas y agujas que indicaban amor de ilustre solemnidad. Meneses se replegó contra una pilastra y aspiró profundo un gran ramo de clavelinas descoloridas que apretaba en la mano.

Ni en los días más encarcelados del gobernador, cuando desde las tejas llovía a raudales, Meneses suspiró el nombre de su amada. Porque los años de su gobierno fueron barrientos y aguados en forma. Todo el temporal cargado a las mañanas que iluminaban la cantidad sin fin del agua.

Lo que se dio en llamar "el arrebato de Meneses" ocurrió en agosto de un año que a duras penas pudo sobrellevar la población de Santiago. Parece ser que el gobernador estaba de visita en las riberas del Mapocho. Su tricornio negro, la única sombra a la redonda, y la coleta perfumada hacían una paloma inerte con la gran cinta de lazo. Las piedras y el lodo dejaron la silla de manos volteada a la orilla y Meneses embarrado hasta la cintura entró en las aguas. Los faldones flotaban, sacándose el tricornio lo lanzó fuera, junto con el bastón de mando y rasgándose la pechera mostró su torso a las encomiendas de indios que modelaban el puente. Un capitán de la guardia disparó el potro a las aguas y cogió al gobernador de un brazo:

--¡Déjame, puerco a sueldo!
--¡Señor gobernador!

Entonces la encomienda silenciosa le arrastró como de corcho y entendieron su triste intento de convertirse en agua torrencial y veloz sin freno. Le rodearon y con cuidados sumos lo llevaron hasta la silla de manos, que esta vez no sólo dos palafreneros condujeron, sino todo un pueblo compadecido.

Dicen que luego de este intento Meneses nunca más fue el mismo, sino otro más vivaz a veces, pero corrompido. Sus "veladas negras" tuvieron lugar todas las noches. ¿Qué albergaba Meneses en su pecho la mañana del suicidio? Un río y uno de aquellos asuntos peliagudos que todos ocultan.

La noche del disparate, calzado de seda, guantes a tono y brocato de Flandes. La calesa emergió de la esquina y el gobernador con antifaz y abanico de plumas mantuvo el rostro de perfil como haciendo friso con sus cuitas al pórtico del solar. Cuando todo estuvo a punto, una candela se extinguió y alguien zamarreó a un mendigo muerto. La vía estaba abierta. Meneses, perfumado, no pudo trepar al coche.

La gordura, pero sobre todo el temor a desclavar el tacón de fieltro, hizo que su ayuda de cámara le empujara con el odio con que se apoya la mano en la espalda del amo.
No sabía Meneses partir sin advertir algún detalle. Forcejeó el pestillo de la portezuela y asomando otra vez su enorme rostro todo circundado de pequeños y coquetos roscos, abundante en postizos, cintas y pasacintas, con una mano diminuta y tras la frontera de la ventana agitó un guante.

El sirviente puso un pie en la rueda y acercó tanto su rostro al de Meneses que ambos se tentaron de la risa. El uno de los polvos, el otro de la grasa. Y partió saltando entre adoquines, inclinada la calesa.
Amor perdido, el sol te aleja.

Veraneaba la familia del gobernador en la hacienda de "El Peumo", a quince mil millas de Dichato, después de las cuesta de los Olmos, en donde el camino se bifurca terminando uno de los tramos en la hacienda y el otro en las dunas de Ocaña. Famosa zona de los melones y de la miel de bellotas. Toda aquella comarca que dicho por Meneses Lisandro era "un macizo de flores y el cielo un espejo de aguas".

Hacían el viaje en carretas de bueyes enjaezados con lirios marchitos y coronas de fresno, rosetones de hortensias y atochados y retoques de cintas de alhelí. Anhelaba la mujer de Meneses, doña Sancha Zumán del Alcántara, que los toldos de lana fueran tejidos con hebras teñidas. Junto a las viandas llevaban los cubiertos de Meneses y en la humedad de una hoja gigante de parra unas cuantas brevas frescas.

El tenedor labrado y la cuchara fueron obsequio del rey de España. No es que a Meneses le disgustara comer con utensilios y que prefiriera las manos; lo que acontecía es que este presente le traía malos recuerdos.

Estaba el rey airado, esto tuvo lugar en Barcelona. El monarca de pie, enfundado en pieles, miraba con odio a las aguas y éstas al verse humilladas en vez de levantarse agresivas se rebelaban mojándolo todo con fina llovizna. El rey tenía el rostro vuelto a un lado y desde donde aguardaba la corte nadie escuchaba sus blasfemias que quizás eran pequeñas oraciones. Hizo llamar a un consejero que le entregó el estuche de los cubiertos y después hizo llamar a Meneses y sin decir palabra le alargó el presente. Meneses hincó una rodilla en tierra y le besó la mano, que el rey retiró con violencia. La corte le abrió paso y Meneses con el estuche apretado contra el pecho se alejó suspirando. Se volvió una sola vez, pero el rey permanecía en idéntica actitud.

Cuando las candelas alborotaban las casonas de Santiago, mil montes y senderos lejos de España, mil bosques tupidos y mil silencios, en una adobe, con un clavecín pintado, en medio del sarao con mistelas y pajaritos, Meneses, orgulloso, hacía gala de sus cubiertos que todos admiraban por ser regalo de un rey. Y en el cristal de su copa, Meneses recordaba el molo de piedra, la llovizna del mar y también a ese monarca.



miércoles, 14 de enero de 2009

PREMIO LAGAR CONCURSO NACIONAL DE LITERATURA GABRIELA MISTRAL

1/14/2009 01:03:00 p. m.

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PREMIO LAGAR
CONCURSO NACIONAL DE LITERATURA
GABRIELA MISTRAL
MENCIONES ENSAYO Y POESÍA
La Serena, Región de Coquimbo,
Chile.-



La Sociedad de Creación y Acciones Literarias Región de Coquimbo (SALC.), con el Patrocinio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Región de Coquimbo y el Financiamiento del Gobierno Regional de Coquimbo, convoca al PREMIO LAGAR; Concurso Nacional de Literatura, en Homenaje a Gabriela Mistral, en el ámbito de Ensayo y de Poesía.


BASES:

1.- En este concurso podrán participar chilenos y chilenas, que se encuentren en el territorio nacional o en el extranjero. También, pueden participar extranjeros con más de diez años de residencia en nuestro país.

2.- El Premio Lagar, comprende los Géneros Poesía y Ensayo. El autor podrá participar en ambos, y con la cantidad de trabajos que considere pertinente, de acuerdo a las bases para cada Género. Cada participación debe ser independiente, y enviada o entregada en sobre aparte.

3.- Los trabajos deberán ser rigurosamente inéditos para ambos Géneros. Este punto comprende, además, que no hayan sido publicados a través de ningún medio escrito o virtual, ni en forma parcial. Tampoco, podrán estar comprometidos con otros concursos o publicaciones.

4.- El Género Poesía es libre. El Género Ensayo es: “Gabriela Mistral y la Identidad de la Región de Coquimbo”.

5.- En el ámbito del Género Poesía deberá presentar un poema o un conjunto de poemas. La propuesta no podrá ser superior a trescientos versos o líneas, ni inferior a doscientos versos o líneas. Deberá ser presentada en carillas tamaño carta; mecanografiadas por una sola cara a doble espacio, o digitadas computacionalmente, letra Times New Roman 14.

6.- En el ámbito del Género Ensayo, la propuesta sólo se referirá al tema señalado en el articulo cuatro(4). Esta propuesta deberá presentar un texto unitario, no superior a diez carillas tamaño carta por una sola cara, ni inferior a cinco carillas, a doble espacio, o digitadas computacionalmente, letra Times New Roman 14.

7.- La obra se debe enviar grabada en un disco compacto, más cuatro(4) ejemplares, debidamente anillados y en la tapa la identificación correspondiente: Nombre de la obra, Seudónimo del autor, Género en el que participa, y si el autor es menor de 18 años deberá consignarlo en dicha tapa, con el fin de ser considerado para el Premio Joven.

8.- El C.D. y los ejemplares deberán ser enviados en un sobre debidamente cerrado a: Premio Lagar, Concurso Nacional de Literatura Gabriela Mistral; Sociedad de Creación y Acciones Literarias Región de Coquimbo (SALC.), Casilla Nº 668, Correos de Chile, La Serena. También, pueden entregarse en las siguientes direcciones: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Región de Coquimbo, Matta nº 695, La Serena o Librería Macondo, locales 108 & 239, Edificio La Recova, La Serena. Al interior de este sobre, adjuntar otro más pequeño, también debidamente cerrado o lacrado, que contenga en su interior: Nombre verdadero, Rut., Domicilio, Teléfono, Correo electrónico (si lo tuviese), Nombre de la obra y su correspondiente Seudónimo. En la parte exterior, de este sobre pequeño, sólo debe llevar el Nombre de la Obra y el Seudónimo.

9.- El plazo de recepción vence impostergablemente el día jueves 30 de abril de 2009. Para los envíos de correo se considerará la fecha del matasellos.

10.- Los jurados del Premio Lagar serán destacados escritores de Latinoamérica, los cuales serán dados a conocer oportunamente. Éstos podrán deliberar personalmente o por vía Internet, y participarán en el Acto de Premiación, a realizarse a finales del mes de mayo de 2009, en la Región de Coquimbo. Este concurso no podrá ser declarado desierto, en algunos de sus premios ni en su totalidad.

11.- El Comité Organizador de SALC. está conformado por los escritores: Dina Moreno Astudillo, Oriana Mondaca Rivera, Alicia Mondaca Rivera, Arturo Volantines Reinoso, los cuales resolverán las cuestiones correspondientes al desarrollo de este concurso. Arturo Volantines Reinoso es el Ministro de Fe y Responsable Legal del Concurso; Rocío Alcayaga Mondaca es la Secretaria Ejecutiva del Concurso y Eva Carolina Tapia Cortés es la asistente de SALC. Los correos para consultas son: creacionyaccionesliterarias@gmail.com, premiolagar@gmail.com

12.- Los premios en el Género Poesía son:

a) Primer Lugar: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 1.000.000.

b)Segundo Lugar: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 500.000.

c) Tercer Lugar: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 300.000.

d) Premio Joven: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 500.000.

e) Menciones Honrosas: Diploma de Honor. Las que el jurado estime conveniente hasta tres(3).

13.- Los premios en el Género Ensayo son:

a) Primer Lugar: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 1.000.000.

b) Segundo Lugar: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 500.000.

c) Tercer Lugar: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 300.000.

d) Premio Joven: Estatuilla Premio Lagar, Diploma de Honor y $ 500.000.

e) Menciones Honrosas: Diploma de Honor. Las que el jurado estime conveniente hasta tres(3).


14.- El Premio Joven, en ambas categorías, se otorgará a menores de 18 años, —que lo señalaron expresamente, de acuerdo al articulo siete(7)—, y que sacaron el puntaje más alto en ambos Géneros. Si estos autores jóvenes obtuvieran un puntaje que les permitiera acceder a los otros premios, este premio especial se suma.

15.- Las obras ganadoras, de ambos Géneros, serán publicadas en un texto. La participación en este concurso conlleva la autorización total de los autores a SALC. para dicha publicación, cuyos derechos de autor, se cancelarán con ejemplares del mismo libro, equivalente al proporcional de los autores y editores relacionados.

16.- Los premios serán entregados a finales del mes de mayo de 2009, en un Acto Solemne, Oficial, como parte de un Homenaje a Gabriela Mistral, concordado con las autoridades correspondientes de la Región de Coquimbo.

17.- Los trabajos presentados al Premio Lagar no serán devueltos, ni serán utilizados para fines ajenos a este concurso. Se realizará un registro de las obras recibidas con sus correspondientes seudónimos.